Si muere un hombre de bien que tiene por vecino a un perverso, os apresuráis a decir: “Mucho mejor hubiera sido que se hubiese muerto éste”.
Os engañáis mucho, porque el que se va, concluyó su tarea, y el que
queda, puede muy bien ser que aun no la haya empezado. ¿Por qué
quisiérais, pues, que el malo no tuviese tiempo de acabarla, y que el
otro quedase estacionado en la tierra? ¿Qué diríais del preso que
hubiese concluido su condena y se le retuviera en la cárcel mientras se
diese libertad al que no la hubiere concluido? Sabed, pues, que la
verdadera libertad consiste en desprenderse de los lazos del cuerpo, y
que tanto tiempo como estéis en la tierra estáis en el cautiverio.
Acostumbráos a no vituperar lo que
vosotros no podéis comprender, y creed que Dios es justo en todas las
cosas; muchas veces lo que os parece un mal, es un bien; pero vuestras
facultades son tan limitadas, que el conjunto de lo grande se substrae a
vuestros sentidos obtusos. Esforzáos en salir con el pensamiento de
vuestra estrecha esfera, y a medida que os elevéis, la importancia de la
vida material disminuirá a vuestros ojos, porque sólo os parecerá un
incidente de la duración infinita de vuestra existencia espiritual, la
sola verdadera existencia.
(Fenelón. Sens, 1861).
Extracto de: EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO – ALLAN KARDEC. Trabajadoresdelaluz.ar
fuente: aqui
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