sábado, 19 de marzo de 2016

Cómo nos manipulan los supermercados y que hacer para contraatacar

 
Cuando vas de compras a una gran superficie, ¿te has preguntado alguna vez por qué las cosas están colocadas de una determinada forma? Estas empresas se gastan mucho dinero estudiando nuestros hábitos de consumo y nuestra psicología con el propósito de desarrollar fórmulas para que gastes más dinero es su tienda.
Pues bien, ¡no caigas en la trampa! Hacer la compra con una estrategia bien planeada puede ahorrarte muchos euros al año. Veamos cuáles son los trucos más comunes y qué podemos hacer para evitarlos.
1. Los carritos de la compra
Aunque solo necesitemos un par de litros de leche, muchos de nosotros tenemos la costumbre de llevar un carrito de la compra. La verdad es que no sé por qué lo llamamos carrito, porque es bastante grande. De hecho, ese mayor tamaño puede hacer que en muchos casos los productos que metemos dentro nos parezcan más insignificantes. Está estudiado que el consumidor tiende a “llenar el carrito”, y eso no se consigue con dos botellas de leche, que es lo que originalmente íbamos a comprar.
Consejo: No uses carritos de la compra a no ser que los necesites. El espacio de más que nos proporciona solo nos servirá para llenarlo con productos que no necesitamos. Si tienes que cargar con el producto, te parecerá que llevas más cosas.
2. Los productos esenciales al fondo
¿Por qué tienen que estar la leche y los productos de limpieza tan alejados de la entrada principal? Pues para que tengas que caminar viendo filas y filas de productos con etiquetas brillantes y envases atractivos.
Respuesta: Haz una lista de la compra y cíñete a ella. En esa lista vamos a llevar apuntados solo los productos que necesitamos. Si no hacemos ninguna lista estamos mucho más expuestos a terminar comprando cosas que no teníamos planeado adquirir al salir de casa.
3. Los productos al lado de la caja
Los supermercados ponen los productos de compra por impulso como caramelos, chicles, etc., al lado de las cajas registradoras. Así de paso no solo tú, sino también los niños, podéis echarles un buen vistazo. Y normalmente hay que esperar en la cola un buen rato, para que a nuestra parte racional le dé tiempo a batirse en retirada y cedamos a la tentación.
Respuesta: Intenta en lo posible no ir de compras con niños pequeños y no mires a los paquetes y la publicidad, sino a los precios y el tamaño de los productos.
4. Posicionamiento de los productos
Las grandes superficies suelen colocar los productos más caros al nivel de nuestro ojo y darles más espacio, mientras que los más baratos pueden estar en la parte de abajo de las estanterías. Los artículos que compramos normalmente suelen estar en el medio de las filas, mientras que los productos de lujo o no esenciales están puestos en los extremos, para que tengas que pasar por delante de ellos para llegar a los artículos que realmente quieres comprar. El hecho de que los departamentos de joyas, perfumes y cosméticos estén a la entrada y bien visibles no es casual.
Respuesta: Empieza comprando siempre los productos esenciales, para que cuando vuelvas a pasar por delante de los productos de compra impulsiva ya estés calculando mentalmente el coste de los artículos que ya has adquirido.
5. Ventas falsas
En algunas ocasiones se publicitan artículos que en realidad no están a la venta. También se ponen precios en grandes carteles para que pienses que estás llevándote una buena oferta, cuando en realidad, si prestas atención, muchas veces el precio no es distinto del habitual.
Respuesta: Comprueba siempre la parte de debajo de las estanterías. Suele ser el lugar donde se encuentran los mejores precios por unidad.
6. Muchas paradas
Cada vez que dejas de caminar, tienes mayores posibilidades de fijarte en un producto y ponerlo en el carrito. Por eso las tiendas están diseñadas para que tengas que pararte la mayor cantidad de veces posible.
Respuesta: Nunca pases por delante del mismo producto dos veces si puedes evitarlo. Comienza por un lado de la fila y continúa hasta el final para pasar a la siguiente. Cuando pasas por delante de un producto, su imagen se queda grabada en tu memoria a corto plazo. Al pasar una segunda vez sentimos una familiaridad que puede ser suficiente para disparar el impulso de comprarlo.
7. Precios complejos
Muchos de los precios están diseñados para que sea difícil que hagamos cálculos mentales, como por ejemplo 5,99 € por tal o cual producto. Además, nuestro cerebro se queda con el 5 cuando en realidad el precio está a un céntimo de llegar a 6.
Respuesta: Llevar una calculadora siempre ayuda, sobre todo cuando estamos comparando precios de distintos productos. Personalmente yo uso el truco de redondear siempre hacia arriba el precio. Redondeo incluso un 2,40 a 3 €. Así me da la sensación de que estoy gastando más y mi impulso de compra se reduce.
fuente: PIENSA GRATIS

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