lunes, 12 de mayo de 2014

DE 7 EN 7

Cada siete años nuestra vida cambia de acuerdo al ciclo de los planetas. Qué caracteriza a cada etapa y consejos para conseguir el máximo beneficio de cada una. Conoce tu "reloj astrológico".

La Carta Natal es una semilla, sugiere lo que cada uno puede ser; sin embargo, que este potencial se desarrolle o no depende mucho de cada uno. Pero también existen diferentes tiempos o momentos que posibilitan ese desarrollo.

Como un gran reloj antiguo, el astrólogo analiza varias ruedas o períodos, estudia la rotación de los planetas y los ciclos que generan. Son famosos los períodos de “siete” años: cada septenio marca un momento particular. Tal como la meteorología, que nos ayuda a programar según el clima, la astrología nos asiste para entender y aprovechar mejor nuestros tiempos de vida.

Gracias a los avances tecnológicos y médicos, tenemos el privilegio de considerar 84 años como promedio esperable de vida. Entonces, reparemos en los septenios comenzando con los 21 años.

A partir de los 21 años: juventud, ¿divino tesoro?
¿Qué dice el reloj planetario? Saturno y Urano hacen “cuadraturas” a ellos mismos. ¿Y qué significa esto? La sociedad nos pide respuestas responsables. Es el tiempo de la “mayoría de edad”, de definir una profesión o formalizar la pareja. Se vive una permanente tensión entre un pedido social de compromiso, responsabilidad y estabilidad confrontado con la genuina necesidad de probar la propia libertad, de generar autonomía y de ser creativos.

El clima astrológico sugiere: escuchar los dos pulsos, pues serán la clave de integración para una personalidad madura, vital y responsable de sus elecciones. Es difícil, a esta edad, integrar ambos deseos pues parecen contrapuestos y solemos polarizarnos en uno o en otro: nos estereotipamos en el “rebelde way, libre y reactivo al compromiso” o en su opuesto, el “exigido sostenedor”. El polo que queda sin integrar suele compensarse en el siguiente septenio. Si fuimos excesivamente responsables, el siguiente ciclo compensará con cortes en las obligaciones asumidas. Si, por el contrario, actuamos de manera excesivamente rebelde, el siguiente septenio nos compensará con una fuerte búsqueda de compromisos afectivos, de familia, estabilidad laboral y logros visibles para la sociedad.

A partir de los 28 años: sostenerse por uno mismo
¿Qué dice el reloj planetario? Es el tiempo del “retorno de Saturno”. ¿Y qué significa esto? Es una etapa crítica en la que todos los supuestos sobre la realidad personal se ponen a prueba. Es tiempo de descubrir un auténtico lugar en el mundo, más allá de la autoridad con la que se cumplió o ante la que se reaccionó pero que, en definitiva, nos condicionó la vida. Es tiempo de hacerse cargo de uno mismo, los padres ya no deberían ocupar el lugar de: “cualquier cosa me bancan ellos”, los progenitores pasan a ser vistos como humanos con sus propias limitaciones.

El clima astrológico sugiere: priorizar el propio sostén y asomarse a la novedad de ser sostén de otros, convertirse en padre o madre, dar límite y seguridad a hijos. Son situaciones de máxima exigencia que nos enfrentan con la tendencia a escapar si se fue híper-adaptado en el septenio anterior. Si, por el contrario, se fue rebelde, se evidencia la falta de práctica en ser responsable y cumplidor. Y esto puede generar un “sostenedor durito y de manual” extremadamente rígido y estructurado, por miedo a desbarrancar.

A partir de los 35 años: el tironeo del Alma
¿Qué dice el reloj planetario? Urano en fase de sexta, Saturno en cuadratura con él mismo. ¿Y qué significa esto? Es momento de un replanteo profundo y de una evaluación de todos los ámbitos de la vida, sensación de que “el combustible de la propia vitalidad” no durará por siempre. Se hace insostenible el nivel de egocentrismo de la fase anterior. Nos cuestionamos si fuimos libres para elegir la propia vida, si solo respondimos a mandatos o reaccionamos a exigencias por vivirlas como muy duras. Es tiempo para animarse a cuestionar profundamente quién creíamos ser. Puede ser una etapa de angustia, replanteos vocacionales y emocionales, sensación de restricción de la propia y antigua creatividad. Son tiempos de mucha soledad por exigencias de trabajo o de familia que pueden llevarnos a comenzar una terapia o a caminos de autoconocimiento en búsqueda de respuestas a los cuestionamientos existenciales.

El clima astrológico sugiere: es necesario hacer un balance de lo verdadero y auténtico. También es época de de descubrir aquellas actividades o vínculos que suelen incomodarnos porque respondieron solo a mandatos. También, si fuimos rebeldes y reacios a cumplir con los modelos, se cuestiona la previsibilidad del rol del exiliado.

