Generalmente cometemos el error de etiquetar nuestros rasgos
destructivos como “nuestra negatividad”. Pero la verdad es que la
negatividad ¡no es realmente nuestra en primer lugar!
Nuestra verdad real es nuestra alma. Su esencia no puede ser tocada o
manchada por alguna impureza, oscuridad o ego de ningún tipo. Depende
de nosotros adentrarnos en ella.
La próxima vez que escuches la voz negativa susurrando en tu oído, recuerda… Esa voz no eres realmente tú.
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