Nuestro trabajo espiritual es como una escalera hacia nuestro ser
perfeccionado. Incluso si hemos logrado subir un escalón, siempre hay
otro. Un nuevo desafío. Más transformación.
Estar satisfecho con lo que hemos alcanzado sólo generará
estancamiento en nuestro crecimiento espiritual. En un camino
espiritual, es saludable tener una conciencia de urgencia; preguntarte a
ti mismo constantemente: “¿Qué más podría estar haciendo?”.
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