Te advierto, quien quieras que fueres, ¡Oh! Tú que
deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de
ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú
ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar
otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. ¡Oh!
Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los Dioses.”
Inscripción en el templo del Oráculo de Delfos
Todos sabéis a estas alturas que la publicidad
incluye y usa subliminales para imbuir en nuestra psique mil cosas
distintas, desde órdenes y programas para ser ejecutados por la mente subconsciente, hasta arquetipos para cambiar conductas en las runas del patrón conductual, pasando por imágenes y formas determinadas para potenciar un cierto estado emocional, sexual,
etc. Pero, ¿cómo y cuando empezó a usarse, más o menos? Veamos uno de
los primeros casos de publicidad subliminal y la historia detrás del
mismo, para entender cómo, aquellos que conocen el funcionamiento de
nuestra psique, como estamos nosotros tratando de conocernos también, y tal y como avisa el Oráculo de Delfos, juguemos con las mismas reglas y en el mismo terreno de juego.
El caso de Betty Crocker, el pastel instantáneo
Este tipo de anuncios que vamos a ver ahora son puro
control mental aplicado a las masas, algo que está imbuido por todas
partes en todo tipo de noticia o publicidad que vemos. Es el
conocimiento de cómo funcionamos, aplicado para que un grupo de
personas, consigan lo que quieren a expensas del resto de nosotros.
Remontémonos a los años 50, cuando el psicoanálisis
de Freud estaba siendo investigado por agencias como la CIA para ver que
resultados tenía en la manipulación de la población de Estados Unidos.
Uno de los lugares donde fueron probadas estas técnicas fue, como no,
con los productos de alimentación, siendo Betty Crocker, una empresa que
hacia masa para pasteles, dulces, y demás, uno de los primeros en usar
estas herramientas para vender su producto. La “necesidad” salió al
presentar al mercado una mezcla pre-preparada para pasteles, que hacia
su trabajo de forma instantánea. Todo lo que había que hacer era poner
agua en la mezcla y al horno, y el pastel salía listo en minutos, algo
que era casi considerado “mágico” hace 6 décadas. Lo que pasaba es que
el producto no se vendía ni a tiros, nadie lo compraba, así que llamaron
a la puerta de varias agencias e institutos de la nueva ciencia de la
mente para ver que podían hacer para hacerle comprar a la gente algo que la empresa sabia que la gente no quería.
Los motivos del rechazo
La empresa contrató expertos para estudiar los
motivos del rechazo. Aunque, en general, las amas de casa de aquella
época, reconocían la conveniencia y facilidad de hacer pasteles con el
nuevo producto, no querían usarlo por sentirse culpables de no pasar el
tiempo necesario cocinando y haciendo el pastel de forma artesanal, lo
que representaba el cariño y amor que sentían por los maridos, hijos, y
familia en general para los que el pastel estaba destinado. A más tiempo
en la cocina preparando algo para los suyos, más sentimiento de
quererles tenían aquellas amas de casa. Al eliminar todo ese tiempo, y
poder hacer el pastel en pocos minutos poniendo solo agua, se sentían
realmente culpables al sentir que “engañaban” a sus familias que creían
tener un miembro trabajando duro para ofrecerles los mejores alimentos
con mucho amor y consideración.
Visto lo visto, cuando Betty Crocker recibió los
resultados, y, con ellos, el consejo de los expertos para solucionar el
tema, se encontró únicamente con la recomendación de poner en la
etiqueta del producto solo tres palabras más: “añade unos huevos”.
El simbolismo del huevo en la mente arquetípica
¿Porqué la recomendación de añadir huevo a la mezcla
para pasteles? La respuesta simple pero errónea: es un ingrediente más
de la misma y así las amas de casa se reconocían haciendo “algo” más que
poner solo agua en ella. La respuesta correcta, el huevo es un símbolo arquetípico dirigido hacia la mente de las consumidoras para hacerles cambiar su visión del producto.
¿Que es el huevo entonces? Un símbolo para la
“esencia creativa”, el universo mismo para algunas culturas ancestrales,
el útero de la creación, la esencia femenina sagrada de la que toda la
vida nace y su símbolo de la fertilidad. Así, el huevo, como símbolo
arquetípico muy antiguo, está imbuido en nuestro subconsciente asociado a
la vida, a la creación, al nacimiento, haciendo que, en el
subconsciente del ama de casa que iba a añadir el huevo al preparar el
pastel, se sintiera (sin darse cuenta) plena y satisfecha, por estár
“dando vida” y “creando” para su familia y seres queridos.
Estas tres palabras “añadir unos huevos”, no
procesadas conscientemente sino subconscientemente, eliminaban
automáticamente de la psique de los consumidores, sin que ellos lo
supieran, la culpa que generaba anteriormente el producto. El resultado,
las ventas del pastel instantáneo llegaron a niveles astronómicos, y
fue un éxito de ventas en la década de los 50 como pocos otros productos
lo habían sido.
Desde entonces, poco ha cambiado…
Actualmente, esto es el pan nuestro de cada día, TODOS los anuncios, TODA la publicidad, TODO lo que consumimos por TODOS los medios de comunicación
usan estas técnicas en mayor o menor medida, todo depende del
conocimiento que tenga alguien en la empresa al respecto, en sus
departamentos de marketing. Y por eso compramos lo que no necesitamos,
no queremos o no podemos pagar, etc. Simplemente porque al no conocernos
a nosotros mismos, y mira que el oráculo de Delfos lleva siglos
diciéndonoslo :—), los que si que nos conocen nos mueven como desean
movernos, activando los botones subconscientes que modifican nuestro
comportamiento.
No es cuestión de conocer todos los arquetipos y lo
que significan, ni buscarlos con lupa en cada anuncio, es cuestión de
saber que están siendo usados de forma normal, común y masiva por
empresas, multinacionales, gobiernos y demás, así que cada cosa que
veamos a través de los medios, seamos conscientemente críticos con sus
mensajes, y pensemos ¿que me estará intentando vender esto y que querrá
insertar en mi mente con ello? Quizás nuestra sabiduría interior aflore y
empiece a hacernos ver todo lo que hasta ahora nos parecía algo normal
en el producto, al fin y al cabo, ¿quien haría un pastel sin huevos?. Lo
obvio siempre tiene muchos niveles de protección y formas de pasar
desapercibido, y hay que saltárselos para llegar a descubrir lo que hay
realmente debajo de ello. Deja que lo haga tu intuición, solo hay que
poner la mente consciente alerta y lo demás se desarrolla por si solo.
fuente: aqui
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