¿Te duele la cabeza a menudo y no sabes por qué?
A veces, aunque tomes un analgésico, el dolor de cabeza persiste.
¿En las últimas semanas el dolor de cabeza se ha convertido en tu compañero permanente?
En esos casos, el dolor de cabeza podría ser emocional, podrías ser tú mismo quien lo causa.
De hecho, el dolor de cabeza es uno de
los trastornos del sistema nervioso más comunes: se estima que un 47% de
los adultos han sufrido por lo menos una cefalea a lo largo del último
año. No obstante, existen diferentes tipos de dolor de cabeza, aunque el
más común está vinculado con nuestro estado emocional, con las
tensiones cotidianas. ¿Qué se encuentra realmente detrás de esos dolores
de cabeza continuos que a veces nos dejan fuera de combate?
La cefalea tensional
La cefalea tensional es el dolor de
cabeza más común. Ataca aproximadamente al 70% de la población, lo cual
indica que en algún que otro momento, es probable que la hayas sufrido.
Lo usual es que comience en la adolescencia y es más común en las
mujeres.
¿Cuáles son sus síntomas principales?
– El dolor persiste durante varias horas
pero en ocasiones puede durar incluso varios días. En algunos casos
puede llegar a convertirse en un problema crónico y altamente
discapacitante. De hecho, si el dolor de cabeza aparece al menos dos
veces a la semana durante algunos meses, puede catalogarse como crónico.
– Sensación de opresión en la cabeza, se trata de un dolor sordo, no pulsátil.
– El dolor es generalizado; es decir, no se concentra en una sola parte de la cabeza sino a ambos lados. Aunque generalmente se irradia hasta el cuello y los hombros.
– No causan náuseas ni vómitos.
– Sensación de opresión en la cabeza, se trata de un dolor sordo, no pulsátil.
– El dolor es generalizado; es decir, no se concentra en una sola parte de la cabeza sino a ambos lados. Aunque generalmente se irradia hasta el cuello y los hombros.
– No causan náuseas ni vómitos.
Esta cefalea suele estar provocada por
problemas de índole osteomuscular en la zona del cuello, sobre todo
debido a la tensión o contracción de los mismos. Como consecuencia, el
dolor de cabeza tensional tiene un alto componente emocional ya que
normalmente reaccionamos al estrés, la ansiedad o incluso la depresión
con una tensión corporal.
¿Cuál es la relación entre las emociones y el dolor de cabeza?
A lo largo de una jornada experimentamos
muchas emociones, aunque no siempre somos conscientes de ello y, por
supuesto, no todas son beneficiosas. La tensión provocada por un
contratiempo, la ansiedad, la ira y la tristeza no solo inciden en
nuestro estado de ánimo sino que también generan cambios a nivel
metabólico.
Por ejemplo, se conoce que el estrés
genera grandes picos de cortisol, una hormona que provoca cambios
fisiológicos tales como un aumento de la presión arterial, una mayor
tensión muscular y una dilatación de las venas. Además, cuando estamos
tristes, ansiosos o tensos, disminuyen los niveles de endorfinas, unas
hormonas vinculadas con la relajación que pueden prevenir la aparición
del dolor de cabeza. A la misma vez, disminuye nuestra tolerancia
emocional ante los problemas y nuestro umbral del dolor disminuye. Todos
estos cambios a nivel físico y emocional causan el dolor de cabeza o lo
acentúan.
En realidad, cada una de las emociones
que experimentamos provoca cambios en nuestro cuerpo que se expresan a
través de diferentes señales. Muchas de las emociones negativas se
expresan a través del dolor físico y son una señal de alarma. Por eso,
en ocasiones en vez de tomar simplemente un analgésico para aliviar el
dolor, deberíamos preguntarnos qué está sucediendo.
Ese dolor de cabeza emocional es un signo
que nos indica que debemos hacer un alto en nuestro estilo de vida
cotidiano y replantearnos algunas cosas. Quizás estás trabajando más de
lo que podría considerarse saludable, o te estás tomando alguna
situación a la tremenda, o simplemente necesitas tomarte una pausa. De
cualquier forma, el dolor de cabeza emocional no es algo que se deba
obviar.
¿Cómo evitar el dolor de cabeza emocional?
Una pista nos llega de un estudio
realizado en la Universidad de Ohio en el que se analizó el rol de los
factores emocionales en la aparición del dolor de cabeza recurrente.
Después de analizar a 291 personas, 117 de las cuales sufrían dolores de
cabeza a menudo, descubrieron que estas estaban sometidas a situaciones
cotidianas muy estresantes que escapaban de su control.
No obstante, lo más interesante es que
las personas que no sufrían dolores de cabeza recurrentes, también
vivían algunas de estas situaciones. Sin embargo, utilizaban estrategias
de afrontamiento más eficaces y le restaban impacto emocional a los
problemas. Al contrario, quienes sufrían dolores de cabeza, tendían a
culparse por los problemas y a recluirse en sí mismos, negando la ayuda
que les brindaban otras personas. Esto nos indica que no son las
situaciones en sí las que provocan el dolor de cabeza sino nuestra
interpretación de las mismas y nuestra reacción emocional ante ellas.
De hecho, no es el único estudio que ha
llegado a estas conclusiones. Psicólogos de la Universidad de
Missouri-Saint Loui les dieron seguimiento a más de 500 jóvenes durante
un periodo de seis meses y notaron que aquellos que reportaban más a
menudo dolor de cabeza también eran quienes tenían mayores niveles de
ansiedad y una tendencia a la victimización. Cuando la ansiedad y el
sentimiento de culpa disminuían, también lo hacían los dolores de
cabeza.
Por tanto, para evitar el dolor de cabeza emocional es necesario que:
1. Desarrolles un locus de control
interno, lo cual significa que debes dejar de culparte y comenzar a
tomar el control de tu vida, allí donde puedas.
2. Aprendas a manejar las emociones
negativas, como la ira, de manera que no se acumulen y no te dañen. Para
lograrlo, el primer paso es reconocerlas, vivenciarlas y, por último,
dejarlas ir. La técnica “las hojas del río” te resultará muy útil.
3. Reencuadres los problemas,
percatándote de que las situaciones en sí mismas no son estresantes, es
el significado que les confieres. Es de gran ayuda que aprendas a
distanciarte emocionalmente de las situaciones, como si fueras un
espectador externo.
4. Destines cada día al menos dos horas a
la relajación. Puedes practicar meditación, ejercicios de respiración o
incluso escuchar música tranquilamente o leer un buen libro. Lo
importante es que durante ese tiempo liberes tu mente de los problemas
cotidianos.
5. Dejes de rumiar las preocupaciones y
en su lugar, adoptes una actitud más proactiva. Es importante que seas
consciente que pensar en los problemas una y otra vez no lo solucionará.
En su lugar, debes esforzarte por encontrar soluciones y ponerlas en
práctica.
Fuentes: rinconpsicologia.com, lareconexionmexico.ning.com
fuente: aqui
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