Cuando tenemos un problema, la mayor parte del tiempo solemos darle mucha más energía de la que se merece.
Nos preocupamos. Pensamos en ello. Pensamos nuevamente en ello.
Colocamos en una balanza nuestras emociones y nuestros sentimientos
sobre el tema.
Hacemos que nuestros problemas se vean más grandes de lo que
realmente son, pero en comparación con todo lo que está ocurriendo a
nuestro alrededor y de la inmensidad del universo, nuestros problemas
son realmente del tamaño de un grano de arena.
A veces, parte de encontrar una solución a nuestros problemas es no
enfocarnos mucho en ellos. En lugar de esto, ve y ayuda a alguien más
con su problema.
Al dejar de alimentar los problemas que enfrentamos en nuestra vida
con energía innecesaria, podemos dejar de caer en la ilusión de que son
tan grandes. En vez de eso, podemos comenzar a ver la verdadera realidad
de nuestros problemas que, si bien no son insignificantes, ciertamente
no son montañas infranqueables.
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