Distraído de la vida que te puebla,
distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas,
ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano,
cuando en el mundo hay 5.600 millones. Además, no es tan malo vivir
solo. Yo la paso bien, diciendo a cada instante lo que quiero hacer y
gracias a la soledad me conozco… algo fundamental para
vivir. No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque
tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y
Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, solo por citar dos
casos conocidos.
Por eso crees que perdiste algo, pero
eso es imposible, porque todo lo que tenías te fue dado. No hiciste ni
un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.
Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas… te aligera para
que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la
tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque
para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu
corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte… Hay
mudanza.
Y
del otro lado te espera gente maravillosa que creían que la pobreza
está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas
cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados. Haz solo lo que amas y
serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al
éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que deba ser, será, y
será de manera natural.
No hagas nada por obligación ni por
compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud
todo es posible y sin esfuerzo. Porque te mueve la fuerza natural de la
vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija;
la que me mantuvo vivo cuando me diagnosticaban 3 o 4 meses de vida.
Dios ha puesto un ser humano bajo tu responsabilidad, eres tú mismo. Es a ti a quien debes hacer libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: “Amarás al prójimo como a ti mismo”.
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura
que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque
la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo.
Tenemos para gozar la nieve del invierno
y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette
francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el
fútbol de los argentinos, Las Mil y Una Noches, La Divina Comedia, el
Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de
Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de
Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas
maravillas.
Y si tienes cáncer o Sida, pueden pasar
dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo, que es
tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo
razón, tengo dudas…) y si le ganas, serás más humilde, más agradecido…
por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la
responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante
profundamente, como debe ser.
Ayuda al niño que te necesita, ese niño
será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán
cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a
la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán
sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta
convertirte en el mismísimo amor.
Que no te confundan unos pocos homicidas
y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que
destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la
pena, ¿verdad?
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.
Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
Él te manda flores cada primavera.
Él te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha.
Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió tu corazón.
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero Él sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas y luz para el camino.
Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
Él te manda flores cada primavera.
Él te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha.
Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió tu corazón.
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero Él sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas y luz para el camino.
Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír.Facundo Cabral
fuente: aqui
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