El trabajo
“Todo lo que hago me gratifica profundamente”
¿No le encantaría que la afirmación precedente fuera válida para usted? Quizás haya estado limitándose a pensar cosas como:
- No puedo aguantar este trabajo.
- Me enferma mi jefe.
- Lo que gano no me alcanza.
- En mi trabajo no me aprecian.
- No puedo entenderme con mis compañeros de trabajo.
- No sé qué es lo que quiero hacer.
Todo eso es pensamiento negativo y defensivo. ¿Acaso cree que pensando así llegará a conseguir un buen trabajo? Eso es abordar equivocadamente el asunto.
Si
tiene un trabajo que no le interesa, si quiere conseguir otro o tiene
problemas laborales, incluso si está sin trabajo, la mejor manera de
encarar la cosa es ésta:
Empiece por
bendecir con amor la situación en que se encuentra. Reconozca que eso no
es más que un paso en su camino. Si está donde está, es debido a sus
propios modelos mentales. Si los demás no lo tratan como a usted le
gustaría que lo trataran, quiere decir que en su conciencia hay algo que
provoca ese comportamiento. Entonces, mentalmente, contemple su trabajo
actual —o el último que tuvo si es que en estos momentos está sin
empleo— y comience a bendecirlo todo con amor: el edificio, el ascensor o
las escaleras, las habitaciones, los muebles y demás accesorios, la
gente para quien trabaja y las personas con quienes trabaja… los
clientes, hasta el último de ellos.
Empiece
a afirmar para sus adentros que siempre trabaja para unos jefes
estupendos, que su jefe lo trata con respeto y cortesía, y que es un
hombre generoso, con quien da gusto trabajar. Esto se convertirá para
usted en un “suma y sigue” positivo que le acompañará toda la vicia, y
si a su vez llega a ser jefe, será precisamente un jefe así.
Un joven cliente mío, a punto de estrenarse en un trabajo, estaba sumamente nervioso.
—¿Por
qué no ha de irle bien? —recuerdo haberle preguntado—. Pues, claro que
tendrá éxito. Abra su corazón y deje que su talento fluya. Bendiga con
amor su lugar de trabajo, bendiga a las personas con quienes trabaja y a
aquellas para quienes trabaja, y también a todos sus clientes, y todo
andará bien.
Lo hizo, y con gran éxito.
Si
lo que quiere es dejar su trabajo, empiece afirmando que se lo deja con
amor a la persona que haya de sucederle, que estará encantada de
obtenerlo. Tenga la seguridad de que en el mundo hay personas que buscan
exactamente lo que usted puede ofrecer, y de que ellas y usted están a
punto de encontrarse en el tablero de la vida.
Afirmaciones para el trabajo
“Estoy
totalmente abierto (o abierta) y en disposición de aceptar un trabajo
nuevo, maravilloso, donde tengan cabida todo mi talento y mis
capacidades, y que me permita expresarme creativamente de maneras que me
gratifiquen. Trabajo con y para personas a quienes quiero, y que a su
vez me quieren y me respetan, en un lugar estupendo y con unos ingresos
excelentes.”
Si en su
trabajo hay alguien que le molesta o le preocupa, bendiga con amor a esa
persona cada vez que piensa en ella. En todos y cada uno de nosotros
existen todas y cada una de las posibilidades humanas. Aunque decidamos
que no queremos serlo, todos somos capaces de ser un Hitler o una
Madre
Teresa. Si esa persona es criticona, afirme que es comprensiva y
elogiadora. Si es gruñona, afirme que es alegre y que tenerla cerca es
un placer. Si es cruel, afirme que es tierna y compasiva. De este modo,
al final esa persona terminará por mostrarle sus buenas cualidades,
independientemente de cómo se conduzca con los demás.
Ejemplo
Su
nuevo trabajo era tocar el piano en un club donde el jefe tenía fama de
ser un hombre mezquino y cruel, hasta el punto de que los empleados
solían referirse a él llamándolo “Drácula”. El muchacho me preguntó cómo
conducirse en esa situación.
