La resiliencia es la capacidad para
afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los
traumas, las amenazas o el estrés severo. Ser resiliente no significa no
sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades.
La muerte de un ser querido, una
enfermedad grave, la pérdida del trabajo, problemas financiero serios,
etc., son sucesos que tienen un gran impacto en las personas,
produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor
emocional. Aún así, las personas logran, por lo general, sobreponerse a
esos sucesos y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
El camino que lleva a la resiliencia no
es un camino fácil, sino que implica un considerable estrés y malestar
emocional en las masas dormidas, a pesar del cual las personas sacan la
fuerza que les permite seguir con sus vidas frente la adversidad o la
tragedia. Pero, ¿cómo lo hacen?
La resiliencia no es algo que una
persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y
formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
Saben aceptar la realidad tal y como es (generalmente negativa)
Creen que de alguna manera la vida tiene sentido.
Son poseedores de una inquebrantable voluntad para mejorar.
Son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
Son capaces de controlar sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis.
Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
Tienen un optimismo realista. Es decir,
piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión positiva del
futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus vidas, pero sin
dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías como la gran mayoría.
Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades.
Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas.
Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr lo que buscan.
Las percepciones y los pensamientos influyen en el modo como la gente afronta el estrés y la adversidad.
El estilo de pensamiento de las
personas resilientes se caracteriza por ser realista, exacto y flexible.
Cometen menos errores de pensamiento (como la exageración,
victimización o sacar conclusiones precipitadamente, sin evidencias que
las corroboren) e interpretan la realidad de un modo más exacto que las
masas descentradas.
Estas lúcidas personas…
Tienen una mejor autoimagen
Se critican menos a sí mismas
Son más optimistas
Afrontan los retos con valor
Son más sanas físicamente
Tienen más éxito en el trabajo o estudios
Están más satisfechas con sus relaciones
Están menos predispuestas a la depresión
Gozan de una mejor sexualidad
Principalmente “NO” huir cobardemente de los problemas, sino afrontarlos con valentía y buscar soluciones.
Implica ver los problemas como retos que puedes superar y no como terribles amenazas.
Tomarse tiempo para descansar y recuperar fuerzas, sabiendo lo que puedes exigirte y cuándo debes parar.
Confiar en la propia fuerza de voluntad y no depositar tu suerte en manos de fantasiosas creencias…
fuente: aqui
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