martes, 1 de marzo de 2016

Canales y centros acumuladores de energía en el cuerpo humano (II) - David Topí



Habíamos explicado en el post anterior porqué es necesario el desarrollo del sistema de soporte energético para que se pueda llevar a cabo con mayor efectividad y seguridad todo intento de desarrollo de las funciones psíquicas y extrasensoriales superiores del ser humano. Estas estructuras de apoyo, son como las tuberías y llaves de paso de cualquier sistema de distribución de agua, en este caso de energía vital, en el cuerpo etérico. Sin su desarrollo correcto, no se puede aspirar a mucho más en términos de desarrollo energético, pues son el sustento y los cimientos del mismo.

Los chakras secundarios
Si los potenciales latentes del ser humano se manifiestan cuando los chakras primarios y sus glándulas correspondientes se desarrollan y activan completamente, los chakras menores que poseemos  son el piso justo inferior en el que se apoya esta activación, ya que comparten muchas similitudes con los centros primarios (chakras mayores), pero son más pequeños, más simples y poseen solo algunas funciones más especializadas. El propósito principal de estos vórtices secundarios es el de refinar, transformar y acondicionar las energías recibidas a través del sistema terciario (puertos de intercambio de energía en el sistema de canales, nadis, meridianos) en un tipo de energía con cualidades específicas, según sean los requerimientos de cada chakra primario, órganos dependientes y funciones determinadas a donde vaya destinada esa energía.

La estructura de un chakra, del tamaño que sea, en general, puede representarse como teniendo varios polos alrededor del núcleo central. Cada polo es un pequeño vórtice estructural de energía que se abre dentro y sobre la superficie de la piel y directamente sobre la contrapartida etérica de una articulación, un órgano o una glándula del cuerpo físico, que es donde luego nosotros asociamos la posición del chakra (p.ej. “el chakra del timo”) en nuestros diagramas de anatomía energética del cuerpo humano.

Los puntos de intercambio energético
Otro componente importante son los puertos de intercambio de energía (que solemos definirlos como un sistema terciario, en funciones e importancia), que son descritos como minúsculos centros de energía en forma de pequeños poros, con funciones muy simples, muy similares a los millones de pequeños poros y pelos que cubren la piel física del cuerpo. Su función básica es la de absorber y descargar energía y, en un nivel más alto, detectarlas, como pequeños receptores y antenas. El nivel de sensibilidad energética que tenemos todos nosotros depende en gran medida de estos pequeños receptores, pues toda la superficie de la piel está cubierta con ellos, aunque existen algunas áreas en que se encuentran marcadamente concentrados y que son:

1.- Las plantas de los pies.
2.- Las palmas de las manos.
3.- Los pasajes nasales y pulmones.
4.- Los labios, boca y lengua.
5.- Los genitales.

Las manos y los pies, son de los conductos de energía más extensos del cuerpo y, por lo tanto, contienen mayores concentraciones de puertos de intercambio de energía. Estas son, en consecuencia, las áreas más importantes a estimular, desarrollar y lograr sensibilidad consciente durante los primeros ejercicios de desarrollo energético, no en vano muchas terapias se hacen usando los palmochakras, o muchos ejercicios de recarga energética se hacen a través de los chakras de las plantas de los pies.

Los centros de almacenaje energéticos
Finalmente, el ser humano tiene tres centros principales de almacenaje energético, en estos, diferentes cualidades de energías son acumuladas y almacenadas. Son centros totalmente diferentes a los vórtices primarios o chakras mayores, pero, evidentemente, como todo en el cuerpo, están interrelacionados con ellos. Estos tres acumuladores son conocidos generalmente como tantiens:
1.- El tantien, caldero u “horno”  inferior, a medio camino entre el ombligo y la línea púbica, y unos 3 cm hacia el interior del cuerpo. Almacena la energía vital física en bruto. Asociado a la energía “Jing” de la medicina tradicional china y de las enseñanzas taoistas.

2.- Tantien medio, en el centro del pecho, en la base del esternón, y 3 cm hacia adentro.  Almacena la energía emocional (en bruto). Sede de la energía “qi”.

