Con el paso de los años en el cerebro se van formando nuevos canales o circuitos de pensamiento.
El cerebro no es la fuente de los pensamientos, ella está en el nivel consciente de la mente,
pero sí es el cerebro quien permite a los pensamientos manifestarse y para manifestarlos,
el cerebro crea los conjuntos de circuitos cerebrales y las substancias químicas neurotransmisoras.
Los circuitos cerebrales están más o menos reforzados según sea la intensidad y calidad de los pensamientos.
No
podemos eliminar un conjunto de circuitos negativos, pero sí podemos
reforzar su opuesto positivo, basados en que dos pensamientos
antagónicos no pueden estar presentes a la vez y que el positivo desplaza al negativo.
antagónicos no pueden estar presentes a la vez y que el positivo desplaza al negativo.
La reiteración del pensamiento positivo
termina por apagar al pensamiento negativo y en forma natural surge
primero ese pensamiento positivo,
relegándose con el tiempo a lo profundo del olvido al pensamiento negativo.
El hemisferio cerebral izquierdo nos
conecta con la realidad del mundo exterior trabajando con los
pensamientos de tipo analítico, racional, lógico y matemático, utiliza
el ritmo beta cerebral por sobre los 14 ciclos por segundo.
El hemisferio cerebral derecho nos conecta
con la realidad del mundo interior, trabajando con los pensamientos de
tipo creativo, artístico e intuitivo, usa el ritmo alfa cerebral de 10
ciclos por segundo.
Es por clave genética codificada en la doble hélice helicoidal del núcleo celular,
que nacemos condicionados a captar una limitada gama de las vibraciones
que nos rodean en la realidad exterior.
Vemos un estrecho margen del espectro
visual, escuchamos solo cierto rango auditivo, olemos algunos olores,
saboreamos limitados sabores
y nuestro sentido del tacto es limitado al captar sus sensaciones.
Saber que con nuestros pensamientos formamos nuevos circuitos cerebrales
que dan lugar a nuevos módulos de
pensamientos afines archivados en el nivel superficial o profundo del
computador cerebral, saber que la reiteración de un pensamiento saca a
la superficie su módulo haciéndolo de fácil acceso, saber que nadie
puede pensar por nosotros y que somos los únicos responsables de la
calidad de nuestros pensamientos y saber que podemos cultivar el arte
del buen pensar, nos facilita la labor de reprogramar la mente tan mal
programada hasta ahora.
El cerebro es dinámico y puede ser
transformado con nuevos módulos de pensamientos programados con el fin
de estar mejor y ser mejores.
Las posibilidades plásticas cerebrales inducidas por la mente consciente son ilimitadas y sorprendentes.
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