A partir de los 42 años: ¿loco como un plumero o más auténtico y vital? ¡Liberación y cambio!
¿Qué dice el reloj planetario? Urano, Saturno y Júpiter en oposición a ellos mismos. ¿Y qué significa esto? Simple: crisis de la mitad de la vida. Así como los planetas se enfrentan a sí mismos, nosotros también debemos mirarnos de frente. Ya no se puede echar culpas a los otros, es momento de resignificar el auténtico compromiso con lo de uno junto con la necesidad de ir a buscarlo. Ya no es posible el autoengaño, la vida presiona a cambiar. Estamos en la mitad de nuestra existencia y nos preguntamos si hemos sido fieles al fuego personal más genuino.

El clima astrológico sugiere: buscar los pendientes en la libertad personal y vivir con auténtica sinceridad. Es muy posible que vuelva la tentación de la juventud, de polarizarnos entre el rebelde y patear el tablero sin que nada importe o de limitarnos y defenderse enfatizando rigideces por el miedo al incipiente cambio. Si nos rigidizamos, el destino compensa vinculándonos con personas híper rebeldes y con situaciones de inestabilidad; y si nos identificamos con el insurrecto -“tirando la chancleta-, el destino compensa con mucho límite y censura.

A partir de los 49 años: hacia el viejazo o hacia la libertad profunda

¿Qué dice el reloj planetario? Urano en quincuncio. ¿Y qué significa esto? Es posible una cosecha placentera y redituable de lo realizado laboral y familiarmente. A través de estos logros de expansión y crecimiento aparece un estado de gracia y plenitud, sin pelearse con lo que no se logro ni nunca será, disfrutando del propio destino. O por el contrario, sino no gusta lo logrado, puede percibirse como errada la vocación elegida o las personas que acompañan. En las mujeres aparece la menopausia, puede vivirse como la “muerte” de la propia creatividad corporal, o como un ritual de liberación para comenzar a disfrutar de una sexualidad más libre.

El clima astrológico sugiere: es el tiempo de liberarse y superar viejos reclamos o tensiones parentales y comenzar a tomar conciencia de ser la generación sólida de la familia.

A partir de los 56 años: la verdadera liberación
¿Qué dice el reloj planetario? Llegando al segundo retorno de Saturno. ¿Y qué significa esto? Expansión y libertad. Los viajes se hacen cada vez más valorados o posibles, suelen llegar los placenteros tiempos del abuelazgo. Descubrimiento de quien se es como “individuo”, más allá de “maternizar o paternizar”. Se duplican los 28 años, al igual que entonces comienza un nuevo ciclo: los padres probablemente ya no estén y los hijos han crecido. Es tiempo de “volver a empezar”, de armar una nueva vida, aunque a veces implique atravesar por situaciones de mucho dolor o desconcierto. Ya no se trata de cumplir o pelearse con mandatos, o de esforzarse en ser sostén de otros, sino de una genuina integración de libertad y compromiso con uno mismo. Quizás nos polarizamos en el rebelde inmaduro (el “viejo loco”) o en su opuesto cristalizado (el “viejo amargado y vulnerable” que ya no es tenido en cuenta).

El clima astrológico sugiere: vivir y decidir a conciencia. Aprovechar el nuevo ciclo que la vida propone, liberarnos de mandatos, habilitarnos a ser más creativos, a expresarnos de manera natural y placentera.

A partir de los 63 años: ¿máxima libertad o máxima rigidez?
¿Que dice el reloj planetario? Urano en fase de diez. ¿Y qué significa esto? Compromiso estable y forma visible con aquello en lo que se cree y se confía. Estabilidad y profundo sentido de pertenencia en los ámbitos que se han elegido. Seguridad en lo que se trasmite. Confianza y estabilidad con respecto a lo que uno cree ser y compromiso con aquellas cosas que otorgan sentido a la propia vida. Es posible que se estén recogiendo los frutos de lo realizado. La cosecha de vida se hace evidente en la estabilidad familiar, emocional y económica y, por el contrario, se impone la resignación y la rutina.

El clima astrológico sugiere: es tiempo de retiro en el ámbito profesional y se impone lo sembrado: sólido y seguro o restrictivo y limitante, probablemente será lo que nos sostendrá tanto económico como afectivamente hasta morir. Se ven los frutos de lo aportado al mundo. O, por el contrario, se está peleado y enojado con la vida y las instituciones pues no se ha sentido nunca reconocido o valorado. Es posible sentir una vida lograda y placentera, o por el contrario, lo lastimosa y víctima del abandono.

A partir de los 70 años: ¿invisibilidad o carencia?
¿Qué dice el reloj planetario? Urano en fase de desagote. ¿Y qué significa esto? Superados los setenta llega un tiempo de atravesar el umbral, de superar definitivamente la mirada ajena y las expectativas sociales.

El clima astrológico sugiere: es posible convertirse en un ser invisible para la mirada social, quedando en nuestras propias manos poder vivir esta invisibilidad a favor de una total libertad o identificarnos en el abandonado y el lastimoso. Si se ha tenido una vida de autoconocimiento y compromiso, ya es tiempo para superar los temores arquetípicos y vivir con mayor confianza y vitalidad; o, por el contrario, hay riesgo de quedar pegado a los temores repetitivos y no resueltos por la conciencia.

Beatriz Leveratto


fuente: aqui

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