—Dentro
de cada uno de nosotros están todas las buenas cualidades —le
respondí—. No importa cómo reaccionen los demás ante él; eso no tiene
nada que ver con usted. Cada vez que piense en ese hombre, bendígalo con
amor y afirme para sus adentros que usted siempre trabaja para gente
estupenda. Hágalo así en todo momento, sin rendirse.
Mi
cliente siguió mi consejo al pie de la letra. Pronto el ¡efe empezó a
saludarlo afectuosamente, a concederle pagas extraordinarias, y
finalmente lo contrató para tocar en otros clubes. En cambio, siguió
maltratando a los demás empleados, que continuaban enviándole mensajes
negativos.
Si le gusta su trabajo,
pero siente que no está suficientemente bien pagado, empiece a bendecir
con amor su salario actual. Al expresar gratitud por lo que ya tenemos,
propiciamos que aumente. Afirme que está abriendo su conciencia a una
mayor prosperidad, y que parte de esa prosperidad es un aumento de
salario. Afirme que se merece un aumento, no por razones negativas sino
porque usted es muy valioso dentro de la compañía, y sus ¡efes quieren
compartir con usted los beneficios. Y en el trabajo desempéñese siempre
lo mejor que pueda, porque entonces el Universo sabrá
que está preparado para abandonar el sitio donde se encuentra y pasar a un lugar mejor.
Su
conciencia lo puso en el sitio donde ahora se encuentra, y será ella
quien lo mantenga allí o lo conduzca a un lugar mejor. De usted depende.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
El talento creativo y la capacidad que me son propios fluyen de mí libremente,
y se expresan de forma profundamente gratificante.
En el mundo siempre hay gente en busca de mis servicios.
y yo siempre puedo elegir aquello que más me gusta hacer.
Me gano bien la vida haciendo algo que me complace, y para mí el trabajo es fuente de júbilo y placer.
Todo está bien en mi mundo.
El éxito
“Toda experiencia es un éxito.;
De
todos modos, ¿qué significa “fracaso”? ¿Quiero decir que algo no le
salió corno usted quería o esperaba que le saliera? La ley de la
experiencia es siempre perfecta. Siempre vamos más allá de nuestras
expectativas y creencias, y usted debe de haberse saltado un paso, o
quizás albergaba alguna creencia que le decía que no era merecedor de…, o
tal vez se sentía indigno.
Es lo
mismo que cuando trabajo con el ordenador. Si hay algún error, es
siempre mío. Es que he hecho algo que no compagina con las leyes del
ordenador, y eso sólo significa que aún me quedan cosas por aprender.
¡Qué
sabio es el viejo precepto: “Si no aciertas la primera vez, vuelve a
intentarlo”! Pero eso no significa agotarse insistiendo en lo mismo que
ya falló, sino reconocer el error e insistir de otra manera, hasta que
uno aprenda a hacerlo correctamente.
Creo
que simplemente por haber nacido tenemos el derecho de ir de éxito en
éxito por la vida. Y si no lo estamos haciendo, es porque no
sintonizamos con nuestras capacidades innatas, o porque no reconocemos
nuestros éxitos.
Cuando nos ponemos
metas que están mucho más allá de lo que podemos alcanzar por el
momento, metas a las que no somos capaces de llegar ahora mismo,
fracasamos siempre.
Cuando un niño
está aprendiendo a caminar o a hablar, lo estimulamos y elogiamos por
todos sus progresos, hasta por los más pequeños. Y el niño,
resplandeciente de orgullo, procura ansiosamente hacerlo mejor. ¿Es ésa
la forma en que usted se estimula cuando está aprendiendo algo nuevo, o
se dificulta el aprendizaje tratándose de estúpido y torpe o diciéndose
que es un “fracaso”?—
Muchos actores y
actrices tienen la sensación de que su actuación ya tiene que ser
perfecta en el primer ensayo. Yo les llamo la atención sobre el hecho de
que el propósito de los ensayos es aprender. En ellos se cometen
errores, se prueba de nuevo y se aprende. Sólo practicando y volviendo a
practicar podemos aprender lo nuevo y convertirlo en una parte natural
de nosotros. Cuando observamos el trabajo de un verdadero profesional,
en el campo que sea, estamos viendo el resultado de innumerables horas
de práctica.
