De todas las enseñanzas importantes que mi padre y maestro, el Rav
Berg, impartió durante su vida, la lección más grande que me enseñó es
que la Certeza es una posibilidad.
El Rav enseñó que la Certeza es una
condición espiritual, una conciencia más poderosa que la esperanza o la
creencia ya que la Certeza es saber.
Puedes tener toda la sabiduría espiritual del mundo y, sin embargo,
esto puede ser inútil para ti sin Certeza. Por ejemplo: es fácil creer
que recorrer el kilómetro extra para cuidar a otros nos traerá grandes
bendiciones cuando nos sentimos bien y la vida es genial, pero en los
momentos en los que las cosas no están saliendo exactamente como
queremos, comenzamos a dudar. ¿Y qué si el bien que hago en el mundo es
para nada? ¿Y qué tal si las cosas espirituales no funcionan? ¿Por qué
me ocurren cosas malas cuando intento arduamente ser una buena persona?
Es en estos momentos que necesitamos aplicar nuestra sabiduría
espiritual con más fuerza, ya que estos son los momentos en los que
nuestra Certeza es puesta a prueba.
Es importante darse cuenta de estos momentos y anticiparlos.
Prepárate para la prueba cuando surjan las dudas y arrójalas por la
puerta con Certeza. Sabe que lo que sea que esté ocurriendo en tu vida,
de alguna manera es para mejor. Por alguna razón, éste es el lugar
exacto donde necesitas estar, sin importar las circunstancias.
Con Certeza absoluta en el Creador, podemos saber que el universo
siempre opera a favor de nuestros mejores intereses sin importar cómo
pueda verse todo a través de nuestra percepción limitada.
La eliminación de la duda se alcanza al seguir adelante a pesar de tu
escepticismo. Si nos aferramos a la Certeza, podemos superar cualquier
dificultad.
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