jueves, 26 de noviembre de 2015

¿Qué es la Cábala?



La Cábala o Qabbaláh significa literalmente “recepción” y es conocida como un sistema filosófico esotérico, de origen judío, que comprende una Teosofía completa y una serie de herramientas para la evolución armónica del hombre. 

Tras la diáspora se encuentran asentamientos judíos en el Languedoc francés, donde ya en el siglo XII Isaac el Ciego escribe presuntamente una obra cabalística: El Bahir. De Francia la Cábala pasa a España, donde destacan figuras como Azriel de Gerona o Ibn Gabirol. España, Sefarad, es el lugar donde la Cábala alcanza su esplendor, con una obra del mismo nombre: El Zohar (Libro del Esplendor), atribuido a Moisés de León. Sin embargo, su verdadero origen se remonta a tiempos bíblicos, puesto que la Cábala, como todo saber esotérico, se transmitía oralmente a unos iniciados.

El término “recepción” indica que es un saber revelado directamente por Dios, se dice que a Abraham y Moisés. De ahí viene el otro término por el que se la conoce: Sabiduría Secreta (jokmáh nistaráh). Algunos cabalistas afirman que la Cábala es inherente al hombre desde Adán, un conocimiento interno que puede desvelarse, de ahí que digan que “La Cábala no se estudia se recuerda”.

Utilizando las herramientas de la Cábala (Notarikón y Temurá), analizaremos su significado:
קּבּלּהּ
Comienza por la letra קּ
Quof, que significa tanto llave como parte posterior de la cabeza –la “Boca de Dios”, dónde según se dice se recibe la iluminación.

לּבּ
Leb
Corazón
הּבּלּ
Hevel
Aliento
לּהּבּ
Lahab
Llama
לּבּהּ
Labah
Entusiasmar
Una posible composición con estas palabras sería:  “El aliento que prende la llama del corazón con entusiasmo”.

La Cábala se constituye por:

  • Un cuerpo de conocimientos teosófico y filosófico, que incluye una interpretación hermética de la Toráh, y obras propiamente cabalísticas como el Zohar y el Sefer Yetzirath.  Para los cabalistas, el lenguaje es creador y la Toráh contiene todas las claves necesarias para la comprensión del cosmos y del hombre.

  • Unas herramientas para la hermenéutica del significado oculto de la Toráh. El lenguaje hebreo, se considera un lenguaje puro (la palabra y la cosa designada son lo mismo). Es el lenguaje sagrado de Occidente, como el sánscrito lo es de Oriente. Dichas herramientas son: Guematria, Temurá y Notarikón. El uso de tales herramientas se conoce como Cábala práctica.

  • Un diagrama que describe tanto el macrocosmos como  el microcosmos: el Arbol Sefirótico o Arbol de la Vida, constituído por 10 esferas (Sefirot) y 22 Senderos que unen éstas, a cada uno de los cuales les corresponde una de las 22 letras hebreas del alefato. Dios se sirvió de las letras para crear el universo a través de sus emanaciones o sefirot:Diez sefirot de la Nada y 22 letras fundamento”  (Sefer Yetzirah)


El idioma hebreo

“En el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”
Juan 1.1.


En hebreo, el nombre del objeto y el propio objeto designado son una misma cosa, de hecho se utiliza una misma palabra: דּבֿרּ (dabar). Es el sujeto, con su palabra creadora, quien da lugar a los objetos, tanto internos como externos. Teniendo en cuenta que “cosa” u “objeto” es aquello de lo que podemos decir algo y a lo que podemos nombrar, el Sujeto, llámese Consciencia o Dios, no puede ser definido ni limitado, pues entonces sería un objeto. Tan solo podemos “apuntar” hacia Eso, pues ninguna palabra puede designarlo. Aquí vemos la correspondencia con otras enseñanzas, como el Taoismo: “El Tao que puede nombrarse no es el verdadero Tao…”

El idioma hebreo es de origen semítico y es uno de los más antiguos que se conocen. Se constituye por un alfabeto –el Alefato- de 22 letras consonantes. De ahí que la pronunciación correcta de una palabra –dependiente de los indispensables fonemas vocálicos- se considerara un conocimiento oculto y de gran poder.

יהוה
De hecho el Shem o Nombre (YHVH), conocido también como Tetragrama,  no puede ser pronunciado pues el modo correcto de hacerlo se desconoce.  Los judíos utilizan el término Adonai  para referirse a Dios.


Para poder pronunciar las palabras de uso común se inventaron los llamados puntos masoréticos o bien se utilizaron determinadas letras ( he, yod, vau) como vocales.

El texto se escribe de derecha a izquierda, y cada palabra debe componerse de al menos dos letras. Otra cualidad única del hebreo es que cada una de las veintidós letras tiene un valor numérico, por medio del cual puede ser calculado el valor numérico de cualquier palabra. Esta peculiaridad permite una de las técnicas hermenéuticas de la Cábala: la Guematria.

