¿Qué significa cuando se encuentran diciendo -o pensando- “Ya no puedo soportarlo más.”?
Todos hemos estado allí, sin embargo, estas palabras no significan lo
mismo para todos. Las personas llegan al límite de diferentes maneras,
según sus personalidades. Una persona que se opone a la presión tal vez
solo deje de responder por completo. Otra se cuece a fuego lento y luego
explota de repente. Todo depende de cómo se relacionen con el estrés,
porque se llega al límite cuando colapsa su capacidad para vérselas con
el estrés.
Todos usamos mucho la palabra estrés,
pero la mayoría de nosotros no hemos observado detenidamente nuestra
respuesta al estrés. En realidad, hay tres etapas.
Etapa 1: Son conscientes de estar bajo presión, pero todavía se sienten centrados y en control. Etapa
2: El estrés los tiene exhaustos. Tienen que hacer un esfuerzo consciente por no responder con ira, ansiedad, impaciencia o culpa.
Etapa 3: Ustedes no pueden soportar más y tienen un arrebato emocional que libera la tensión momentáneamente, pero los deja con sentimientos de bochorno y arrepentimiento.
Etapa 1: Son conscientes de estar bajo presión, pero todavía se sienten centrados y en control. Etapa
2: El estrés los tiene exhaustos. Tienen que hacer un esfuerzo consciente por no responder con ira, ansiedad, impaciencia o culpa.
Etapa 3: Ustedes no pueden soportar más y tienen un arrebato emocional que libera la tensión momentáneamente, pero los deja con sentimientos de bochorno y arrepentimiento.
En este caso, estamos hablando del estrés
crónico, del tipo que se acumula con el tiempo. Es diferente del estrés
agudo, que sucede una sola vez, cuando están en un accidente de auto,
por ejemplo, o escuchan malas noticias; los acontecimientos únicos
reactivan la respuesta al estrés, las hormonas asociadas con la
respuesta de lucha o huida. El estrés crónico se parece más a escuchar
una canilla que gotea. Primero lo notan, luego se irritan y finalmente
no pueden soportarlo más. Para cuando llegan a la Etapa 3, es hora de
reparar la pérdida.
Para algunas tensiones crónicas, la
solución es reducir o eliminar la causa que la originó. Un sorprendente
número de personas intentará soportar el estrés cuando tienen que tomar
medidas positivas para abordar el problema. No tomar acción es como
caminar durante días con una piedra en el zapato pensando: “Yo puedo
soportarlo. Sólo tengo que aguantar el dolor”, cuando lo que se requiere
es quitar la piedra. Si algo en su vida, su trabajo, una relación, un
problema financiero, está haciendo que lleguen al límite más de una o
dos veces, es necesario considerar seriamente realizar un cambio
significativo. Aceptar el estrés crónico es malo para la mente y el
cuerpo. La respuesta del cerebro al estrés no está preparada para ser
activada constantemente, y la presencia de las hormonas del estrés como
la adrenalina y el cortisol durante un período prolongado desequilibra
toda su fisiología.
Si no pueden cambiar su situación
–necesitan el ingreso proveniente de ese trabajo, por ejemplo- la
estrategia más eficaz para disminuir el estrés crónico es el equilibrio.
Esto comienza en la Etapa 1, cuando se sienten centrados y en control:
Ustedes ya están superando el estrés al permanecer equilibrados. Lo
importante es aprender la forma de permanecer allí. Si pueden hacer eso,
sucederán dos cosas. En primer lugar, no llegarán al límite. En segundo
lugar, en caso de llegar al límite (Etapa 3), se centrarán y volverán a
estar de nuevo en control mucho más rápido. Ambos son resultados
deseables.
¿Y cómo lo logran? Todo sucede en la
consciencia. Tienen que aprender lo que se siente el permanecer
centrados. Necesitan valorar este estado. Necesitan entrenar a su
cerebro para que permanezca ahí.
Sentirse centrados tiene un conjunto de
sentimientos asociados a eso. Físicamente, están en calma, pero no
aburridos ni cansados. Dentro de su calma se sienten alerta y animados,
con más que suficiente energía para hacer lo que tienen que hacer.
