Algunas palabras del libro “Mensaje de los Sabios”
EL CICLO DE LA VIDA
Cuando estamos aquí pasamos por muchas
etapas. Nos despojamos de un cuerpo de recién nacido, pasamos al de un
niño, del de niño al de adulto, y del de adulto al de anciano. ¿Por qué
no dar un paso más y desprendemos del cuerpo adulto para pasar a un
plano espiritual? Eso es precisamente lo que hacemos.
Nunca dejamos de crecer. Y cuando
llegamos al plano espiritual seguimos creciendo aún más. Pasamos por
varias etapas de desarrollo. Cuando llegamos, estamos quemados.
Tenemos que pasar por una etapa de
renovación, una de aprendizaje y una de decisión. Decidimos cuándo
queremos regresar, dónde y por qué motivos. Algunos resuelven no volver.
Prefieren pasar a otra etapa de
desarrollo y permanecen en forma espiritual, unos más tiempo que otros,
antes de regresar. Todo es crecimiento y aprendizaje, un crecimiento
continúo. El cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras
estamos aquí. Lo que perdura eternamente es el alma y el espíritu.
Nuestras vidas no son el resultado de
actos y acontecimientos aleatorios. Las trayectorias vitales están
previstas sabia y detenidamente para mejorar el aprendizaje y la
evolución.
Elegimos a nuestros padres, que suelen ser almas con las que hemos interactuado en vidas anteriores.
Aprendemos de niños, de adolescentes y
de adultos, y evolucionamos espiritualmente a medida que nuestros
cuerpos cambian. Cuando el alma abandona el cuerpo en el momento de la
«muerte» física, seguimos el aprendizaje en planos superiores, que en
realidad son niveles superiores de conciencia. Repasamos la vida que
acabamos de abandonar, aprendemos las lecciones y preparamos la próxima
existencia. El aprendizaje no termina con la muerte del cuerpo.
Existen muchos niveles de conciencia que
visitamos cuando el alma abandona el cuerpo físico. Uno importante es
la etapa de aprendizaje, en la que repasamos nuestras vidas. Volvemos a
experimentar cada encuentro, cada relación. Sentimos las emociones de la
gente a la que hemos ayudado o hecho daño, amado u odiado, afectado
positiva o negativamente. Sentimos sus emociones muy profundamente, pues
se trata de un recurso de aprendizaje con mucha fuerza, una especie de
reacción de respuesta instantánea e intensa al comportamiento que
tuvimos cuando estábamos en la Tierra, en un cuerpo físico. Aprendemos a
través de las relaciones, y por eso es importante comprender cómo hemos
afectado a los demás.
El concepto de la reencarnación explica y
aclara las relaciones de la vida actual. A menudo resulta que hechos
del pasado lejano siguen influyendo en las relaciones actuales. Darse
cuenta de las causas fundamentales de vidas anteriores puede servir para
arreglar la relación del presente. La conciencia y la comprensión son
potentes fuerzas reparadoras.
EL REGRESO
Elegimos cuándo queremos pasar al estado
físico y cuándo queremos abandonarlo. Sabemos cuándo hemos conseguido
aquello a por lo que nos enviaron aquí abajo… Cuando has tenido tiempo
de descansar y revigorizar el alma, se te permite elegir cuándo regresar
al estado físico.
No nacemos en nuestra familia por
accidente ni por casualidad. Elegimos las circunstancias y preparamos un
plan para nuestra vida antes incluso de ser concebidos. Nos ayudan en
esa preparación los serenes espirituales llenos de amor que después nos
guían y protegen mientras estamos en el cuerpo físico y se va
desarrollando el plan de nuestra vida. Podemos llamar destino a los
hechos que van desarrollándose después de que los hayamos elegido.
Existen pruebas importantes de que vemos
los principales acontecimientos de la vida que tenemos por delante, los
puntos de destino, en la etapa de preparación que precede a nuestro
nacimiento. Se trata de pruebas clínicas, recopiladas por mí y por otros
terapeutas a partir de los pacientes que han experimentado recuerdos
previos al nacimiento mientras estaban hipnotizados o medicados, o de
forma espontánea.
Ya está programado quiénes serán las
personas más importantes que conoceremos, cuáles los reencuentros con
almas gemelas y compañeros del alma, incluso los lugares en los que
sucederán esos hechos. Algunos casos de déjà vu, esa sensación de haber
estado antes en un sitio o de haber vivido un momento, pueden explicarse
como un vago recuerdo de esa anticipación de la vida que está
cristalizando en la vida física que vivimos.
