Se ha hablado por activa y por pasiva del cambio de era Astrológica, lo que supone, lo que vendrá… llevamos años proyectando una idea de futuro relativa a ese cambio, hacia un mundo mejor, hacia una perspectiva diferente, y hacia unos nuevos valores.
¿Qué supone un cambio de era?
¿Que signos podemos descifrar para entenderla y trabajar conscientemente en él?
Como en cualquier ciclo de la naturaleza todo cambio se basa, en principio, en una progresión. La
transición entre eras no es una excepción. Los últimos 2000 años, por
ejemplo, han tenido denominadores comunes pero ha habido muchas etapas,
momentos, cambios y evoluciones dentro de ella.
Ciñámonos a los números: una era Astrológica dura 2160 años.
El inicio de la era de Acuario -en la que estamos entrando- se cifra en
la época actual, aunque dependiendo de las doctrinas, estudios y
especialistas que consultemos, podríamos llevar 100 años en ella o que
todavía falten 100 años más para que empiece.
Los Mayas, con su calendario Tzolkin, fueron los que posiblemente calcularon con mayor exactitud este cambio, citando el 2012 como año clave.
No obstante, por poner un ejemplo, los años 80 ya supusieron algunos
cambios por la aparición y el crecimiento de la tecnología, propia de
Acuario.
Astrológicamente, en 1999 se sucedieron eventos astrológicos significativos que culminaron en 2010 con una gran cuadratura, de la que hemos venido sintiendo sus efectos hasta día de hoy.
Podemos
deducir que el cambio se está produciendo desde hace ya algunos años,
pero parece perfectamente lógico que si una era dura más de 2100, la
transición de la que hablábamos unas líneas más arriba sea algo lenta.
Entre una era y la otra, se sucederá la finalización de una y el principio de la siguiente, estando ambos momentos solapados en el tiempo.
Asistiremos casi al mismo tiempo a la ‘muerte’ de los valores antiguos, muy cristalizados y ya obsoletos en su mayoría –por aprendidos-, y al nacimiento de los valores nuevos, que por ‘jóvenes’ estarán algo indefinidos, con confusión, en etapa de descubrimiento, experimentación y maduración.
Un cambio de era puede darse a través de algunas generaciones.
Desde esta perspectiva, lo que estamos viviendo actualmente posiblemente correspondería a la segunda generación (los primeros cambios llegaron en los 60).
Parece
que los valores antiguos de la civilización moderna empiezan a
colapsar, cayendo uno tras otro. La ya archifamosa crisis mundial está
despertando consciencias y obligándonos a discernir qué queremos, como
lo queremos hacer y sobretodo, dónde queda la ética en todo ello.
Los nuevos valores, algo jóvenes y en proceso madurativo, arrancaron con el movimiento Hippie y el movimiento ‘New Age.
Las disciplinas ocultas en Piscis empezaron a salir a la luz, y aun hay mucho conocimiento que no está a disposición de todos. No obstante todavía trabajamos demasiado en interés propio, tomamos más de lo que damos, y a menudo queremos esa información, ese conocimiento, para poder enaltecernos más que para ofrecer un servicio.
En Acuario todo lo bueno para uno será bueno para el otro, así que estamos en proceso de llegar ahí.
La era de Piscis se ha caracterizado por:
- La individualidad por encima de la colectividad
- El Ego ‘Yo estoy bien’, por encima de El Alma, ‘todos estamos bien’
- Supremacía de ideologías individuales seguidas por colectivos: gregarismo
- Control del poder para uso propio
- El sacrificio y el sufrimiento como forma de superación
- Líderes individuales, personas que lideran cambios, Maestros y Gurús
- Lo oculto: el conocimiento es gestionado por las élites
- Control y experimentación de las emociones , del cuerpo emocional: signo de agua
En este cambio de era, estamos terminando de vivir lo que Jesús llamó la ‘Apostasía’, el caos general o reinado del Anticristo, para dar paso a la ‘Parusía’, o segunda venida del Cristo.
La Apostasía se refiere al uso exagerado e individualista de las características de la era anterior.
Lo que popularmente se ha llamado ‘El Anticristo’ es un comportamiento
ético alejado totalmente de los valores de fraternidad, unión,
solidaridad, compasión, misericordia, sentido de grupo…
El ‘sacrificio’ que por ejemplo el cristianismo lleva en su background educacional
proviene de esos valores, y poco a poco debe ser transformado en una
suma de esfuerzos para un bien común que ayude a la realización y
cumplimiento del propósito individual de cada uno.
Los jóvenes de hoy en día, muchos de ellos, están en esta ‘onda’ relacionada con vivir más que trabajar, experimentar a partes iguales con aprender, y conocer y sentir además de estudiar.
El paso de Piscis a Acuario (segunda venida del Cristo, Arquetípicamente hablando) se irá dando en:
- El colectivo, el grupo (el mundo, la humanidad) será muy importante y lo individual se nutrirá de lo que el grupo aporte.
El desarrollo del propósito individual seguirá siendo crucial pero dentro de una sociedad de aportación, menos competitiva.
- La solidaridad, lo común, el compartir, será la normalidad. El bienestar común será primordial para que cada uno pueda desarrollarse individualmente.
- Los líderes tal y como los conocemos quedarán obsoletos.
El liderazgo será compartido, el grupo mandará y no personas aisladas.
- El poder, el dinero, el conocimiento y las tecnologías serán de uso común y abierto.
Todo ello dejará de ser gestionado por unos pocos.
- Dejaremos de ‘sufrir’, como concepto transmitido en nuestra educación, para hacer las cosas desde la gracia y la complacencia. Trabajo, propósito y disfrute de la vida tenderán a ir unidos.
- El grupo será el líder. Las comunidades serán las gestoras, el individualismo camuflado de servicio tocará a su fin progresivamente. El Cristo, tal y como lo conocemos, no estará representado por una persona sino por un grupo, una comunidad.
- El conocimiento oculto, las ciencias, la tecnología, estará a disposición de las comunidades. Lo que es de la humanidad será disfrutado por la humanidad.
- Control y experimentación de la mente, del cuerpo mental: signo de aire.
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