Es el cuarto estado de consciencia.
Está el dormir, el sueño, y el estado de
vigilia. Esa es una limitación para nosotros. Pero hay un cuarto
estado, que es llamado por muchos nombres; la realidad absoluta, la conciencia pura, el nirvana, el vacío, muchos otros nombres…
La mayoría de las personas nunca llegan a
ese estado en esta vida, porque no lo conocen. Están satisfechos con el
dormir, la vigilia y el sueño.
Hay personas que tienen miedo de ir a
otro estado porque creen que tienen que renunciar a algo. Piensan que
van a perder algo si experimentan otro estado de consciencia. En
realidad, no pierdes nada. El cuarto estado es simplemente consciencia
expandida.
Imagina que estás mirando a través del
ojo de una cerradura y todo lo que puedes ver a través del ojo de la
cerradura es a alguien que es asesinado por otra persona. Ves a un
hombre matar a una mujer a través del ojo de la cerradura, y todos tus
conceptos giran en torno a eso. Así es como vemos el mundo, a través del
ojo de una cerradura. Vemos una parte de la imagen.
Pero digamos que abres la puerta en vez
de mirar por el ojo de la cerradura. Podrías mirar hacia la izquierda, y
ver tal vez en una vida anterior a la mujer matando al hombre. Es a la
inversa.
Ahora, en esta vida el hombre está matando a la mujer, y entenderías lo que está pasando. De ahí irías hacia adelante.
Podrías mirar a la derecha y ver que los
dos están juntos de nuevo, riendo y pasando un buen rato, y te darías
cuenta de que nadie ha matado y nadie ha muerto. Es todo un juego.
Podrías ver el cuadro completo. Pero
mientras estés mirando sólo a través del ojo de la cerradura vas a tener
una visión limitada de las cosas y harás juicios parciales.
Es por esto que se nos dice que no juzguemos, porque sólo tenemos una imagen limitada.
Cada cosa que ves en tu vida, la estás
mirando a través del ojo de una cerradura. Cuando despiertas, la puerta
se abre. Eso es todo.
Entonces comprendes por qué todo está sucediendo, y de dónde viene.
Esta es la razón por la cual los sabios
permanecen tan tranquilos y nunca reaccionan ante nada. No es porque no
les importe. Ellos ven la imagen completa. La puerta se ha abierto para
ellos. Y luego ven la imagen final, y se ríen de todo el juego. Porque
nadie ha perdido nada y nadie ha ganado nada.
La mayoría de la gente reacciona a todo
lo que oyen, ven, huelen, tocan y gustan. Siempre están enojados,
siempre están enfadados porque no están consiguiendo lo que quieren.
Esto es mirar a través del ojo de la cerradura.
Cuando comienzas a ir hacia adentro, cuanto te tomas tiempo para olvidarte un poco del mundo, y comienzas a preguntarte, “¿De dónde viene el mundo?” y empiezas a investigar dentro de ti mismo, “¿De dónde viene mi mundo? ¿Cómo se originó?” Al comenzar a hacer esto cada día, cada día, cada día, a medida que comienzas a cuestionarte a ti mismo, “¿Por qué he nacido?¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy pasando por esta experiencia? ¿Quién está pasando por esta experiencia?” cuanto más lo haces, y cuanto menos reaccionas a tus condiciones, más pronto despertarás.
Así que despertar no es algo que tienes
que buscar. Despertar no es algo que alguien te puede dar. Despertar es
tu verdadera naturaleza. Es tu verdadero Yo. Tú ya estás despierto, pero
crees que estás dormido. Crees que eres un ser humano, crees que todas
tus experiencias son reales.
Y si vas un poco más alto, crees que
todas tus experiencias son kármicas. Pero no hay karma, y no hay
experiencias. Tú eres brillante y resplandeciente tal como eres. Pero si
quieres jugar al juego del karma, puedes hacerlo. Es un juego.
Entonces, ¿de dónde viene el karma?
Lo creaste con tu mente. Tú creas tu propio destino.
Y sigues regresando una y otra vez, y
otra, y otra, y otra, y otra vez, teniendo todo tipo de experiencias,
hasta que en un siglo a partir de ahora, o mil millones de años a partir
de ahora, te cansas de jugar el juego. Y dices: “Espera un minuto. Me
parece que estoy dando vueltas en círculo. ¿Alguna vez se acabará?”
