Les ha pasado que en cierto momento de nuestras vidas sentimos tener ese sentimiento “amor” a flor de piel y de repente se esfuma…
[…] Todo
se viene abajo y te quedas abatido y obsesionado con lo que podría haber
sido. Y también desconcertado: ¿cómo es posible que algo tan mágico
degenere para convertirse en amargas recriminaciones y, si estás casado,
en divorcio?
Después de todo, tú querías que funcionara. Creías que funcionaría. Quizá La biología de la creencia le
sirva a otra gente, estarás pensando, pero no a ti. ¡Pues sí, a ti
también! Sin embargo, hay algo que explica por qué el pensamiento
positivo y las creencias no funcionan por sí solos.
Extracto del libro El efecto luna de miel (Ed. Palmyra), Del Biólogo Bruce Lipton Autor de obras como:
La biología de la creencia y La biología de la transformación.
El
problema es que cuando estás tan unido a pareja durante esos
maravillosos primeros días y meses, tu comportamiento y tus acciones
están controlados mediante el procesamiento de tu mente consciente. Tu mente consciente es la mente «creativa»,
la que actúa en beneficio de tus anhelos y deseos. Así pues, cuando las
mentes conscientes de dos amantes se entrelazan, juntas crean una
armonía mágica. Puesto que las parejas de luna de miel actúan en función
de sus más profundos anhelos y deseos, el resultado de su interacción
es… voilà, ¡el Paraíso en la Tierra!
Sin embargo, con el tiempo, tu mente consciente se carga de pensamientos propios del ajetreo de la vida diaria:
- Equilibrar tu presupuesto,
- Organizar tus tareas,
- Planear el fin de semana.
El
procesamiento de la mente consciente pasa de crear las experiencias de
la luna de miel a crear la administración y las estrategias precisas
para las necesidades que se perciben. El resultado es que la mente
consciente renuncia al control de la conducta y se lo deja a los
programas predeterminados almacenados previamente en la mente
subconsciente.
En lo que
se refiere a las parejas, de repente hay cuatro mentes en lugar de dos. Y
esas dos mentes subconscientes «extra» pueden hacer estragos en las
relaciones de Felices para Siempre. Cuando
nuestras mentes conscientes dejan de prestar atención al momento,
perdemos el control sobre nuestra creación de luna de miel,
porque, sin saberlo, adoptamos comportamientos preprogramados que
adquirimos a lo largo de nuestras experiencias vitales de desarrollo.
Para muchas parejas, una vez que la programación subconsciente toma las riendas, el resplandor de la luna de miel se desvanece a toda prisa.
Y no es de
extrañar, ya que los comportamientos programados en la mente
subconsciente (muchos de ellos negativos y desautorizantes), derivan en
esencia de la observación y son copia del comportamiento de otras
personas, sobre todo de los padres, de la familia inmediata, de la
comunidad y de la cultura.
Empiezas a
ver una faceta de tu pareja (y de ti mismo) que jamás había aparecido
durante la luna de miel. Cuando la mente consciente deja de prestar
atención al momento presente, de manera automática y, lo que es más
importante, inconscientemente, empiezas a mostrar comportamientos que
has copiado de otros.
He aquí un escenario que es posible que conozcas muy bien:
Estás disfrutando del Efecto Luna de Miel, llena de amor por tu comprensiva pareja, que ilumina tu vida. De pronto, un día, le haces una pregunta sencilla y cariñosa. Él no está pensando en lo bien que va vuestra relación. Su mente consciente está ocupada con el arreglo del coche o el pago del alquiler, de modo que responde automática y desagradablemente con un tono que dice: «Déjame en paz». Desconcertada, tú respondes: «¿Quién eres tú?».
Acabas de
vivir el momento en el que, por lo general, la luna de miel empieza a
desmoronarse. Él te ha respondido de una manera tan inconsciente que ni
siquiera se ha dado cuenta de lo desagradable que ha sido. Y, en
respuesta a lo que percibe como un «ataque» personal
hacia su persona, clava los talones para defenderse hasta la muerte.
Él piensa: «Me acusa de no ser yo mismo. Soy el mismo de siempre. No sé de qué habla. ¿Qué problema tiene?».
Entretanto, tú piensas: «¿Dónde está el hombre cariñoso con el que me casé?».
Tu mente consciente se aleja del momento presente para evaluar la
desagradable situación en la que te encuentras. Oh, oh… Sin que lo
sepas, también recurres de manera inconsciente a los comportamientos
subconscientes anteriores que adquiriste de tu familia y tu cultura.
Ahora es el turno de tu compañero de sorprenderse al ver que la que una
vez fue su amante esposa se convierte en alguien que no para de criticar
y culpabilizar, junto con otras conductas que aprendiste de tus padres.
A medida
que las rutinas de la vida diaria ocupan cada vez más tu mente
consciente y la de tu compañero, empiezan a aparecer más patrones de
comportamiento inconscientes y nada armoniosos. Pronto, ambos pasáis de
apreciar a vuestra pareja a concentraros en sus estallidos desagradables
periódicos.
Tanto tú como tu pareja os ponéis a la defensiva y empezáis a criticar los defectos del otro:
- Nunca limpia
- Nunca le pone el tapón a la pasta de dientes
- Etcétera.
Todas las
cosas que pasasteis por alto cuando estabais obnubilados por las
primeras fases del amor ahora empiezan a molestaros. Si os conocisteis
gracias a algún servicio de citas online, querréis que os devuelvan el
dinero. «¡No respondió al cuestionario con sinceridad!».
Pero en realidad, ambos lo rellenasteis de buena fe. Lo rellenasteis de
manera consciente… y ese es el problema. Las juiciosas alegaciones de
la mente consciente representan en realidad lo que la gente quiere
llegar a ser.
Por desgracia, el carácter del «yo»
que respondió al cuestionario se expresa por lo general tan solo un 5
por ciento del tiempo total. Lo que las parejas no ponen en el
formulario son los programas subconscientes, limitantes y saboteadores,
que han adquirido de otros y que todos repetimos sin darnos cuenta el 95
por ciento del tiempo.
Con la
aparición de comportamientos indeseados en el 95 por ciento del tiempo,
tu pareja y tú habéis abandonado sin duda la luna de miel y estáis de
camino hacia una vida convencional. Si alguno de esos comportamientos
destructivos o perturbadores que hasta el momento habían permanecido
ocultos se hubiera mostrado el primer día de relación, seguramente no
habría habido un segundo día.
Ahora te preguntarás si deberías reducir tus expectativas y aceptar aquello en lo que se ha convertido tu relación, porque
«Así es la vida, y debo aceptar lo malo junto con lo bueno».
¿O acaso
las muchas concesiones que haces para acomodarte a un comportamiento
abusivo se convertirán en algo tan intolerable que tu relación, que una
vez te pareció inquebrantable, acaba hecha jirones?
Al final dices «Al infierno con esto. No puedo seguir». Y entonces sales (de nuevo) e intentas encontrar lo que tuviste una vez.
El culpable de este ciclo repetitivo es invisible: son los comportamientos programados que existen en la mente subconsciente de tu pareja y en la tuya.
Tu mente consciente te propone la aventura de encontrar a una pareja
cariñosa, y se regocija cuando encuentras al Elegido; sin embargo, tu
mente subconsciente se dedica a destruir lo que has creado.
No obstante, una vez que sabes que te enfrentas a una relación con cuatro mentes y que sabes cómo cambiar la programación negativa de las mentes subconscientes, cuentas con las herramientas para volver a crear lo que has perdido.
fuente: aqui
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