Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. En
muchos casos son subconscientes, y afectan a la percepción que tenemos
de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos
rodean.
Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales.
En términos generales las creencias son asignaciones de significado o de causa, que nos sirven para organizar nuestra percepción y explicar acontecimientos del pasado, del presente y prever los del futuro. Su función es dar un sentido a los actos, de poner en marcha capacidades y conductas.
Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. En
ocasiones las valoramos en función de si las consideramos verdaderas o
falsas. Con las creencias sucede algo parecido a lo que sucede con los
juicios, (de hecho una creencia es un juicio que está profundamente
arraigado, con frecuencia en el plano subconsciente). Un juicio no puede
valorarse en términos de verdadero o falso, sino en términos de si está
fundamentado o no.
La
distinción más valiosa respecto a las creencias está en el efecto que
producen sobre nosotros, las creencias pueden ser LIMITANTES o por el
contrario pueden ser POTENCIADORAS de nuestras habilidades y recursos.
Todos
sabemos cómo tomar decisiones dentro de la estructura de nuestras
creencias. Pero a veces nos encontramos en callejones sin salida cuando
tratamos tratar de alcanzar nuestras metas o manifestar nuestros deseos.
Tal vez podamos expresar lo que queremos, pero simplemente parece que
no podemos lograrlo, ya se trate de una cantidad determinada de dinero,
una carrera satisfactoria, una relación, o un cierto nivel de aptitud
física.
En tales situaciones frustrantes, las responsables son a menudo nuestras creencias. Las creencias limitantes nos impiden lograr lo que queremos, disminuyendo la probabilidad de que alcancemos nuestros objetivos.
Tratar de alcanzar una meta con una creencia limitante es como escalar una montaña llevando una mochila de 40 kilos. Puedes comenzar con entusiasmo, pero pronto cada paso será más difícil y doloroso, el progreso será lento, a paso de tortuga. En
lugar de sobreesforzarte a ti mismo para subir más, una mejor opción
sería la de ALIGERAR la mochila cambiando la creencia limitante que te
retiene.
Mientras tengamos la certeza que son la verdad, vamos a vivir en función de ellas, y nos vamos a limitar de hacer alguna cosa que desearnos hacer pues las damos como la verdad absoluta.
Seguramente
ya sabes que eres libre de elegir tus acciones (respetando las
restricciones físicas que puedas experimentar en la actualidad). Y, por
supuesto, tus acciones tienen consecuencias. Si realizas una acción y observas una consecuencia negativa, el sabio consejo sería hacer una acción diferente.
Lo que es posible que no sepas es que TAMBIÉN eres libre de escoger tus creencias. De
hecho, eres aún más libre de elegir tus creencias que tus acciones, ya
que no tienes por qué preocuparte de creer lo que quieras. Pocas
personas, sin embargo, aprovechan al máximo la libertad de cambiar sus
creencias. Sus creencias tienen consecuencias al igual que sus acciones,
y las consecuencias no son siempre positivas.
¿Cómo sabes cuando una creencia está produciendo consecuencias negativas? Busca las áreas de tu vida donde no has podido lograr los resultados deseados, incluso después de probar diferentes enfoques.
Sigues
realizando acciones diferentes, sistemas o métodos, pero nada parece
funcionar. Lo más probable es una creencia limitante lo que te impide
lograr lo que quieres.
Muchos
de los problemas que no pueden ser resueltos a nivel de las acciones
pueden ser fácilmente resueltos en el nivel de las creencias. Sustituir
esa creencia limitante por una nueva creencia (que no te limite) te
permitirá realizar acciones diferentes, lo que producirá resultados
diferentes.
fuente: Hablando de conciencia
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