Si queremos llegar a la vejez con un cerebro en perfectas condiciones hay que cuidarlo a lo largo de toda la vida.
- Hacer ejercicio. El ejercicio retrasa la muerte de las neuronas y favorece el nacimiento de otras nuevas en el hipocampo, responsable del aprendizaje y la memoria. Por el contrario, el sedentarismo físico está asociado a la perdida de neuronas y a un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Además la actividad física combate el estrés, es un potente antidepresivo, actúa como recompensa para el cerebro y nos protege de caer en las adicciones.
- Comer de forma equilibrada. Los niveles de glucosa elevados y el colesterol perjudican al cerebro, dificultan el trabajo de las células cerebrales.
- Dejar de fumar. Si sus pulmones pierden capacidad (ese jadeo que le impide subir escaleras o caminar a paso rápido cuesta arriba), su cerebro recibe menos oxígeno, trabaja peor y sus neuronas se resienten.
- Aprender un idioma nuevo. Cuando estas aprendiendo una nueva lengua, el cerebro aumenta su grosor en determinadas regiones de la corteza relacionadas con el procesamiento acústico, comprensión y articulación de las palabras. También crece el hipocampo, implicado en la memoria y el aprendizaje. Además, ser bilingüe ayuda a protegerte contra la enfermedad de Alzheimer. Y cuanto más se practique la segunda lengua más gana el cerebro en destreza y resistencia.
- Doce meses, doce libros. Suena a campaña publicitaria, pero no lo es. La lectura es uno de los mejores ejercicios para mantener el cerebro en forma: aumenta la capacidad de concentración, promueve la empatía, favorece las conexiones entre neuronas y, si es un hábito frecuente, es un ejercicio útil para evitar la pérdida de la memoria. Los beneficios se incrementan si lee en otro idioma. Tal vez doce libros te parezcan muchos si aún no tienes el hábito de la lectura, pero puedes iniciar con 2 o 3.
- Respirar aire puro. Desde hace décadas, los neurocientíficos sospechan que vivir en la ciudad, además de acarrearnos enfermedades crónicas, tiene efectos adversos también en nuestra salud mental. Ansiedad, estrés, depresión o incluso esquizofrenia tienen más probabilidades de manifestarse en el entorno urbano. Y el riesgo aumenta cuando los primeros años de crianza han transcurrido sobre el asfalto.
- Combatir el estrés. Este mal moderno nos envejece y mata neuronas. Sugerencias: fomentar las relaciones sociales, practicar hobbies o meditar (según los últimos estudios, fortalece el cableado del cerebro: la conexión entre sus distintas zonas).
- Cultivar las aficiones. Proporcionan placer, entretienen y disipan el aburrimiento, que es uno de los peores enemigos del cerebro. La rutina y la monotonía literalmente matan a nuestras neuronas. Escuchar música o practicarla, viajar, hacer manualidades, bailar… Cada quien puede optar por la que más le atraiga, lo importante es mantener el cerebro ocupado (pasar horas mirando T.V. no cuenta).
- No escatimar horas al sueño. Dormir las horas suficientes es fundamental para un cerebro en forma. Durante el sueño nuestro cerebro no descansa. Al contrario, aprovecha para consolidar la memoria de las experiencias y nuevos conocimientos adquiridos durante el día. El sueño también sirve para regular el apetito. Algunos estudios relacionan la falta de sueño con la obesidad.
- Ser optimista. Aumenta la creatividad, fortalece nuestro sistema inmune, nos hace estar de mejor humor… Son muchas las razones para ser optimistas y elegir la botella medio llena frente a la que está medio vacía (el contenido de líquido es el mismo ¿o no?). Pero no olvidemos que el optimismo ha de ser inteligente y que esta forma de ver la vida también se aprende, y nunca es tarde para hacerlo.
Fuente: http://elartedesabervivir.com/
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