Toma conciencia del conflicto emocional que hay detrás y vuelve a conectar con tu sexualidad
Disfunción eréctil, impotencia, eyaculación precoz, próstata… desde la Bioneuroemoción®
Los
problemas que le impiden realizar el acto sexual a un hombre le
recuerdan que desea hacerlo, pero él se bloquea inconscientemente. Puede
ser que se sienta culpable o que algún miedo se lo impida. También es
posible que sea un hombre que no cree merecer sentir placer, y no
únicamente en el plano sexual. Como la energía sexual es la energía
necesaria para crear un hijo, también es un símbolo de la capacidad de
una persona para crear su vida. Este mensaje también puede indicarle a
este hombre que siente miedo de llevar su vida como se le antoje o se
siente culpable por ello.
Si tienes este problema, tu cuerpo te
dice que te concedas el derecho de hacer el amor y de disfrutarlo. Deja
de crearte miedos o culpas. Todo lo que hayas aprendido con respecto a
la sexualidad no es necesariamente cierto para ti. El acto sexual es un
maravilloso medio de comunicación y de expresión de tu amor hacia la
persona amada. Aprende a utilizar tu pene con amor y retomará con placer
sus funciones naturales.
Ha llegado el momento de que
te aprecies más y te permitas sentir placer; no sólo en la vida sexual,
sino en todas las áreas. Tienes todo lo necesario para crear; se trata
de que te decidas a hacerlo y te permitas utilizar tu poder creador.
EYACULACIÓN PRECOZ:
La eyaculación precoz es un trastorno en la fase del orgasmo durante la relación sexual.
La eyaculación precoz representa el miedo
inconsciente que el hombre tiene a disfrutar de copular, miedo a ser
sorprendido o descubierto por el depredador. Teme que llegue “alguien” y
lo cache, lo regañe, lo sorprenda, lo incomode, lo interrumpa.
Este conflicto responde casi en un 95% a un miedo
tremendo de ser “atrapado por el padre” en el acto sexual
(inconsciente). En su mayoría únicamente lo padecen hijos de padres
castrantes, duros, dominantes.
Se trata de un hombre cuyo padre muere de miedo
(consciente o inconscientemente) al sentir que el hijo puede
desbancarlo, quitarle su lugar “de poder” en la familia. Por eso, el
padre acecha al hijo y el hijo simplemente, jamás se siente con la paz y
la tranquilidad de disfrutar plenamente de un acto sexual. No hay
tiempo. Es un hombre “castrado” por su propio padre.
Resentir:
“Cuando tengo relaciones sexuales estoy en
peligro”. “Date prisa, ya vienen a sorprenderte”. “El sexo debe ser
rápido o me atrapan”. “No tengo derecho a ser un hombre, a expresarme
sexualmente”. “No tengo derecho a ser hombre, mi padre me castra”
¿Cómo libero esa emoción biológica?:
Tomar conciencia de que mi padre, el depredado no llegará.
Fortalecer mi autoestima y saberme capaz de disfrutar del sexo.
Aceptar que mi padre o mi depredador no está aquí.
Perdonar a mi padre por su carácter o sus miedos.
Madurar emocionalmente y retomar la responsabilidad de mi vida.
Como observamos este conflicto desde la biología,
hagamos referencia a los animales en la naturaleza. Algunos animales,
copulan rápidamente porque saben que en cualquier momento puede llegar
el depredador y matarlos, como los conejos que tienen muchos
depredadores. ¿Qué pasa si aplicamos ese principio a un hombre? Lo
mismo.
Por otro lado, al rinoceronte ¿Quién lo va a atacar?
Este animal se toma todo el tiempo del mundo, y dura mucho tiempo
realizando la cópula. Por esto los chinos tienen la creencia de que el
cuerno del rinoceronte es afrodisíaco.
Ésta es la temática de la eyaculación precoz: “entro y me voy, porque hay depredadores”.
Pero a nivel humano no hay depredadores, los leones están en el zoológico. ¿Quién es el depredador? El padre. Clásicamente es el padre, a nivel reproductor, pero a veces, también puede ser la madre.
A nivel arcaico es muy simple. Pero cuando empezamos a
hablar de los humanos, se complica, porque nosotros trabajamos mucho
con lo simbólico.
El león cuando no tiene qué comer tiene hambre. Pero nosotros podemos tener hambre después de haber comido: hambre de amor, alimento emocional.
La eyaculación precoz o eyaculación prematura puede estar también vinculada a mis primeras experiencias sexuales. Cuando me masturbo, me siento culpable porque lo siento como siendo “malo” o “prohibido”.