No haga nunca lo que yo
solía hacer: me negaba a intentar nada nuevo porque no sabía cómo se
hacía, y no quería parecer una tonta. Aprender es, precisamente, cometer
errores hasta que nuestra mente subconsciente consigue armonizar los
elementos adecuados.
No importa
cuánto tiempo se haya pasado usted pensando que es un “fracaso”; ahora
puede empezar a trazarse su propio patrón para el “éxito”. No importa en
qué campo quiera desempeñarse. Los principios son los mismos: es
necesario plantar las “semillas” del éxito, y ellas crecerán hasta
darnos una abundante cosecha.
Aquí tiene algunas “afirmaciones para el éxito” que pueden serle útiles:
- La Inteligencia Divina me da todas las ideas que necesito.
- Todo lo que hago es un éxito.
- Hay de todo para todos, incluso para mí.
- Muchísima gente necesita mis servicios.
- Me asocio al club de los triunfadores.
- Las bendiciones que me colman exceden mis me]ores sueños.
- Soy un imán que atrae toda clase de prosperidad y riquezas.
- Para mí hay oportunidades doradas por doquier.
Escoja
una de las afirmaciones anteriores y repítala durante vanos días.
Después haga lo mismo con otra. De]e que esas ideas se difundan en su
conciencia, y no se preocupe por “cómo” logrará todo eso; las
oportunidades vendrán a su encuentro. Confíe en que su inteligencia
interior se ocupará del asunto y será su guía. Usted se merece ser un
éxito en todos los aspectos de su vida.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
Formo parte del Poder que me ha creado.
dentro
de mí llevo todos los ingredientes del éxito, y ahora permito que su
fórmula fluya a través mío y se manifieste en mi mundo.
Todo aquello que sienta que debo hacer será un éxito.
De todas mis experiencias aprendo y voy de triunfo en triunfo y de gloria en gloria.
Mi camino está formado por los escalones que llevan al éxito.
Todo está bien en mi mundo.
CAPÍTULO 13
La prosperidad
“Me merezco lo mejor y lo acepto, ahora mismo.”
Si desea que la afirmación que antecede sea válida para usted, no querrá dar crédito a ninguno de los siguientes enunciados:
- El dinero no crece en los árboles.
- El dinero es sucio.
- El dinero es malo.
- Soy pobre pero honrado.
- Los ricos son unos ladrones.
- No quiero enriquecerme y engreírme.
- Jamás conseguiré un buen trabajo.
- Nunca llegaré a hacer dinero.
- El dinero se va con más rapidez de lo que llega.
- Siempre tengo deudas.
- Los pobres nunca pueden levantar cabeza.
- Mis padres eran pobres y yo también lo soy.
- Los artistas vivimos luchando.
- Sólo los estafadores tienen dinero.
- Todos están antes que yo.
- Oh, yo no podría cobrar tanto.
- No me lo merezco.
- Yo no sirvo para hacer dinero.
- Nunca le digo a nadie lo que tengo en el banco.
- No hay que prestar dinero.
- Peseta ahorrada, peseta ganada.
- Hay que ahorrar para los días malos.
- En cualquier momento puede sobrevenir una crisis.
- Me enferma la gente que tiene dinero.
- Para ganar dinero hay que trabajar mucho.
¿Cuántas de esas creencias suscribe usted? ¿Piensa realmente que compartir alguna de ellas le traerá prosperidad?
Esa
es una manera de pensar antigua y limitada. Quizá fuera lo que creía su
familia respecto del dinero, porque las creencias familiares se nos
quedan pegadas, a menos que nos liberemos conscientemente de ellas. Pero
no importa de dónde venga: debe desaparecer de su conciencia si quiere
prosperar.
Para mí, la verdadera
prosperidad comienza cuando uno se siente bien consigo mismo. Es también
la libertad de hacer lo que uno quiere, y cuando quiere. No es nunca
una suma de dinero: es un estado de ánimo. La prosperidad (o su
ausencia) es una expresión externa de las ideas que hay en su mente.
El merecimiento
Si no aceptamos la idea de que “merecemos” prosperar, entonces, aun
cuando los dones nos lluevan, encontraremos la manera de rechazarlos.
