El asma es una enfermedad intermitente. Se manifiesta en forma de un
acceso de sofocación, que se presenta al expirar haciéndolo difícil y
doloroso, mientras que la inspiración es fácil y rápida; esta sofocación
se acompaña de silbidos que se perciben tanto por el oído como mediante
el estetoscopio. Entre las crisis, la respiración es normal y el tórax
permanece silencioso.
El asma es una afección respiratoria caracterizada por la dificultad de
respirar, pudiendo ir incluso hasta la sofocación. Durante una crisis de
asma, la reacción del sistema inmunitario frente a las sustancias
causando alergias (alérgenos) es tan fuerte que puede conllevar un
bloqueo de la respiración corporal, silbidos respiratorios y a veces
incluso la muerte.
Necesito tomar la vida en mí (inspiración) y no consigo dar (expiración)
a tal punto que empiezo a ser preso de pánico (inspiro con facilidad
pero expiro con dificultad) de tal modo que la respiración (es decir mi
habilidad en respirar, se vuelve insuficiente y muy limitada porque
libero un mínimo de aire.
¿Me engancho a ciertas personas o a ciertas cosas que rehúso soltar? ¿Me
ahogo con la rabia o la agresividad que rehúso ver, al punto que esto
me “coge a la garganta”? ¿Tengo miedo de carecer de algo, sobre todo de
amor?
Así, el asma está fundamentalmente ligada a la acción de “ahogo”. Me
siento cogido a la garganta, sofoco, me ahogo con relación a un ser
amado o una situación. Me siento limitado en mi espacio. Incluso puedo
vivir una querella que me lleva a la confrontación, al enfrentamiento y
que envenena mi vida. Uso el asma para atraer el amor, la atención o una
forma de dependencia afectiva.
El asma siendo similar a la asfixia y a la alergia, puedo tener el
sentimiento de estar limitado y de dejarme invadir por los demás en mi
espacio vital, de estar fácilmente impresionado por el poder de los
demás en detrimento del mío, de querer complacer, de cumplir acciones
que no me convienen, yendo incluso hasta ahogarme para significar una
rebelión interior vinculada a una situación.
Es un medio excelente de sentirme fuerte, de conseguir todo lo que quiero manipulando a los demás...
Como nadie, si no quiero ver mis limitaciones, la confianza en mí se
sustituirá repentinamente por inquietud y angustia. No sabré como
“dealar” con mis emociones y sentiré una gran soledad.
Tendré que aprender con la vida y permitirme gozar de ésta. Los demás lo harán todo por salvarme!
Tengo la imagen de una persona débil que exige mucho amor sin estar
lista para el don de AMOR, como un niño que grita para sus necesidades
sin tener la madurez de compartir y abrirse lo bastante al don divino.
La vida es un intercambio mutuo, equilibrado y constante entre dar y recibir.
Todo esto, evidentemente, está relacionado con el pasado, una especie de
amor agobiante que interpreté como tal (generalmente materno), a una
tristeza inhibida de la primera infancia.
Es también un miedo recordando la primera respiración, en mi nacimiento,
en que me sentí ahogado o asustado por mi madre (inconscientemente) o
por una situación similar.
Así, la respiración simboliza la independencia de la vida, la individualidad, la capacidad de respirar yo - mismo.
No consigo manifestar un sentimiento de independencia, vivir mi propia
vida, me siento rechazado por la llegada de alguien más. Siento
dificultades en tomarme en mano y a soltarme de mis ataduras con mis
padres (una dependencia represiva, sobre todo frente a mi madre o al
cónyuge).
¡No concibo separarme de esta maravillosa imagen (mi madre) dulce y
confortante, casarme o ver cómo se divorcian mis padres sin tener
ninguna reacción! Estoy en una cólera “azul”, estoy furioso de rabia y
sigue la crisis de asma.
Compruebo si la dolencia se presenta periódicamente y cambio mi programación mental.
Ahora, tomo mi vida en mano, doy generosamente y tranquilamente sin forzar.
Reconozco humildemente lo que soy capaz de realizar incluso si esto
parece poco y, sobre todo, acepto abrirme al nivel del corazón y
trabajar con el proceso de integración que corresponde a lo que
realmente necesito.
Todo se arreglará para lo mejor, estaré satisfecho, colmado de amor,
ternura y dotado de una respiración normal y equilibrada. Aprendo a
amarme y a amar la vida.
El asma del bebé es aún más pronunciada que el asma común. El recién
nacido tiene tanto miedo a la vida y a vivir, que ya manifiesta en esta
fase el rechazo de estar aquí. Es bueno que yo le hable en pensamiento o
en palabras con un corazón abierto para decirle cuánto está amado,
apreciado y cuánto estoy atento a sus necesidades.
fuente: aqui
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.