Nuestro espíritu no posee la capacidad de experimentar en esta
densidad, así que decide, en algún momento del “no tiempo”, encarnar
para poder crecer, ascender y evolucionar en un sentido que nos parece
demasiado abstracto como para describirlo en palabras humanas. Hay
teorías que dicen que el espíritu no evoluciona porque es espíritu, lo
que vendría a significar que “una gota de agua en el mar no es gota
porque ya es mar”. Nosotros creemos que el mar consintió, en su infinita
sabiduría, crear gotas para poder “ser consciente de su propia
grandeza” (sirva de metáfora).
Así que para nosotros sí que hay un espíritu “individual”, que
denominaremos el “Yo”, conectado con el todo, conectado con la Fuente
(que dio origen al mar), que, por así decirlo, es una gota de energía en
estado puro, sin forma ni tiempo, que tiene consciencia de su origen,
que no tiene un propósito que no sea el de volver a la Fuente (quizás
para recorrer de nuevo el camino que le llevó al mar) y que anhela
experimentar.
El cuerpo de luz es un cuerpo de plena consciencia, que nuestro
espíritu utiliza para viajar hacia las dimensiones de menor vibración.
La luz se utiliza para simbolizar ambas cosas, conocimiento y
conciencia. Utilizamos los dos términos, conciencia y conocimiento, a
sabiendas de que nuestro concepto mental de ambos es bastante limitado.
Desde esta perspectiva es difícil pensar que el alma pueda venderse, o
que pueda ser propiedad o tomado por la fuerza de o por alguien que no
sea el mismo espíritu. Y así es. La mente no tiene poder para comerciar,
ceder o maltratar el cuerpo de Luz.
No obstante el cuerpo de luz sí puede enfermar. La enfermedad del
alma no es degenerativa, ni limitativa, y poco o nada tiene que ver con
la enfermedad física, mental o emocional. La dolencia de un alma es su
desconexión con sus planos de existencia, su desarraigo con las dos
esencias que crean y nutren la vida, la masculina (el sol) y la femenina
(la tierra). El espíritu no sufre nunca, el alma tampoco, sólo pierde
“fuerza vital” y finalmente, si no se pone remedio, abandona el plano de
la materia. La enfermedad del alma se manifiesta muy rápidamente en el
plano de la materia porque los tres cuerpos más densos han sido creados
para dar soporte al alma en su camino.
fuente: aqui
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