Por ejemplo:
Un alumno mío estaba
trabajando para aumentar su prosperidad, y una noche llegó a clase
emocionadísimo porque acababa de ganar quinientos dólares.
—¡No me lo puedo creer! —repetía—. ¡Si yo jamás gano nada!
Todos
sabíamos que aquello era el reflejo de un cambio en su conciencia, pero
él seguía sintiendo que en realidad no se lo merecía. La semana
siguiente no pudo venir a clase porque se había roto una pierna. Las
facturas por atención médica ascendieron a quinientos dólares.
Como
había tenido miedo de “avanzar” por una nueva “senda de prosperidad”, y
sentía que eso no era mérito suyo, se había castigado de aquella
manera.
Aquello en lo que usted se
concentre es lo que aumenta, de modo que no se concentre en las cuentas
que tiene que pagar. Si se concentra en la estrechez y en las deudas,
generará más estrechez y más deudas.
En
el Universo hay una provisión inagotable, empiece a darse cuenta de
eso. Tómese su tiempo para contar las estrellas en una noche despejada, o
los granos de arena que caben en un puñado, las hojas que hay en una
rama de árbol, las gotas de lluvia que resbalan por el cristal de la
ventana o las semillas de tomate. Cada semilla es capaz de producir una
planta completa, con una infinidad de tomates. Agradezca lo que tiene, y
ya verá cómo aumenta. A mí me gusta bendecir con amor todo lo que hay
actualmente en mi vida: mi hogar, la calefacción, el agua, la luz, el
teléfono, los muebles, las cañerías, los diversos utensilios, la ropa,
el coche, mi trabajo…, el dinero que tengo, los amigos, mi capacidad
para ver, sentir, saborear, tocar, caminar y disfrutar de este planeta
increíble.
Lo único que nos limita es nuestra propia creencia en las carencias y limitaciones. A usted, ¿qué creencia lo está limitando?
Si quiere tener dinero sólo para ayudar a otros, entonces está diciendo que usted no se lo merece.
Asegúrese
de que no está rechazando la prosperidad. Si un amigo lo invita a
almorzar o a cenar, acepte jubilosamente, con placer. No sienta que lo
único que hace es un “intercambio” con la gente. Si le regalan algo,
acéptelo con señorial agradecimiento. Si es algo que no puede usar,
déselo a alguien. Déjese actuar como un canal por donde circulan las
cosas. Limítese a sonreír y a dar las gracias. De esa manera hará que el
Universo sepa que está en disposición de recibir sus bienes.
Haga lugar para lo nuevo
Sí,
haga lugar para lo nuevo. Vacíe el frigorífico, tire todos esos restos
envueltos en papel de aluminio. Limpie los armarios, deshágase de todo
lo que haya usado en los últimos seis meses. Y si hace un año que no lo
usa, decididamente eso está de más en su casa, así que véndalo,
cámbielo, regálelo o quémelo.
Los
armarios atestados y desordenados reflejan una mente en desorden.
Mientras limpia los armarios, dígase que está limpiando sus armarios
mentales. Al Universo le encantan los gestos simbólicos.
La primera vez que oí decir que la abundancia del Universo está al alcance de todos, pensé que era una ridiculez.
—No hay más que mirar la pobreza que nos rodea —me di]e—. Y mirar mi propia pobreza.
Que
me dijeran que mi pobreza no era más que una creencia mía, una actitud
de mi conciencia, me ponía furiosa, y necesité años para entender y
aceptar que la única responsable de mi falta de prosperidad era yo. Como
creía que era “indigna” y que “no me lo merecía”, que “el dinero había
que ganarlo con esfuerzo” y que “yo no era capaz de…”, me mantenía
inmovilizada en un sistema mental de “no tener”.
¡El
dinero es lo que más fácilmente se materializa! ¿Cómo reacciona usted
ante esta afirmación? ¿Se lo cree? ¿Se enfada? ¿Lo deja indiferente? ¿Le
dan ganas de tirar el libro contra la pared? Si tiene cualquiera de
estas reacciones, ¡perfecto! Entonces he conseguido tocar algo muy
profundo que hay dentro de usted, el punto mismo de su resistencia a la
verdad. Ése es el terreno en que tiene que trabajar. Es hora de que se
abra su potencial de recibir ese caudal de dinero y de toda clase de
bienes.
