Un joven emprendedor preguntó una vez a un acaudalado y establecido
hombre de negocios: “¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo continúas incrementando tus
ganancias año tras año? Paso horas al día quebrándome la cabeza
intentando descubrir cómo hacer dinero y parece que no puedo hacerlo”.
El inteligente hombre de negocios le dio al joven un consejo muy
sabio. “Nunca ha sido y nunca será mi intención hacer dinero”, le dijo.
“Mi intención ha sido siempre hacer un mejor producto”.
Cuando podemos cambiar el enfoque de cómo podemos “obtener” a cómo podemos compartir, el éxito se vuelve inevitable.
Nuestro mejor producto somos nosotros mismos.
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