Y luego, finalmente, te preguntas,
“¿Para quién es el juego? ¿Quién cree en su humanidad? ¿Quién cree en
sus experiencias ? ¿Quién es el que parece sufrir o quién es el que
parece ser feliz?”
Recuerda que la felicidad humana y el
sufrimiento humano son dos caras de la misma moneda. No hay ninguna
diferencia. (Ley Universal de polaridad: cada cosa son polos opuestos de
una misma cosa). Uno se cansa de todo el asunto. Así que te planteas la
pregunta, “¿Para quién es este karma? ¿Para quién es este mundo? ¿Para
quién es este juego? ¿Quién tiene que pasar por estas cosas?”…
Pero en vez de hacer esto la mayoría de
la gente va a los psiquiatras, a los psicólogos, a los predicadores, a
los sacerdotes y demás, a buscar respuestas. Estamos buscando respuestas
por medios externos, y nunca puedes obtener una respuesta a tus
problemas o cualquier cosa del mundo, porque el mundo cambia
continuamente. Una vez la respuesta puede ser de una manera y en otro
momento la respuesta puede ser de otra manera, según las circunstancias,
dependiendo del momento.
La verdadera respuesta está dentro de ti
mismo. La solución está dentro de ti. Sin embargo lo haces
incorrectamente cuando estás tratando de resolver un problema con otro
problema, que es tu mente.
No puedes utilizar tu mente para
resolver un problema, porque para empezar tu mente es la causa del
problema. Y no puedes pedir a nadie más la solución, ya que están
utilizando su mente para darte la solución de lo que ellos piensan que
es correcto
.
La respuesta por supuesto es conocer tu Ser.
Cuando enfocas la atención en el Ser, el problema se resuelve automáticamente.
¿Cómo enfocas tu atención en el Ser?
Preguntándote “¿Qué soy yo?” o “¿Quién soy yo?”
Cuando algo sucede en tu vida que deseas
cambiar, no trates de cambiar lo que te está molestando, porque si lo
haces, va a surgir en otro lugar. Ve directo a la fuente.
“¿Cuál es la fuente de mi depresión?
Yo soy. Yo estoy deprimido.
¿Quién es el yo que está deprimido? ¿De dónde viene?”
Nunca respondas. Sólo ten una actitud de
escucha cuando haces la pregunta, y la respuesta viene y dices: “La
depresión viene a mí. Yo la siento. Yo la tengo”. Entonces tienes que
darte cuenta de que es el “yo” quien la tiene, porque acabas de decir
“yo la tengo”. Así que el “yo” tiene el problema, no tú.
Es siempre tu yo-personal el que tiene
el problema. No tiene absolutamente nada que ver contigo. Sólo la
comprensión de esto, te despierta.
“Yo” no es el Ser. El yo-personal es el ego.
Así que cuando dices: “Yo no me siento
bien, yo no me siento feliz, yo estoy preocupado”, o cualquier otra cosa
en la vida, incluso cuando dices “yo me siento bien, yo me siento
estupendamente”, sigues hablando de tu yo-personal. Y tu yo-personal es
parte del mundo de la dualidad. Por lo tanto, cuando dices “yo me siento
bien por la mañana”, la primera cosa que venga que no te guste vas a
decir “yo me siento mal”.
El yo está separado de ti. Tú no tienes nada que ver con el yo.
Cuando estés deprimido, cuando te
sientas de mal humor, cuando sientas que algo está mal, cuando te
sientas enojado, etc, pregúntate “¿Quién siente esto? Yo”. Y luego te
das cuenta de que, “yo, no tiene nada que ver conmigo”.
Tu perfección siempre está brillando. Tú
eres la consciencia pura. Tú no eres el yo-personal. Deja que el
yo-personal tenga todos los problemas que quiera. No tiene nada que ver
contigo. Pero observa por ti mismo, conviértete en testigo del hecho de
que el yo-personal tiene el problema, y no tú. Eso es todo lo que tienes
que hacer. Sólo observa y mira, inteligentemente, y ve de dónde viene
el problema.
Entonces te preguntas, “Si el
yo-personal tiene este problema y no yo, de dónde viene el
yo-personal?”. O puedes simplemente decir: “¿Quién soy yo?” o “¿Qué soy
yo?”
