Nada en la
historia de la humanidad resulta tan vergonzoso es indignante la trata
de esclavos, en el África subsahariana represento la mayor catástrofe de
la era moderna. A lo largo de la costa africana se establecieron
factorías de esclavistas, si bien fueron los portugueses los pioneros,
holandeses, franceses e ingleses pronto participarían en esta salvaje y
criminal explotación del hombre por el hombre. Millones de personas
eran capturados como animales para servir como esclavos en plantaciones
de las potencias europeas, en sus casas o haciendas. El Imperio
español al principio permaneció en cierto modo, pero solo en cierto
modo, ajeno a esta infamia..
Si bien la
esclavitud en España se introduce en tiempos de los reyes católicos, por
el tratado de Alcaçovas, mediante el cual España autoriza la venta de
esclavos en España.
El posterior Tratado de Tordesillas en 1494, impide durante los siglos
posteriores el comercio directo de esclavos en colonias desde las costas
africanas, a pesar de ello unos años después comienzan a llegar los
primeros esclavos a las islas del Caribe, fundamentalmente para los
cultivos de caña de azúcar, la excusa una gran epidemia que diezma la
población indígena, dejando sin trabajadores indigenas semi-esclavos las
islas del Caribe. Esta aberración a pesar del Tratado de Tordesillas
fue muy grande, por ejemplo Puerto Rico con menos de 400 españoles,
había más de 2000 esclavos. Cien años después de la llegada de los
españoles la población indígena había desaparecido del Caribe, siendo
reemplazada por población procedente de África .
Es con la llegada de los borbones, cuando dejaron las formas y comenzó
España a participar a saco en este criminal comercio, los borbones
impusieron su sello personal al imperio y participaron activamente del
“negocio”. Felipe V,”El Guarro”, fue el primer Borbón y el primero de
los reyes de España en comenzar la moda de hacer negocios sin moral ni
ética alguna, como luego se confesaba la iglesia siempre condescendiente
con los poderosos le daba la absolución. Pronto firmo un suculento
contrato con la Compañía de Guinea, al igual que él, de nacionalidad
francesa, se hizo socio criminal de otro Borbón, el rey de Francia Luis
XV, por lo cual percibía cada Borbón el 25% de los beneficios de la
organización esclavista. Eso sí, todo de manera muy católica, los
barcos en los que transportaban la “mercancía” debían ser católicos, así
como la tripulación, por eso de que de ese modo los esclavos que no
llegase a América, tuviesen la posibilidad de morir por la gracia de
Dios.
La sociedad con su primo termino rompiéndose, por el tratado de Utrecht,
tampoco le importo mucho al Borbón, pronto formalizo contrato con los
ocupantes de Gibraltar y Menorca y creo la Compañía de Comercio, que
actuaba de forma conjunta con South Sea, por este acuerdo fueron
secuestrados unas 150.000 personas, que fueron vendidas como esclavos en
pública subasta en las colonias españolas, en esta operación repartía
beneficios con Ana Estuardo, reina de Inglaterra, no vayamos a creer que
eran solo unos impresentables los reyes de España, que como decía mi
padre, el mejor rey el que no existe.
En esta ocasión, como los ingleses no eran católicos cambiaron las
clausulas, los ingleses más negociantes establecieron que la “mercancía”
fuesen hombres, mujeres o niños no debían ser viejos ni defectuosos y
tener sus dentaduras completas, por lo cual les miraban los dientes como
si fuesen caballos o mulas, los pobres desgraciados eran salvajemente
marcados con hierros candentes con los sellos del rey de España y de la
compañía inglesa, de la que era socia mayoritaria Ana Estuardo, y
diversos lores ingleses.
Está claro que los empresarios si se han podido evitar costes
salariales, se los han evitado, de hecho en estos momentos, con la
complicidad de la decadente clase política monárquica, de mundo
financiero y de esa organización terrorista a la que llaman “Los
mercados” van camino de ello, de conseguir mano de obra si no esclava si
en precarias, muy precarias condiciones laborales. Así que no es de
extrañar que los grandes colonos españoles, los empresarios de la época,
presionasen para las grandes plantaciones de café, azúcar o cacao y
aunque el Tratado de Tordesillas prohibía el tráfico de esclavos, fueron
muchos los empresarios españoles que crearon sus propias compañías de
tan criminal comercio.
Con la llegada de la revolución francesa se comienza a tomar conciencia
del crimen contra la humanidad que supone la esclavitud, la cual vota
en febrero de 1794 la abolición de la esclavitud en las Antillas
Francesas, continuando Dinamarca que prohíbe de manera toral el comercio
de esclavos, cuatro años más tarde en 1807 Inglaterra hizo lo mismo,
pero sin ponerle muchas ganas y no seria hasta 1832 cuando aprueba la
abolición del de la esclavitud en las colonias británicas. Los borbones
que se habían dado cuenta del gran negocio no renunciaron a ello a pesar
de los tratados que firmaban y presiones que recibían del resto de las
naciones, no sería hasta la llegada de la primera República Española
cuando es abolida la esclavitud en Puerto Rico, pero no en Cuba, donde
seria abolida en 1886. Siendo España el último país en participar de
manera activa en el tráfico de esclavos fue la última en abolir la
esclavitud, por ser una manera de enriquecimiento personal de los
borbones y la aristocracia española.
Paco Arenas
Fuente: España por la República
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