Podemos evitar el sufrimiento innecesario y aprender a limitar el dolor que es inevitable.
El dolor es una sensación desagradable
de que algo nos hace daño, hace referencia a algo orgánico y corporal,
es algo común a todos los seres vivientes.
Es una impresión personal que aprendemos
de nuestras propias experiencias desde pequeños, es una condición que
no perdona ni excluye a nadie, cuando algo nos molesta, lastima o
incomoda quiere decir que hay malestar.
Lo que hacemos cuando algo nos duele,
puede cambiar cómo lo apreciamos y lo tratamos. Podemos sufrir y hacer
de esa situación un problema, haciéndonos la víctima, culpándonos y
hallando motivos para sufrir, o podemos aceptar la situación, intentar
entenderla y en lo posible solucionarla.
El dolor, pasa, lo que nos queda es el malestar y el sufrimiento.
El sufrimiento es la respuesta aprendida y emocional, que tenemos ante un dolor físico o una situación dolorosa. Es un conjunto de emociones y pensamientos que se enlazan, teniendo más fuerza y duración que el dolor emocional.
El sufrimiento puede durar indefinidamente, aunque lo que lo provocó se haya arreglado.
Tipos de Dolor
El dolor puede ser:
- Dolor agudo, si dura poco tiempo y suele tener una causa reconocible, es como una advertencia de un daño, es la respuesta física ante un estímulo hostil o perjudicial que causa el dolor.
- Dolor crónico, si dura más, a veces incluso de por vida, es independiente a su origen y puede que este ya no exista, pero los nervios estimulados siguen enviando el dolor al cerebro.
Hay dolor, físico, mental, moral, etc. y aunque tienen diferentes orígenes, cada uno es y lo sentimos de una forma específica.
Las mejoras aportadas por la ciencia,
gracias a los avances de la anestesia y la analgesia, estamos menos
acostumbrados con el dolor que nuestros antecesores, por eso le tememos
mucho más.
Todos pasamos por situaciones dolorosas y podemos:
- Vivir el dolor y aguantarlo.
- Podemos generar un gran sufrimiento.
Cuando una persona sufre:
- Se siente amenazada.
- No acepta la situación relacionada con el sufrimiento y se perturba.
- Se siente incapaz de hacerle frente.
- Vive un estado importante de inseguridad.
- Cree que le va a durar siempre.
- Cree que no lo va a poder soportar.
En el sufrimiento predomina un
sentimiento de impotencia y de no tener control sobre lo que sucede e
incluso sobre sí mismo, que se manifiesta en la intensificación de
diferentes emociones: depresión, enojo, autocompasión, etc., es algo psicológico y es inherente solo a las personas.
El sufrimiento hace que tomemos
conciencia de nuestras limitaciones ante la vida. Todos reaccionamos de
manera diferente ante una misma situación.
Tenemos miedo al sufrimiento y ese mismo
miedo nos genera sufrimiento, por su parte, el miedo al dolor nos hace
sufrir más que el propio dolor
La primera impresión del dolor puede ser
física, un dolor de cabeza, muscular etc., moral, una decepción, una
ofensa, etc., anímico, miedo, angustia etc. u otros.
Si somos fuertes emocionalmente para aguantar y resistir el dolor, normalmente, podremos controlarlo, pero si atravesamos por una etapa negativa, o vivimos estancados en alguna etapa del pasado nos será más difícil soportar el dolor.
Una vez que el dolor pasa, lo olvidamos, aunque a veces nos deja una marca que se graba en el alma para siempre.
Aunque queramos minimizarlo, el dolor,
es inevitable, necesario y bien llevado, también tiene sus aspectos
significativos, aunque nos cueste entenderlo.
El dolor es un proceso que se tenemos que vivirlo y es importante para crecer y entender la vida de una forma más amplia y completa. No es un castigo, ni una penitencia. Es una realidad, que tenemos que aceptar y aprender a manejar.
Nuestra actitud personal influye directamente en cómo lo vivimos. Una actitud positiva y activa nos permite aguantar mejor el dolor. Una actitud negativa y prepotente, nos dejará odio, malestar, enojo y mucha desesperación.
Cada uno vivimos el dolor a nuestro
modo. Algunas personas se cierran en sí mismas, otras necesitan
ocuparse, sentir control y movimiento, hay quienes buscan la fe y la
meditación, el caso es que procuramos afrontarlo como lo podemos manejar
mejor.
El consuelo no es algo natural, es una
buena acción que ayuda a conllevar el malestar pero no lo quita. Hay
procesos que tenemos que vivirlos aunque sean molestos.
Tener confianza e ilusión puede ayudar.
A veces queremos ayudar a otra persona
que está sufriendo y no sabemos qué hacer. Lo que no debemos hacer es
comparar su situación a otras parecidas que nosotros hemos vivido, ni
minimizar su problema, lo mejor es escucharla, e intentar comprenderla,
sentir su dolor, su temor y su rabia y estar con ella compartiendo esos
momentos dolorosos, ayudándola y tratando de aliviarle la pena.
JOSEP MASDEU BRUFAL
fuente:aqui
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