Nunca respondas, y te darás cuenta de
que algo muy interesante comienza a suceder cuando llegas a esa etapa.
Te darás cuenta de que comienzas a sentirte mejor y mejor y mejor, e
incluso comienzas a reírte de ti mismo.
¿Por qué?
Porque vas a la fuente de tu
yo-personal. Y la fuente de tu yo-personal es la realidad absoluta, la
consciencia. Lo que significa, que tu yo-personal no existe. Nunca
existió. Es una ilusión óptica.
Tú no tienes un yo-personal. Y si no
tienes un yo-personal no tienes ninguno de los problemas que vienen con
él. Esto significa que tú no eres el fenómeno cuerpo-mente. Tú no eres
el hacedor. No eres el sufridor. No eres la persona que crees que eres.
Ya que todas estas cosas están unidas al yo-personal, y si este yo
desaparece, todo desaparece con él, y tú devienes totalmente libre.
Entonces empiezas a sentir
omnipresencia, porque tu verdadero Ser no es personal. Tu verdadero Ser
es el Ser del universo. Tu verdadero Ser es todo. Todo es el Ser.
Te das cuenta de que tu cuerpo es una
especie de impresión en el Ser, pero no tiene poder por sí mismo. Ni
siquiera existe. El Ser existe. La consciencia existe por sí misma y no
como el cuerpo.
¿De dónde viene el cuerpo?
Si el cuerpo no existe, ¿por qué lo veo?
Pregúntate a ti mismo: “¿Quién lo ve?” y
volvemos de nuevo al yo-personal. Porque la respuesta es, “yo lo veo.
¿Quién soy yo?” Has vuelto otra vez al yo-personal.
Si el yo-personal se ha ido, no hay
cuerpo, no hay mente, sólo hay consciencia. Pero siempre que creas que
hay un cuerpo, hay un yo-personal.
Por consiguiente no puedes decir: “Yo
soy la consciencia apareciendo como un cuerpo”. Eso es erróneo. La
consciencia no aparece como ningún cuerpo. No tiene por qué. La
consciencia es siempre conciencia pura autosuficiente. Es algo de lo que
ni siquiera podemos hablar, porque no hay palabras para describirla. Es
algo que tienes que descubrir por ti mismo.
No tiene nada que ver con tu cuerpo. No
tiene nada que ver con tus experiencias. No tiene nada que ver con el
karma. No tiene nada que ver con Dios. No tiene nada que ver con el
universo. No tiene nada que ver con la auto-realización o la liberación.
Simplemente es. Y está más allá de nuestro pensamiento finito. No hay
palabras para describir el infinito.
Basta con que te deshagas de todos tus conceptos de cuerpo, mente y yo. Todo ocurrirá por sí mismo.
Tu trabajo consiste en eliminar el concepto del yo.
Tu trabajo consiste en deshacerte de la idea de que tú eres un cuerpo, y que eres una mente, y que eres un hacedor.
Prueba este experimento por la mañana,
cuando te levantes y acabes de abrir los ojos y salgas de la cama, no
pongas ninguna atención a ti mismo como un cuerpo. En otras palabras,
simplemente vuélvete totalmente consciente (mindful), al igual que se
enseña en el budismo. Obsérvate a ti mismo levantarte de la cama.
Obsérvate ir al baño. Obsérvate lavarte los dientes. Tu cuerpo hará todo
sin tu ayuda. Es solamente cuando te identificas con el cuerpo, o como
el cuerpo, que los problemas comienzan. Pero si no te identificas con el
cuerpo serás feliz. Porque la felicidad es tu verdadera naturaleza.
Realmente feliz. No feliz porque algo salió de la manera que te gusta.
Serás feliz-feliz por ninguna razón. Simplemente serás feliz.
Simplemente sentirás una alegría innata.
Tu cuerpo se ocupa de sus propios asuntos.
Cuando te sumerges totalmente en el Ser,
te conviertes en algo difícil de explicar, ya no eres tu cuerpo, has
entrado en el cuarto estado de consciencia, más allá de la vigilia, más
allá del dormir, más allá del soñar. Has expandido tu conciencia.
No tienes que tener miedo de perder algo si entras en el cuarto estado de consciencia.