Lo mismo sucede en el caso de la gente.
Las personas adoptadas suelen preguntarse si el plan de su vida se ha
visto alterado de algún modo. La respuesta es negativa. Los padres
adoptivos se eligen, lo mismo que los naturales. Todo tiene su razón, y
en el curso del destino no existen casualidades.
Aunque todos los seres humanos tenemos
un plan vital, también tenemos libre albedrío, lo mismo que nuestros
padres y todas las personas con las que nos relacionamos. Nuestras vidas
y las suyas quedarán afectadas por las elecciones que hagamos mientras
estemos en estado físico, pero los puntos del destino sucederán de todos
modos. Conoceremos a las personas que proyectamos conocer y nos
enfrentaremos a las oportunidades y los obstáculos que habíamos previsto
mucho antes de nacer. Sin embargo, la forma de desenvolvemos ante esas
situaciones, nuestras reacciones y decisiones subsiguientes son las
expresiones de nuestro libre albedrío. El destino y el libre albedrío
coexisten e interactúan constantemente. Son cosas complementarias, no
contradictorias.
Las pruebas procedentes de los pacientes
a los que he sometido a regresiones coinciden en que el alma parece
reservarse un cuerpo concreto, aproximadamente en el momento de la
concepción. No puede ocuparlo otra alma. Sin embargo, la unión del
cuerpo y el alma no se completa hasta el momento de nacimiento. Antes de
eso el alma de un ser nonato puede estar tanto dentro como fuera del
cuerpo, y a menudo es consciente de experiencias que suceden al otro
lado. También puede percatarse de hechos que ocurren fuera de su cuerpo e
incluso del de su madre.
El alma no puede dañarse jamás. Ni los abortos espontáneos ni los provocados pueden hacerle daño.
Cuando un embarazo no termina bien, no
es infrecuente que la misma alma ocupe el cuerpo de un hijo posterior de
los mismos padres.
El karma y las lecciones
Tenemos deudas que hay que pagar. Si no
las hemos abonado, tenemos que llevárnoslas a otra vida para saldarlas.
Al pagar las deudas progresamos. Algunas almas lo hacen más deprisa que
otras. Si algo interrumpe tu capacidad de pagar esa deuda, tienes que
regresar al plano del recuerdo y esperar allí hasta que vaya a verte el
alma con la que tengas la deuda. Cuando los dos podáis volver a una
forma física al mismo tiempo, se os permitirá regresar, pero el que
decide cuándo volver eres tú. Tú decides lo que hay que hacer para pagar
esa deuda.
Habrá muchas vidas para satisfacer todos los acuerdos y todas las deudas pendientes.
Aún no se me ha comunicado nada sobre
muchos de los demás planos, pero éste, el relacionado con «las deudas
que hay que saldar», evoca el concepto del karma. El karma es una
oportunidad de aprender, de poner en práctica el amor y el perdón. El
karma es también una oportunidad de expiar, de hacer borrón y cuenta
nueva, de compensar a aquellas personas a las que hayamos podido
molestar o dañar en el pasado.
El karma no es solamente un concepto
oriental. Es una idea universal, plasmada en todas las grandes
religiones (véase La responsabilidad por las propias acciones en el
Apéndice A, Valores espirituales compartidos). La Biblia dice: «Se
recoge lo que se siembra«. Todo pensamiento y toda acción tienen
consecuencias inevitables. Somos responsables de nuestras acciones.
LA CREACIÓN DE RELACIONES DE AMOR
Son niveles de aprendizaje distintos, y
tenemos que aprender algunos de ellos en carne propia. Tenemos que
sentir el dolor. Los espíritus no sienten dolor. Están en una etapa de
renovación. El alma se renueva. En estado físico, cuando entran en la
carne, sienten dolor; pueden sufrir. En forma espiritual no se siente
dolor.
Sólo existe felicidad, una sensación de
bienestar. Pero es un período de renovación por el que pasamos. En
estado espiritual, la relación entre la gente es distinta. En estado
físico, pueden experimentarse las relaciones.
Tras nacer en estado físico, nuestra principal fuente de aprendizaje es la relación con los demás.
A través de la alegría y el dolor de las
relaciones con otras personas, progresamos en nuestra senda espiritual
para aprender sobre el amor desde todas partes. Las relaciones son un
laboratorio viviente, una prueba sobre el terreno para determinar cómo
nos va, si hemos aprendido nuestras lecciones, para descubrir hasta qué
punto nos acercamos a nuestro plan vital predeterminado. En las
relaciones se evocan nuestras emociones, y reaccionamos. ¿Hemos
aprendido a poner la otra mejilla o contraatacamos con violencia?
