Uno de los más grandes principios espirituales que podemos aprender
es que la plenitud no viene de manera gratuita. Puede sentirse bien por
un momento que nuestros logros sean entregados a nosotros en bandeja de
plata, pero es el trabajo involucrado en merecerlos lo que creará la
apreciación y la realización duradera.
Mientras más duro trabajemos por algo, más felices nos hará. Esto nos
da una manera diferente de ver los obstáculos en nuestras vidas.
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