Las emociones y sentimientos reprimidos
pueden causarnos enfermedades como gastritis o úlceras, pero también
dolor de espalda. Esto está probado por estudios que concluyen que las
emociones afectan a los dolores crónicos de espalda, y también dicen que
en la zona frontal y en el núcleo del cerebro, es donde se crea el
grado del padecimiento y su progreso.
Empezaremos por determinar, que la
columna vertebral en sí misma, representa simbólicamente “el soporte que
sentimos en la vida”. La forma en que nos sentimos fuertes,
comprendidos, apoyados por la familia, apoyados por los amigos, etc. La
columna vertebral es físicamente, el soporte de todas las cargas físicas y emocionales,
es el pilar de nuestra existencia, no sólo por su función estructural,
sino por lo que ella recubre y protege, nuestro sistema nervioso.
A través de la columna,
el cerebro controla todos los movimientos físicos, psíquicos y
biológicos, ordena y recibe mensajes de las diferentes partes del
cuerpo. Esta información circula por los meridianos, la médula y los
nervios de la espalda, principalmente. Se ha descubierto, que el dolor
que provoca las lesiones, estaría relacionado con el estado emocional
del cerebro. Nuestra actitud y pensamientos pueden determinar diferentes
estadios de dolor.
La biodescodificación, relaciona las molestias de la espalda y sus síntomas con emociones bloqueadas,
con emociones y sentimientos no conscientes. Muchas enfermedades
(Síntomas), están relacionadas con la espalda, muchas de ellas,
provocadas por pequeños desplazamientos de las vértebras que oprimen los
nervios que sustentan nuestros órganos y distintas partes del cuerpo, o
por desgaste de las mismas, traumatismos, etc. Pero sea cual sea el
síntoma, es debido a una emoción, y dependiendo del grado de conflicto
emocional, es la cantidad de dolor que se presenta.
Los estados emocionales también pueden
afectar al resto de nuestro cuerpo, aunque en la espalda le generaran un
trabajo extra, aquejando la respiración, impidiendo que entre el
suficiente aire para mantener la fuerza necesaria. El estrés castiga
nuestro estado físico y emocional, nos produce impotencia muscular,
orgánica y hasta mental. La musculatura que cubre la parte superior de
nuestra espalda indica como nos sentimos, si estamos contentos el cuello
estará derecho, nuestro semblante relajado, y sin tensiones, pero si
estamos tristes, nuestra mirada se dirigirá al suelo, igual que el
cuello y la cabeza que se inclinarán hacia adelante.
También nos sentiremos cansados y
desanimados, sin ninguna causa aparente, esto está provocado porque
respiramos mal, y no tenemos la energía suficiente para actuar. La
musculatura estará rígida, y la circulación sanguínea será lenta,
tendremos dolor de cabeza, la vista cansada y el sistema digestivo con
molestias.
Las Vértebras cervicales
Se relacionan con la comunicación y como
afrontamos la vida. Representan nuestra flexibilidad para cambiar, para
superar, para enfrentar lo que se vive. Un dolor en el cuello indica
negación, rigor, y obstinación. Así que pregúntate, qué tan flexible
eres o qué tan terco eres. Entre más seas obsesivo por hacer las cosas a
tu manera y a tu modo y entre más te niegues a cambiar o a hacer cosas
diferentes o a hacer las mismas cosas de manera diferente, más te dolerá
el cuello. Y si amaneces con dolor en el cuello, no es que hayas
dormido en mala posición, es por aquello que vienes pensando hace tiempo
o unas horas antes en donde interviene tu necedad por no “cambiar en algo”…
Si el dolor de espalda, ocurre al nivel
de los hombros, significa que existe una falta de apoyo emocional por
parte de tus seres queridos. Te sientes sólo en ese importante proyecto,
te sientes sin apoyo para hacer algo, necesitas amor y abrazos que te
motiven. En el momento en que tu seguridad crezca y no necesites la
aprobación de los demás, adiós dolor. Tú puedes.
Las Vértebras dorsales.
Son las vértebras a la altura del pecho,
pero obviamente en la parte posterior. El dolor en éstas vértebras,
provoca que nos inclinemos hacia adelante, como si cargáramos un gran
peso en la espalda. Estas vértebras suelen doler cuando nuestra vida
diaria está llena por responsabilidades que no queremos, que no
aceptamos. Y puede ser tan simple como lavar los platos, planchar o
cualquier actividad que “no nos gusta”. O puede ser cargar con la
responsabilidad de mantener a toda una familia, cuidar de alguien,
realizar un trabajo que no nos complace.
Cuando te duelan estas vértebras,
pregúntate qué estás haciendo que no te gusta o con qué responsabilidad
estás cargando que no aceptas ni disfrutas. La parte central de la
espalda, digamos entre el pecho y el ombligo, pero en la parte
posterior, representan la culpa. Son las vértebras más pequeñas y menos
flexibles de nuestra espalda. Los dolores en dichas vértebras, pueden
deberse a angustia, estrés, inquietud, ansiedad, tristeza, pero sobre
todo de culpabilidad por algo que hemos hecho o hemos dicho.
Cuando te duelan estas vértebras,
pregúntate en qué te has comprometido sin quererlo o por qué te
preocupas más por los demás que por ti. ¿Te comprometiste a cuidad a tus
sobrinos cuando en realidad querías ir a cortarte el cabello? Cosas tan
simples como este ejemplo, pueden hacer que duela la parte media de la
espalda, ya imaginarás un compromiso mayor. O una culpa mayor.
Las Vértebras lumbares.
Estas vertebras van desde tu cadera
hasta tu coxis, esas que representan tu verdadera esencia y aquello que
no puedes negar. Esta zona representa tu voluntad y tu equilibrio y
hasta tu vida espiritual, tu verdadera naturaleza está determinada por
esta zona. Tu puedes andar por la vida diciendo que vives en paz, que
nada te preocupa, que tu vida es perfecta y feliz, pero de pronto, viene
un dolor en esta parte que te dice: “la verdad es esta….” Necesitas
preocuparte menos por el dinero… Necesitas moderación en tu vida
sexual…. Necesitas vivir en equilibrio…. Necesitas tener fe….
Cuando hay dolor en esa zona, hay
inflamación, y muchas veces de confunde con dolor de riñones, pero
emocionalmente y en una gran mayoría de los casos, tener un dolor en
estas vértebras, significa: “estoy gastando mucho dinero y me preocupa
acabármelo”. Y cuando ya sentimos “piquetes”, es que nuestro miedo a
quedar “pobres” es realmente grave.
Así que cada vez que sientas dolor en
esta zona, además de analizar si realmente tu vida es tan buena como la
pintas, piensa qué fue lo último que compraste o en qué gastaste que te
hizo sentir que estabas “gastando mucho”. El simple hecho de tomar
conciencia de que el dinero viene y va y que llegará más y que por
gastado en “aquello” no quedarás pobre, te anulará el dolor.
Por eso la espalda es la zona de la fe, de tu esencia, porque debes confiar en que el universo proveerá y que jamás faltará.
-Elizabeth Romero y Edgar Romero-
fuente:aqui
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