¿Tendemos la mano a los demás con comprensión, amor y compasión, o
reaccionamos con miedo, egoísmo o rechazo?
Sin las relaciones no lo sabríamos, no
podríamos evaluar nuestro progreso. Son oportunidades maravillosas para
aprender, aunque difíciles.
LA ELIMINACIÓN DE OBSTÁCULOS PARA LA FELICIDAD Y LA ALEGRÍA
Usted sabe mucho más que los demás.
Comprende muchas más cosas. Sea paciente con ellos. No tienen los
conocimientos que usted posee. Enviaremos espíritus para que le ayuden,
pero lo que está haciendo ya es correcto… Siga así. No hay que
desperdiciar esta energía. Tiene que deshacerse del miedo. Ésa será su
mejor arma.
Todos hemos sido creados a imagen y
semejanza de Dios, y Dios está dentro de todos. Nuestra naturaleza
básica subyacente se basa en el amor, la paz, el equilibrio y la
armonía. Nuestra esencia innata es compasiva, cariñosa y buena. Somos
almas.
En el transcurso de nuestras vidas va
acumulándose un revestimiento de miedo, rabia, envidia, tristeza,
inseguridad y muchos otros sentimientos negativos que tapa nuestra
hermosa naturaleza interior. Esa envoltura se intensifica y se refuerza
debido a la educación y a las experiencias de nuestra niñez en la vida
actual. Parecemos lo que no somos: personas furiosas y temerosas, llenas
de sentimiento de culpa e inseguridad. Nos hemos olvidado de quiénes
somos en realidad.
No nos hace falta aprender qué son el
amor y el equilibrio, la paz y la compasión, el perdón y la fe. Los
conocemos desde siempre. Nuestra tarea es, por el contrario, olvidar
esas emociones y actitudes negativas y dañinas que asolan nuestras vidas
y nos producen tanto sufrimiento a nosotros, a nuestras comunidades y a
nuestro mundo. Al ir deshaciéndonos de esos rasgos negativos, quién lo
iba a decir, redescubrimos nuestra auténtica naturaleza, nuestro yo
positivo y amoroso. Siempre ha estado ahí, pero tapado, oscurecido y
olvidado.
Cuando retiramos las capas exteriores de
residuos e inmundicia, las ideas y las emociones negativas, cuando
limpiamos y pulimos el revestimiento exterior, podemos vislumbrar de
nuevo los auténticos diamantes que en realidad somos. Somos almas
inmortales y divinas y estamos recorriendo un camino. En el fondo,
siempre hemos sido diamantes.
EL PODER CURATIVO DE LA COMPRENSIÓN
Todo es amor… Todo es amor. El amor lleva a la comprensión. La comprensión lleva a la paciencia.
Y entonces se detiene el tiempo. Y todo pasa aquí y ahora.
Las regiones más profundas de nuestra
mente no están sujetas a las leyes temporales normales. Sucesos del
pasado remoto pueden afectamos todavía con una aguda inmediatez. Las
heridas del pasado influyen en nuestro humor y en nuestra conducta como
si nos las hubieran infligido ayer, y a veces su fuerza aumenta incluso
con el tiempo.
La comprensión puede ayudar a cicatrizar esos traumas del pasado.
Dado que la mente más profunda no está
sujeta a las condiciones habituales del tiempo y el espacio, los sucesos
del pasado pueden rescribirse y reformularse. La causa y el efecto no
están ligados tan inextricablemente. Los traumas pueden deshacerse y los
efectos perjudiciales, invertirse. Puede darse una curación profunda,
incluso cuando se interpongan grandes distancias o hayan pasado muchos
años de dolor y sufrimiento.
Del mismo modo que el amor aporta una profunda curación a las relaciones, la comprensión comporta una reducción del miedo.
La comprensión abre una ventana por la
que la brisa del amor se lleva suavemente las dudas y las ansiedades,
refresca el alma y nutre las relaciones.
Los miedos suelen referirse a hechos que ya han sucedido, en esta misma vida o en otras muy anteriores.
Como nos hemos olvidado, proyectamos
esos miedos en el futuro pero, en realidad, lo que tememos ya ha
terminado, Lo único que tenemos que hacer es recordar, despertar al
pasado.
Según Brian Weiss
Fuente: Maria Catuara y FC
Fuente: Plan de Maestría
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.