3.- Tantien superior, entre las cejas, a la altura de la parte superior de las fosas oculares y 3-4 cm hacia el interior de la cabeza, su función es almacenar energía mental y psíquica en bruto y es la sede de la energía “shen” de las filosofías y enseñanzas orientales. El conjunto de los diferentes tipos de energía (o diferentes gradientes de la misma) jing, qi y shen, es lo que la medicina china conoce como “los tres tesoros”.

De estos tres, el más importante y seguro para llenar activamente es el centro de almacenaje del Hara, el tantien inferior. Puesto que los tres centros están interconectados, cuando el tantien inferior es llenado, automáticamente irriga y trasvasa al tantien medio, y cuando este se llena, automáticamente se versa sobre el tantien superior. El proceso es mucho más complejo, aquí trato solo de hacer la analogía de una presa donde una compuerta cuando rebosa pasa el agua a la siguiente y cuando rebosa esta llega a la siguiente. En todo caso, en las filosofías orientales tenéis mucha explicación detallada del proceso energético que sucede en los tantiens y de la transformación de jing en qi y de qi en shen, así como de los desplazamientos que sufren estos tantiens a lo largo de su desarrollo y crecimiento. Para nuestra explicación, solo necesitamos entender que cuando se envía energía directamente al tantien inferior, los otros dos centros serán automáticamente irrigados a medida que la energía “rebosa” de uno a otro.

Desestabilizando los tantiens
Al igual que forzar la apertura de chakras primarios sin que estos reciban la energía necesaria para ello provoca ciertos efectos físicos contraproducentes, como explicaba en el artículo anterior, algo parecido sucede con los tantiens si llenamos o intentamos llenar los superiores sin haber completado la “carga” del inferior. Esto puede provocar efectos adversos, llegando a desestabilizar el cuerpo etérico y hacer descender los niveles de energía en general. Todo el cuerpo energético y las estructuras que tenemos tienen sus funciones, y unas dependen de otras, sin que sea recomendable saltarse ningún “paso” en el flujo de distribución de vitalidad. Por otro lado, el hecho de llenar todos los centros de almacenaje es trabajo de toda la vida, no lo haces una vez y te olvidas, sino que es un proceso que debe mantenerse en el tiempo, procurando que siempre el tantien inferior esté a su máximo posible, algo que, inicialmente, puede llevarnos ciertamente algún tiempo de trabajo energético constante para que los niveles en los tres tantiens se eleven significativamente.

Llenando el tantien inferior
El proceso de acumulación energética no tiene demasiado misterio, por no decir ninguno. Si haces algún tipo de práctica tipo tai chi, qi gong (chi kung), quizás algún tipo de yoga (pero lo desconozco) o parecidas, seguro que habrás visto ejercicios para ello. Los más sencillos, en todo caso, pasan simplemente por la visualización, e intención, de conectar con el planeta, enraizándonos al núcleo del mismo, u conectando con cualquier otra fuente de energía de la que queramos recargarnos (los árboles en un bosque, el agua del mar, un río, el sol, etc) y de ahí redirigir conscientemente la energía hacia tu tantien inferior y llenarlo, como quien llena la rueda de un coche con una manguera de aire. Con el tiempo, y de forma natural y no forzada, todo excedente energético es redirigido automáticamente allá donde sea necesario, terminando por ser usado para expandir, activar y despertar el resto del potencial que tenemos dormido, por la expansión y cristalización de los cuerpos sutiles superiores, y por un crecimiento personal a todos los niveles más allá de la simple subsistencia diaria, objetivo final de estos ejercicios. Por eso, como decía al final del artículo sobre la visión remota:
Hoy en día hay muchas personas que poseen un mínimo grado de esta habilidad, que pasa por el trabajo con los centros superiores, chakras, técnicas de expansión y proyección de la consciencia y unos cuantos protocolos para la captación correcta de la información y la decodificación de la misma. Es algo “normal” en muchos niveles de trabajo de los estratos superiores del sistema de control, pero es algo que intuyo que mucha gente va a empezar a despertar en algún momento u otro, pues forma parte de la caja de herramientas que el ser humano trae consigo latente en el complejo multidimensional que somos.
Pues por aquí se empieza, por acumular energía, en la mayoría de los casos, de forma natural, para despertar esta y otras funcionalidades latentes en todos nosotros.

fuente: aqui

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