Ser amigo de uno mismo, amándose cada día más y sin miedo a ser uno
mismo constituye la base para potenciar la autoestima y la seguridad.
Ese sentimiento de aceptación y aprecio hacia uno mismo definido como
autoestima es considerada un factor fundamental para una buena salud
mental y bienestar emocional.
Diversos psicólogos como W James, M. Mead o K. Horney han coincidido
al describirla en función de la atribución aprendida de la valía propia.
Rogers (1961) la concibe como una “internalización”
de las actitudes que el sujeto percibe hacia él tanto si son propias
como si proceden de los otros y considera que la autoestima es una
actitud, es la forma habitual de percibirnos, de pensar, de amar, de
sentir, y de comportarnos con nosotros mismos.
¿ Es posible tener todos una autoestima elevada?
Una buena autoestima se logra cuando tenemos una imagen mental
adecuada, coherente y no crítica y cuando la persona aprende a valorarse
a sí mismo y a tener autoconfianza.
Todos los individuos necesitan tener una autoestima saludable,
independientemente del sexo, edad, cultura, trabajo y objetivos en la
vida.
Las personas que se encuentran bien consigo mismas suelen sentirse a
gusto en la vida, son capaces de afrontar y resolver con seguridad los
retos y las responsabilidades que ésta les plantea. Por el contrario, la
baja autoestima
es una fuente permanente de inseguridad e insatisfacción personal y se
considera como un importante factor de riesgo para el desarrollo de
numerosos problemas psicológicos tales como trastornos de la
alimentación, depresión, ansiedad, entre otros.
Pero, ¿cuál es nuestra verdadera imagen?
Todos tenemos una imagen de nosotros mismos. Una imagen formada
durante nuestra infancia, basada en la visión del ambiente que nos
rodea, en nuestras relaciones y en las experiencias y pensamientos que
incorporamos como referentes.
Para José Vicente Bonet, del Centro Arrupe (Valencia), Director del
Aula de Psicología del Centro Arrupe en Valencia “la persona que se
autoestima suficientemente posee, en mayor o menor grado, las siguientes
características:
• – Aprecio: De sí mismo / a como persona, independientemente de lo
que pueda hacer o poseer, y de todo lo positivo que hay en ella:
talento, habilidades, cualidades…corporales o mentales.
• – Aceptación: Tolerante y esperanzada de sus propias limitaciones,
debilidades, errores, fracasos, y deseo, sin angustia, de crecer y
mejorar.
• – Afecto: Hacia sí misma, en paz con sus pensamientos y con su cuerpo.
• – Atención: y cuidado de sus necesidades reales físicas, psicológicas, intelectuales, emocionales, etc.
• – Autoconsciencia de sus procesos de cambio interior”.
En el ámbito laboral una persona con baja autoestima no será
productiva mientras que una autoestima saludable favorece la
comunicación interpersonal y facilita la aceptación de los procesos de
cambio. El trabajo es un camino de superación personal y se pueden
elevar los niveles de autoestima desechando ideas o conceptos erróneos
sobre cada uno y reemplazarlos por otras ideas o pensamientos que ayuden
a adquirir seguridad.
Lo que pensamos de nosotros constituye nuestra verdadera identidad y
es reconociendo nuestras virtudes y valorándonos cada día más lo que
ayuda a construir una imagen sana y segura de nosotros mismos.
“Debemos formar modelos perfectos en el pensamiento y mirarlos
continuamente, o nunca los tallaremos en vidas grandes y nobles”,
escribió la pensadora espiritual Mary Baker Eddy.
Lo que impulsa nuestro sentido de identidad es nuestra manera de pensar y actuar.
Una clave importante para nuestra libertad mental radica en el hecho
de aceptar y comprender que todo lo que realmente somos lo constituye el
Amor. Es nuestra esencia, nuestra experiencia. El Amor es la sustancia
de lo que somos y define cada aspecto de nuestro ser y de nuestra vida.
Mejorar la autoestima depende de nosotros mismos y de la posibilidad de estar bien consigo mismo y con los demás.
fuente:aqui
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