Cuando envidiamos a otra persona o nos sentimos celosos por lo que
otro tiene, estamos en efecto diciendo que Dios no nos está dando lo que
necesitamos o merecemos.
De acuerdo a las leyes de la espiritualidad, hay un balance preciso
que existe en la vida de cada persona. Cada uno de nosotros recibe
medida por medida lo que necesita para crecer en una forma que es única
para nuestra alma.
Todos tenemos ventajas y desventajas, pero también tenemos exactamente lo que necesitamos para nuestro viaje específico.
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