Tu cuerpo seguirá siendo el mismo, en
cuanto a las apariencias se refiere. Harás un mejor trabajo que nunca
antes en tu vida. Serás más cariñoso. Serás más amable. Tendrás una gran
compasión en lo que a tu cuerpo se refiere. Sin embargo, te darás
cuenta de que, “Yo soy el Ser”. (“Yo soy”, es el Ser).
“Yo soy el que (yo) soy”. Quedará muy
claro para ti y harás que tu vida sea simple. No encontrarás ningún
defecto. No reaccionarás. Serás simplemente el Ser, y serás más feliz de
lo que nunca lo has sido en tu vida.
No hay nada que tengas que abandonar. No
hay nada que tengas que perder. Algunas personas piensan que te
volverás asqueado del mundo, y que te convertirás en un ermitaño. Eso no
es cierto.
Para volverte asqueado del mundo, tiene
que haber alguien ahí que se vuelva asqueado. Y si no hay nadie en casa
no puedes estar asqueado de nada.
Así que cualquiera que se acerca a ti y
te dice: “Yo estoy iluminado y odio el mundo. Ya no tengo nada que ver
con la gente. Voy a vivir ahora por mi cuenta”…, no puedes más que
sonreírles, y darte cuenta de que están peor de lo que estaban antes,
porque todavía hay ahí un yo-personal (ego).
Un ser auto-realizado puede estar en
cualquier lugar. No le importa el lugar donde vive. Puede estar en el
mercado y ser tan feliz como si estuviera viviendo en un ashram. No hay
ninguna diferencia.
Él está en casa en cualquier parte que
esté y siempre está lleno de alegría. Puede estar en Irak y ser
bombardeado. No le importaría. ¿Es bombardeado?, pues es bombardeado;
¿no lo es?, pues no lo es. No hay preferencias. Todo está bien y todo se
desenvuelve como debe.
Recuerda que tu verdadera naturaleza es
luz, consciencia. No estás tratando de ser auto-realizado, simplemente
quieres deshacerte de las cosas que te dicen que no lo eres.
Porque alguien te ha dicho, o has leído
en un libro, o debido a una práctica que has hecho, que para estar
liberado tienes que poner fin al sueño. Y te das cuenta de que todo es
ilusión y quieres que termine. Así que pones la práctica lo primero en
tu vida. Y lo primero en tu vida es lo que eres.
Si quieres liberarte y despertar a tu
Ser, entonces negarás todo lo que tenga que ver con el yo-personal
(ego). No trates de cambiar las cosas físicamente (mentalmente). Todo
comienza y termina en tu mente.
Comienza por preguntar o buscar el yo, ¿dónde se va cada noche cuando te vas a dormir?¿A dónde voy yo? ¿Y de dónde surge?
En cuanto te despiertas, en ese
instante, no hay yo, pero en cuanto tomas consciencia de todos tus
problemas, todas tus preocupaciones, todas tus cosas del mundo, el yo se
ha despertado. Yo siento esto, yo siento lo otro, yo siento todo.
¿Dónde estaba el yo antes de eso? ¿Adónde se fue antes de que
despertaras? Y cuando te estás quedando dormido, lo mismo, el yo te
abandona. ¿Adónde se fue? Y te quedas profundamente dormido sin el yo.
Cuando piensas en estas cosas, cuando
reflexionas sobre el yo, esto es pura meditación. Esta es la más alta
meditación, seguir al yo hasta su fuente.
¿Quién necesita esas cosas mundanas? ¿Quién sufre cuando se han perdido? ¿Y quién se siente feliz cuando las tienes?
Observa tus apegos. Sé consciente de lo que realmente eres.
Mira lo que más te molesta, lo que más
te enoja, lo que te hace enfadar, lo que te perturba. Obsérvate a ti
mismo. Y siempre date cuenta de que lo que le está ocurriendo al yo, no
eres tú. Tú no eres el yo. Eres consciencia. Eres la realidad absoluta.
Esa es tu naturaleza real.
Y la forma de descubrir tu verdadera
naturaleza es siguiendo al yo-personal hasta su fuente. Encontrar la
fuente de donde surge el yo, y encontrar la fuente donde el yo
desaparece. Al practicar estas cosas estás practicando pura meditación, y
serás libre.
Robert Adams
Fuente: Ha llegado la Luz
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