Cómo creamos nuestra realidad a través de nuestras creencias.
Las creencias nos van encerrando y limitando si no nos atrevemos a cuestionarlas
Las creencias han marcado el rumbo de la historia.
Las creencias nos van encerrando y limitando si no nos atrevemos a cuestionarlas
Las creencias han marcado el rumbo de la historia.
Disfrazadas
de verdades absolutas, en demasiadas ocasiones limitan nuestro
aprendizaje, nuestro potencial y nuestra creatividad. Se generan a partir de ideas que confirmamos, de un modo u otro, a través nuestra experiencia personal. No
admiten ser cuestionadas, de ahí que su mayor enemigo sea la siempre
preguntona curiosidad. Y marcan nuestras decisiones, actitudes y
acciones en nuestro día a día. No en vano, "somos lo que pensamos que somos".
"Detrás de cualquier experiencia de malestar se esconde una creencia falsa y limitadora", Byron Katie
Cuenta
una historia que hace muchos años, un hombre muy sabio llegó a una gran
ciudad para difundir sus enseñanzas. Viajaba acompañado por sus fieles
seguidores, y al atravesar las enormes puertas de la muralla, se le
acercó un discípulo que vivía en aquella localidad.
- "Maestro, debes tener cuidado. En esta ciudad te van a perseguir, insultar y demonizar", le advirtió, con cara de preocupación. "Los
habitantes de este lugar son arrogantes, y no tienen ningún interés en
aprender nada nuevo. Sus corazones están llenos de desconfianza y
egoísmo".
- "Tienes razón".
El sabio asintió, sonriente, y le respondió con tranquilidad:
Al
cabo de unas horas, apareció otro discípulo del sabio que también vivía
en aquella ciudad. Se acercó a él, radiante de alegría, y le dijo:
El sabio asintió de nuevo, sonriente, y de nuevo afirmó:
Sorprendido por sus respuestas, uno de los discípulos se plantó delante del maestro y le preguntó:
Y el sabio maestro, impasible, le contestó:
- "No vemos el mundo como es, sino como somos nosotros. Cada uno de ellos ve a los habitantes de esta ciudad según sus creencias. ¿Por
qué tendría yo que contradecirles? Uno ve lo negativo y el otro ve lo
positivo. ¿Dirías tú que alguno de los dos ve algo errado? No me han
dicho nada que sea falso. Solamente han dicho algo incompleto".
"Si crees que puedes, estás en lo cierto. Si por el contrario crees que no puedes, también estás en lo cierto" Henry Ford.
Tal
como evidencia el sabio maestro del cuento, una creencia no es más que
un pensamiento al que estamos particularmente apegados, y que limita (o
potencia) nuestra perspectiva. Y es que ante un mismo hecho podemos dar
miles de interpretaciones distintas. Depende de nosotros decidir dónde
queremos focalizar nuestra atención. Así, en nuestra mente albergamos creencias limitadoras -que nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones- y creencias potenciadoras,
que nos insuflan confianza en nosotros mismos y en nuestras
capacidades, lo que nos conduce a afrontar situaciones complejas con
éxito.
Identificar
nuestras creencias limitadoras y transformarlas en potenciadoras
requiere un profundo ejercicio de auto-observación. Para lograrlo, lo
primero es detectar la perturbación, como puede ser el enfado, el miedo o la tristeza. El siguiente paso es responsabilizarnos de la emoción que hemos creado al interpretar lo que nos ha sucedido de forma negativa. Para hacer consciente la creencia limitadora hemos de preguntarnos por qué creemos que hemos reaccionado de esa manera.
A partir de ahí, el ejercicio consiste en cuestionar y verificar si eso que creemos es verdad. Por
poner un ejemplo, probablemente todos conozcamos a una de esas personas
tan exigentes, perfeccionistas y susceptibles que se enfadan con
facilidad cuando los demás no están de acuerdo con sus puntos de vista.
En estos casos suelen sentirse criticados y juzgados, creando malestar
en su interior. Al analizar detenidamente el por qué de esta reacción,
suele aparecer la creencia de que "tienen que ser perfectos y tener siempre la razón para que los demás les acepten y les quieran". Y esta creencia es la responsable de que interpreten ciertos comentarios y opiniones como "críticas" y "juicios".
Siguiendo
con este ejemplo, ¿qué es lo que este tipo de personas verdaderamente
necesitan? La indagación les suele llevar a comprender que su
autoexigencia, perfeccionismo y susceptibilidad son una consecuencia de
no aceptarse y quererse a sí mismas tal como son. Y este es precisamente
el aprendizaje que obtienen al cuestionar su sistema de creencias,
viendo sus "problemas" y "conflictos" como oportunidades de cambio, crecimiento y evolución.
Así, lo que creemos que es la realidad es una interpretación que hacemos de la realidad.
De ahí que identificar y cuestionar nuestras creencias nos permita
crear escenarios distintos, enfrentándonos a nuestros obstáculos diarios
de un modo diferente al habitual. Por lo general, solemos reaccionar de
forma mecánica e inconsciente ante un estímulo determinado y
curiosamente, siempre esperamos un resultado diferente.
El
hecho de responsabilizarnos de nuestras interpretaciones rompe este
círculo vicioso y nos lleva a un nuevo nivel de consciencia. Es entonces cuando comprendemos que creamos nuestra realidad a través de nuestras creencias.
fuente: aqui
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