El ego nace a través de la brecha presente en la psique humana en la
cual la identidad se separa en dos partes a las cuales podríamos llamar
“yo” y “mí mismo”. Por consiguiente, todos los egos son esquizofrénicos,
para usar la palabra en su acepción popular de la doble personalidad.
Vivimos con una imagen mental de nosotros mismos, un ser conceptual con
el cual tenemos una relación. La vida misma termina siendo un concepto
separado de nuestra esencia en el instante mismo en que hablamos de ella
como “mi vida”. Tan pronto como decimos o pensamos en términos de “mi
vida” y creemos en lo que decimos (en lugar de ver la expresión como una
convención lingüística), habremos entrado en el ámbito de lo ilusorio.
De existir “mi vida”, inmediatamente se desprende que Yo y mi vida somos
dos cosas distintas, de tal manera que también puedo perder mi vida, mi
tesoro imaginario más preciado. La muerte se convierte en una realidad
aparente y en una amenaza. Las palabras y los conceptos dividen la vida
en segmentos separados carentes de realidad en sí mismos. Podríamos
incluso decir que la noción de “mi vida” es el delirio original de la
separación, la fuente del ego. Si yo y la vida somos dos, si estoy
separado de la vida, entonces estoy separado de todas las cosas, de
todos los seres, de todas las personas. ¿Pero cómo podría estar separado
de la vida? ¿Cuál “Yo” podría existir separado de la vida, separado del
Ser? Es completamente imposible. Por consiguiente, “mi vida” no puede
existir y no tengo una vida. Soy la vida. Yo y la vida somos uno. No
puede ser de otra manera. ¿Entonces cómo podría perder mi vida? ¿Cómo
podría perder algo que no poseo? ¿Cómo podría perder algo que Yo Soy? Es
imposible.
Eckhart tolle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.