Por otro lado, cada una de las 22 letras tiene un significado propio, lo cual permite el desarrollo de otra técnica, llamada Notarikón.


El Alefato hebreo se conoce también como el “Alfabeto de Fuego”, por los bellos trazos de las letras y, quizás, porque la letra שּׂ corresponde al 22 sendero del Arbol de la Vida, por donde entra el Rayo Relampagueante.  Su significado es precisamente Fuego y Espíritu, y su forma recuerda  a una triple llama.


Las 22 letras se complementan con 5 letras finales, que son una variación del símbolo que corresponde a  5 determinadas letras cuando se escriben al final de la palabra.

El Arbol de la Vida


        Diez sefirot de la Nada y 22 letras fundamento (Sefer Yetzirah)

El Arbol de la Vida o Arbol Sefirótico, diagrama principal de la Cábala, aparece ya como representación de toda la creación en el Sefer Yetziráh (Libro de la Formación): “Diez sefirot de la Nada y 22 letras fundamento”.  En el Génesis se indica que en el Jardín del Edén existen dos árboles: El Arbol de la Vida y el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.  Sabemos que el fruto del primero es la vida eterna, mientras que el del segundo es la muerte. La interpretación ortodoxa de este conocido mito ya la conocemos. Pero podemos examinarlo desde otra visión:


“Discriminar entre el mal y el bien es el origen de todo pecado”  (Ramana Maharsi)

En el Arbol de la Vida la la triada formada por  las 3 primeras esferas se le conoce como “Triada de las Raíces” o “Gran Rostro”, por referirse a la Divinidad, siendo el resto del Arbol llamado “Pequeño Rostro”. La primera de las triadas de éste es la formada por la esfera del Conocimiento, que es una esfera oculta, y las esferas 4 y 5: Misericordia (Jesed) y Severidad (Guevuráh), también conocidas como Bien y Mal. La esfera del conocimiento: Daat, es realmente una esfera oculta, la undécima esfera, llamada a veces la “no esfera”. El conocimiento del bien y del mal es el comienzo de la Dualidad y el fin de la Unidad, la expulsión del Paraíso en definitiva, puesto que no es posible ningún opuesto sin su contrario.


El Arbol de la Vida puede verse como un camino que el alma recorre para retornar de nuevo a su Origen. Este camino de 32 elementos es el “Camino del Corazón”, puesto que el corazón: לּבּ leb, suma exactamente 32, que es también el número de veces que se menciona a Dios en el Génesis. Y como hemos visto, las letras lamed y beth forman también parte de la palabra Kabaláh. En síntesis, puede compararse la Cábala con una escalera que permite remontar los sucesivos niveles de manifestación hasta alcanzar la Causa Suprema.

La Escalera de Jacob

Yo dije: “Muéstrame la escalera que pueda subir hasta el Cielo”

El dijo: “Tu cabeza es la escalera, pon tu cabeza bajo tus piés”
(Rumi)


El Arbol de la Vida es también la Escalera de Jacob, que conecta el cielo con la tierra. Cada Nivel de Manifestación tiene su propio Arbol, que se encadena al siguiente. El Árbol de cada mundo crece a partir de la estructura del anterior, de tal manera que el flujo que conecta todo lo que existe, está presente en todo lo manifestado.  Tal y como se dice: “la cabeza en el cielo y los pies en el suelo”, el trabajo del alma requiere estar conectada a todos los niveles. Y existen 4 niveles de manifestación: físico o material, emocional, mental y espiritual. Los distintos árboles que se corresponden a estos niveles se unen desde dos sefirot: Kether y Tiferet, de modo que el Kether del nivel físico es el Tiferet del nivel emocional, y el Kether de esta nivel es el Tiferet del nivel mental, y el Kether de dicho nivel es el Tiferet del espiritual. Tiferet es siempre el Centro del Arbol, mientras que Kether es su Corona. La estrecha relación entre estas dos esferas puede ilustrarse con la frase de Jesús: “El Padre y Yo somos Uno”.





Por otra parte, los “Ángeles subiendo y bajando por esta escalera” representan el movimiento continuo en ambas direcciones, que podríamos decir de involuciónhacia abajo y evolución, hacia arriba. 

Es interesante reseñar que el Arbol sefirótico está “invertido”, pues sus raíces se encuentran en el cielo, y sus ramas en la tierra. La última esfera o  sefirah es Malkut, que representa el “Fruto” del Arbol, mientras que la primera de las esferas  Kether  sería la “Fuente” que, como un surtidor,  llena su recipiente, y una vez lleno, se derrama sobre otro inferior, el cual, al llenarse a su vez se desborda sobre un tercero más abajo y así sucesivamente en cada una de las esferas. Este derramarse constante de la fuente nos recuerda que la Creación sucede a cada instante. 



fuente: aqui

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