Acepte con amor las facturas
Es
esencial que dejemos de preocuparnos por el dinero y de protestar por
las facturas que nos llegan. Mucha gente reacciona como si las facturas
fueran castigos que hay que evitar si es posible. Una factura es un
reconocimiento de nuestra capacidad de pago. El acreedor da por sentado
que usted puede permitírselo, y le proporciona el servicio o el producto
antes de cobrárselo. Yo bendigo con amor todas las facturas que llegan a
mi casa. Bendigo con amor cada cheque que firmo, y lo beso. Si usted
paga con resentimiento, al dinero se le hace muy difícil volver. Si paga
con amor y alegría, abre libremente las compuertas del canal de la
abundancia. Trate al dinero como a un amigo y no simplemente como algo
que uno se mete en el bolsillo.
Su
seguridad no reside en su trabajo ni en su cuenta corriente, ni tampoco
en sus inversiones, en su cónyuge o en sus padres. Su segundad reside en
su capacidad para conectarse con el poder cósmico que crea todas las
cosas.
A mí me gusta pensar que el
poder que hay dentro de mí y que respira en mi cuerpo es el mismo que me
proporciona todo lo que necesito, y con la misma facilidad, con igual
simplicidad. El Universo es pródigo y abundante, y por haber nacido
tenemos derecho a que se nos proporcione todo lo que necesitamos, a
menos que nosotros optemos por creer lo contrario.
Yo
bendigo el teléfono cada vez que lo uso, y con frecuencia afirmo que
sólo me trae prosperidad y expresiones de amor. Lo mismo hago con el
buzón de mi casa, y cada día está lleno a rebosar de dinero y de toda
clase de cartas afectuosas de amigos y clientes, y de lectores lejanos
de mi primer libro. Y me regocijo por las facturas que me llegan,
agradeciendo a las empresas su confianza en que les pagaré. Bendigo el
timbre y la puerta de mi casa, porque sé que todo lo que por ellos me
llega es bueno. Espero que mi vida sea buena y jubilosa, y lo es.
Estas ideas sirven para todo el mundo
El
hombre era un gigoló y vino a pedirme una sesión porque quería aumentar
sus ingresos. Sabía que era bueno en su actividad y quería ganar cien
mil dólares al año. Le di las mismas ideas que le estoy dando a usted y
no tardó en tener dinero para comprarse porcelanas chinas. Pasaba mucho
tiempo en su casa porque quería disfrutar de los resultados de sus
inversiones siempre crecientes
Regocíjese por la buena suerte ajena
No postergue su propia prosperidad con celos o resentimientos porque
haya otras personas que tengan más que usted. No critique la forma en
que los demás gastan su dinero. Eso no es asunto suyo.
Cada
persona está bajo la ley de su propia conciencia. Usted limítese a
ocuparse de sus propios pensamientos. Bendiga la buena suerte ajena, y
sepa que hay con creces para todos.
¿Es
usted mezquino con las propinas? ¿Se saca de encima a la señora que
limpia los lavabos espetándole alguna moraleja? En la Navidad, ¿hace
caso omiso del portero de su casa o de su despacho? ¿Escatima sin
necesidad las pesetas comprando verdura del día anterior? ¿Hace la
compra en las tiendas más baratas? En los restaurantes, ¿pide siempre
los platos más baratos de la carta?
Hay
una ley “de la demanda y la oferta” (sí, no me he equivocado, la
demanda está en primer lugar). El dinero tiene una manera propia de
acudir a donde se lo necesita. La más pobre de las familias puede casi
siempre reunir el dinero necesario para un funeral.
Visualización – El océano de la abundancia
Su
conciencia de la prosperidad no depende del dinero; es el dinero que
hacia usted afluye lo que depende de su conciencia de la prosperidad.
A medida que usted pueda concebir un aflujo mayor, más será lo que llegue a su vida.
