Miguel Ángel no pintó la bóveda de la Capilla Sixtina mientras
chateaba por su celular y Tolstoy no escribió “Guerra y paz” mientras
miraba un juego de futbol.
Si bien podemos sentirnos productivos cuando hacemos mil cosas a la
vez, no podemos dar lo mejor de nosotros cuando nuestra energía está
dispersa.
Hacer sólo una cosa que sea verdaderamente increíble es mucho mejor que hacer cien cosas que sean todas mediocres.
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