Cuando el infortunio llega a nuestra puerta ¿por qué sentir pánico,
estrés o preocupación cuando podríamos escoger emocionarnos por la
oportunidad que se nos otorga?
El infortunio no es algo malo si nos motiva a cambiar. Cualquier
dolor, cualquier carencia o negatividad es una señal roja intermitente
de que algo está mal. Al encontrar lo que está mal (no sólo en el
exterior, sino en el interior) podemos corregirlo y recibir abundancia
de bien.
Podemos tomar nuestros desastres y transformarlos en algo bueno, pero en realidad depende de nosotros.
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