Una
visualización que me gusta es imaginarme de pie en la playa, mirando la
vastedad del océano con pleno conocimiento de que ese océano es la
abundancia que está disponible para mí. Mírese las manos y vea qué tipo
de recipiente sostienen. ¿Una cucharilla, un dedal agujereado, un vaso
de papel, una taza, un vaso de whisky, una jarra, un cubo, una bañera de
bebé… o quizás usted tiene una cañería que lo conecta con ese océano de
abundancia? Mire a su alrededor y fíjese que por más personas que haya,
y sean cuales fueren los recipientes que tengan, hay de sobra para
todos. Usted no puede despojar a nadie, ni nadie puede despojarlo. Y por
más que hagan no podrán agotar el océano. Su recipiente es su
conciencia, y siempre puede cambiarlo por uno mayor. Haga con frecuencia
este ejercicio para obtener una sensación de expansión y de oferta
ilimitada.
Abra los brazos
Por
lo menos una vez al día, me siento con los brazos extendidos a los
costados y digo: “Estoy abierta para todo el bien y toda la abundancia
del Universo”. Eso me da una sensación de expansión.
El
Universo sólo puede darme aquello de lo que tengo conciencia, y siempre
puedo crear más en mi conciencia. Es como un banco cósmico, donde hago
ingresos mentales incrementando la conciencia que tengo de mi propia
capacidad creadora. La meditación, los tratamientos y las afirmaciones
son ingresos mentales. Es menester crearnos el hábito de hacer a diario
ese tipo de ingresos.
No basta
simplemente con tener más dinero. Lo importante es disfrutar de él.
Usted, ¿se permite sentir placer con el dinero? Si no, ¿por qué no? Una
parte de todo lo que ingresa puede dedicarla al puro placer. La semana
pasada ¿Hizo con su dinero algo que le gustara? ¿Por qué no? ¿Qué
antigua creencia se lo estaba impidiendo? Renuncie a ella.
El
dinero no tiene por qué ser un asunto serio en su vida. Póngalo en la
perspectiva adecuada. Es un medio de intercambio y nada más. ¿Qué haría
usted, y qué tendría, si no necesitara dinero?
Jerry
Gilíes, el autor de Money Love (Amor al dinero), uno de los mejores
libros sobre este tema que he leído, sugiere que nos impongamos una
“multa a la pobreza”. Cada vez que pensemos o digamos algo negativo
sobre nuestra situación monetaria, cobrémonos cierta cantidad y
dejémosla aparte. Al finalizar la semana, tenemos que gastar ese dinero
en algo que nos dé placer.
Es
menester desempolvar nuestros conceptos sobre el dinero. He comprobado
que provoca menos resistencias un seminario sobre la sexualidad que
sobre el dinero. La gente se enoja muchísimo cuando se cuestionan sus
creencias referentes al dinero. Incluso las personas que acuden al
seminario porque necesitan desesperadamente llegar a tener más dinero se
enfurecen cuando intento hacerles cambiar las creencias que las
limitan.
“Estoy dispuesto a cambiar.”
“Estoy dispuesto a renunciar a mis antiguas creencias negativas.” A
veces tenemos que trabajar mucho con estas dos afirmaciones para poder
abrir un espacio desde donde empezar a crear la prosperidad.
Es
preciso que nos liberemos de la mentalidad del “ingreso fijo”. No ponga
límites al Universo insistiendo en que usted tiene “solamente” cierto
salario o nivel de ingresos. Ese salario o esos ingresos son un canal;
no son su fuente. Su provisión viene de una única fuente, que es el
Universo.
Hay un número infinito de
canales, y debemos abrirnos a ellos. Debemos aceptar en nuestra
conciencia que esa provisión puede provenir de cualquier parte, y de
todas partes. Entonces, cuando andemos por la calle y nos encontremos
una moneda, le daremos las gracias a la fuente. Quizás el don sea
pequeño, pero el hecho de haberlo recibido significa que nuevos canales
están empezando a abrirse. “Me abro para recibir nuevas fuentes de
ingresos.” “Ahora recibo mi bien tanto de fuentes habituales como
inesperadas.”
“Soy un ser ilimitado que acepta de forma ilimitada los bienes provenientes de una fuente ilimitada.”