Durmieron bien. Su estado de ánimo es bueno. Si ponen su atención en el
centro de su pecho, en la región del corazón, hay una sensación de
apertura. No les duele nada en ninguna parte del cuerpo.
Ahora bien, todos hemos experimentado ese
estado. No es tanto la felicidad tanto como contentarse con solo estar
aquí. Se podría pensar que todo el mundo valora semejante sensación
básica, primordial, de comodidad, pero muchos de nosotros no lo hacemos.
En vez de eso, queremos ser estimulados. Corremos tras la emoción, las
distracciones e incluso el próximo estrés. Sólo nos sentimos vivos
cuando hemos escapado de nosotros mismos.
La cultura moderna se creó para reforzar
este tipo de existencia inquieta. Glorifica la acción por sí misma, de
manera que el reposo se siente como una renuncia. Uno oye de personas
que afirman prosperar en el estrés, que viven de las emociones y
necesitan apenas cuatro horas de sueño. Sin embargo, la realidad es muy
distinta a la imagen. Ser capaces de permanecer centrados, distendidos y
presentes es el estado óptimo de equilibrio de la mente y el cuerpo.
Estar demasiado estimulados, incluso por sentimientos positivos, es
estresante y malo para la salud.
Su cerebro es utilizado para el estilo de
vida que siguen y se ha adaptado a él. Así que si se presionan hasta
perder el equilibrio, el mecanismo del cerebro para volver a
equilibrarse se desgasta con el tiempo. Este mecanismo es muy poderoso-
cada célula en el cuerpo quiere estar equilibrada- pero lo desafiamos al
tener varios malos hábitos. Aquí está una lista de hábitos que conducen
al desequilibrio. Vean si es la que mejor describe su estilo de vida.
Llevar al desequilibrio
1. Trabajan hasta que se sienten exhaustos.
2. Soportan mucho estrés en el hogar o en el trabajo.
3. Buscan distracción con horas de televisión, video juegos o surfeando la internet.
4. Una vez que empiezan a trabajar en algo, se concentran intensamente, levantándose rara vez para moverse un poco.
5. Se toman su vida muy en serio, sin sentido del humor.
6. Recargan su tiempo con demasiadas cosas.
7. Son adictos a estar ocupados.
8. Se inquietan y preocupan.
9. Constantemente están enviando mensajes de texto, correos electrónicos y controlando cosas.
10. Encaran todas las exigencias en su vida con múltiples tareas
11. Su dieta está cargada de azúcar, grasas y alimentos procesados.
12. Comen de prisa, a veces a la carrera.
Todos estos comportamientos entrenan al
cerebro en la dirección equivocada, llevándolo hasta el límite, si la
presión se mantiene por suficiente tiempo. Por desgracia, hay millones
de personas cuyas vidas consisten en hacer todas o casi todas estas
cosas, creyendo a veces que en realidad están haciendo algo bueno para
sí mismos. Confunden el estrés con la estimulación y, en el fondo, la
última cosa que quieren hacer es encontrarse a sí mismos en un estado de
simplemente ser. Consideren el fuerte contraste cuando entrenan su
cerebro para que los mantenga en equilibrio.
Para mantenerse en equilibrio necesitan
revertir estos comportamientos. Los pequeños cambios hacen la
diferencia, pero presten atención a los cambios que no son tan pequeños,
como dormir lo suficiente (sin drogas), encarar su ira y ansiedad antes
de que estallen, moverse durante el día, hacerse tiempo para jugar,
comer sensatamente y simplemente estar consigo mismos.
Como puede ver, la prevención es el mejor
remedio. Llegar al límite significa que han cruzado a la zona roja, de
la que es difícil regresar. Ustedes no van a llegar a su zona roja si
aplican los hábitos de cuidarse a sí mismos que acabo de enumerar. La
elección es realmente suya. La investigación médica ha validado
ampliamente que estar en equilibrio es la manera más sana de vivir.
Pasen las próximas dos semanas volviendo a equilibrarse. Se sorprenderán
y quedarán satisfechos con los resultados.
Título en ingles: What to Do When You’ve Reached Your Breaking Point
Traducción: Susana Peralta
Traducción: Susana Peralta
fuente: aqui
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