Por Ramiro Calle.- Un hombre muy erudito acudió a visitar a un mentor para rogarle que le aceptara como discípulo en la senda hacia lo Absoluto. Cuando llegó a casa del maestro, fue recibido por un asistente del mismo, que le dijo:
– El maestro solicita que le contestes a las preguntas que hay en esta lista, de acuerdo a tus conocimientos.
Como el visitante tenía, precisamente, muchos conocimientos,
respondió a las preguntas con toda facilidad, sin que ninguna le
resultase complicada. Cuando terminó de responder el cuestionario, el
asistente salió de la estancia, para regresar un rato despues y decirle
al visitante:
– El maestro me ha pedido que te comunique que has demostrado una gran erudición y que por este motivo te aceptará como discípulo dentro de un año.
El visitante se sintió muy halagado, pero un poco triste al pensar que todavía tendría que esperar un año. Alegó:
– Pero si he contestado acertadamente a todas las preguntas y he de regresar dentro de un año, ¿cuál hubiera sido el plan de no haber respondido correctamente?.
El asistente repuso:
– En ese caso, el maestro te hubiera aceptado hoy mismo como discípulo; pero es obvio que necesita usted al menos un año para librarse de la carga de muchos conocimientos inútiles que acarrea consigo.
REFLEXIÓN:
En las clases de yoga mental llevo muchos años diciéndoles a mis alumnos que recurrimos a la meditación y al yoga no solo para aprender, sino también para desaprender. ¡Hay tanto que desaprender! ¡Tanto de que liberarse!. ¡Tantos juicios, opiniones, estrechos puntos de vista, conceptos e ideas que arrojar por la borda! ¡Tantos patrones, esquemas pautas y prejuicios de los que liberarse!. Desaprender emociones nocivas como celos, odio, envidia y tantas otras; desaprender conductas perniciosas de mente, palabra y acto; desaprender reacciones egocéntricas, dogmatismos, creencias obstaculizantes y autoengaños.
– El maestro me ha pedido que te comunique que has demostrado una gran erudición y que por este motivo te aceptará como discípulo dentro de un año.
El visitante se sintió muy halagado, pero un poco triste al pensar que todavía tendría que esperar un año. Alegó:
– Pero si he contestado acertadamente a todas las preguntas y he de regresar dentro de un año, ¿cuál hubiera sido el plan de no haber respondido correctamente?.
El asistente repuso:
– En ese caso, el maestro te hubiera aceptado hoy mismo como discípulo; pero es obvio que necesita usted al menos un año para librarse de la carga de muchos conocimientos inútiles que acarrea consigo.
REFLEXIÓN:
En las clases de yoga mental llevo muchos años diciéndoles a mis alumnos que recurrimos a la meditación y al yoga no solo para aprender, sino también para desaprender. ¡Hay tanto que desaprender! ¡Tanto de que liberarse!. ¡Tantos juicios, opiniones, estrechos puntos de vista, conceptos e ideas que arrojar por la borda! ¡Tantos patrones, esquemas pautas y prejuicios de los que liberarse!. Desaprender emociones nocivas como celos, odio, envidia y tantas otras; desaprender conductas perniciosas de mente, palabra y acto; desaprender reacciones egocéntricas, dogmatismos, creencias obstaculizantes y autoengaños.
Al
desaprender ya empezamos a aprender; al desaprender dejamos un vacío
para que pueda ser posible el aprendizaje y pueda surgir una nueva
enería de cordura y precisión, de claridad y ecuanimidad. Desaprender es
desmantelar, desmontar, liberarse de todo aquello que nos traba y nos
estanca, incluídos todos esos inútiles conocimientos teóricos y que no
son realmente herramientas para la transformación y la evolución
consciente. Hay que desaprender del ego para aprender del Ser.
fuente: aqui
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