Regocíjese por los gérmenes de un comienzo nuevo
Cuando
trabajamos para incrementar la prosperidad, lo que ganamos concuerda
siempre con lo que consideramos nuestros merecimientos. Una escritora
vino a verme con el fin de aumentar sus ingresos, y una de sus
afirmaciones era: “Estoy ganando mucho dinero como escritora”. Tres días
después de empezar a trabajar conmigo, entró en la cafetería donde
solía desayunar, se sentó y comenzó a escribir. Entonces se le acercó el
dueño a preguntarle si era escritora, y si querría hacer algo para él.
Después le trajo varias tarjetitas del establecimiento y le pidió que
escribiera en ellas: “Plato combinado especial: 3, 95 dólares”. A cambio
de ello, le sirvió el desayuno gratuitamente.
Aquella
pequeñez hizo que mi dienta advirtiera el comienzo de su cambio de
conciencia, tras lo cual empezó a vender bien sus libros.
Reconozca la prosperidad
Empiece
a reconocer la prosperidad allí donde la vea, y a alegrarse de ella. Un
conocido predicador evangelista de la ciudad de Nueva York recuerda que
en su época de pobreza solía pasar, a pie, junto a buenos restaurantes,
casas y automóviles lujosos y tiendas elegantes, diciendo en voz alta:
“Todo esto es para mí, todo esto es para mí”. Permítase sacar placer de
toda clase de mansiones suntuosas, bancos, grandes almacenes,
establecimientos de lujo… y, ¿por qué no?, también yates. Reconozca que
todo eso es parte de su abundancia, y recuerde que usted está
incrementando su conciencia para poder participar de esas cosas si así
lo desea. Si ve gente bien vestida, dígase: “¡Qué maravilla que tenga
semejante abundancia! Realmente, hay de sobra para todos”.
No queremos solamente el bien de los demás. Queremos también nuestro propio bien.
Sin
embargo, no somos dueños de nada. Sólo usamos nuestra posesiones
durante cierto tiempo, hasta que pasan a otra persona. Hay posesiones
que pueden quedar en una familia durante varias generaciones, pero eso
también tiene su final. En la vida hay un ritmo y una fluencia
naturales. Las cosas vienen y se van. Y creo que cuando algo se va, es
sólo para dejar lugar a algo nuevo y mejor.
Acepte los cumplidos
Muchísimas
personas quieren ser ricas, y, sin embargo, no quieren aceptar un
cumplido. Conozco a actores y actrices que quieren llegar al
“estrellato” y, sin embargo, no saben aceptar un cumplido sin encogerse.
Los
cumplidos son donaciones de prosperidad y hay que aprender a aceptarlos
con naturalidad y gracia. Cuando era niña, mi madre me enseñó a sonreír
y dar las gracias cuando me hacían un cumplido o un regalo, y esa
costumbre me ha beneficiado durante toda la vida.
Mejor
aún es aceptar el cumplido y devolverlo, para que la otra persona se
sienta también como si le hubieran hecho un regalo. Es una manera de
mantener en marcha el intercambio de bienes.
Regocíjese
de la abundancia que representa despertarse cada mañana frente a la
experiencia de un nuevo día. Alégrese de vivir, de estar sano, de tener
amigos, de ser creativo, de ser un ejemplo viviente de la alegría de
vivir. Viva con su conciencia a tope, y disfrute con el proceso de su
transformación.
En la infinitud de la. vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
Formo
parte del Poder que me ha creado, y me abro totalmente para recibir la
abundante comente de prosperidad que me ofrece el Universo.
Mis necesidades y deseos me satisfacen todos sin haberlo pedido siquiera.
Con la guía y la protección de lo Divino, elijo siempre aquello que me beneficia.
Me regocijan los éxitos ajenos, porque sé que hay de sobra para todos.
Constantemente aumento mi conciencia de la abundancia y esto se refleja en ingresos cada vez mayores.
Mi bien proviene de todos y de todas partes.Todo está bien en mi mundo.
Louise L. Hay
Extracto del libro: Usted puede sanar su vida por Louise Hay
Capítulo 11 : El trabajo Capítulo 12 : Éxito Capítulo 13: La prosperidad
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