Me doy prisa por lo tanto en alcanzar la eyaculación. El placer de lo
prohibido siempre ha tenido una atracción muy fuerte e, incluso de modo
inconsciente, intento volverlo a vivir. También puede que me imponga
presiones y nerviosidad en mi deseo de resultado óptimo. Quiero probarme
a mí y a mi pareja “lo que soy capaz de hacer”, con resultados opuestos
y frecuentemente inesperados. Debo relajarme y volver a aprender el
placer sexual vinculado a la masturbación o en pareja, en un clima libre
de coacciones y culpabilidad.
IMPOTENCIA, DISFUNCIÓN ERÉCTIL:
La impotencia en el hombre es un trastorno bastante
frecuente que se caracteriza por la imposibilidad de lograr una erección
que permita la realización de la cópula.
Está relacionada con la presión, tensión y
culpa sexuales. Convenciones sociales. Despecho contra una pareja
anterior. Miedo de la madre.
Todo hombre fue, es o será impotente
en una época cualquiera de su vida; de hecho, la erección es un fenómeno
frágil. Cuando se presenta no debe ser considerada como una tragedia ni
ser ridiculizada. Por el contrario, es importante que este hombre
averigüe en qué situación se sintió impotente, que descubra qué ocurrió
antes de experimentarla. Perder la erección en varias ocasiones con la
misma mujer puede tener su origen en el hecho de que ella se haya
convertido en la madre de este hombre o que él no quiera manchar a la
mujer amada. También puede ser una forma inconsciente de castigar a su
pareja.
Esta impotencia sexual se presenta en tu vida para mostrarte que crees que eres impotente ante una situación determinada (a nivel emocional, familiar, laboral, estudios…) y que esta creencia te perjudica.
A menudo sucede que una persona se siente así porque quiere demasiado
para otra; es bueno dejar que los demás resuelvan sus propios problemas.
Si sufres de impotencia a causa de una mala
experiencia sexual anterior, tu cuerpo te dice que no te conviene
seguir creyendo que esa experiencia va a seguir repitiéndose. Sólo tú,
al creer en ella, puedes materializarla. Es bien sabido que nos sucede
aquello en lo que creemos.
Si utilizas la impotencia sexual para
castigar a tu pareja (consciente o inconscientemente), entiende que
eres tú quien se castiga, porque al bloquearte físicamente bloqueas
también tu energía creativa. Esta actitud alimenta tu ego, pero no a tus
relaciones.
Si como hombre soy incapaz de obtener o mantener una erección durante una relación amorosa, entonces padezco impotencia. Esto me lleva seguramente a vivir insatisfacción en mis relaciones sexuales. En el nivel médico, aunque la impotencia pueda ser orgánica, es decir proceder de una causa física o proceder de un aspecto psicológico,
debo considerar desde el punto de vista metafísico que la causa procede
de un factor psicológico o metafísico (más allá de lo físico), incluso
inconsciente.
La impotencia frecuentemente
está vinculada al miedo de abandonarse a una mujer (o a un hombre si mis
relaciones sexuales se hacen con un hombre) y también de perder el
control frente a sí mismo o frente a la otra persona.
Siendo hombre, frecuentemente tengo
muchas responsabilidades y puedo vivir mucha tensión y estrés en el
trabajo, y la sociedad en general me pide que tenga excelentes
resultados. Transponiendo esta petición en mi sexualidad, puedo sentir
una presión sexual que me empuja a optimizar y crea una gran tensión
interior que me “hace perder mis medios”. Al no atreverme a hablar de
ello con mi pareja, me pongo a vivir mucha culpabilidad, confusión hasta
tener miedo de perder a la otra persona. Una gran angustia sentida
durante mis relaciones amorosas puede provocar este bloqueo que me hace
vivir impotencia. Esta angustia puede proceder del hecho que, durante
una relación sexual, estoy más en contacto con mi aspecto afectivo. Como
hombre, no estoy acostumbrado a maniobrar con mis emociones. Estoy en
contacto más consciente con mi hijo interior herido que puede vivir
inseguridad, miedo, rechazo, incomprensión. Así que si en mis relaciones
amorosas anteriores tuve la sensación de vivir fracasos que me
parecieron desvalorizantes, entonces podré no sentirme “a la altura” de
la situación durante una próxima relación sexual.
Mi inseguridad, mi sentimiento de incapacidad y fracaso, de odio de mí, de culpabilidad o de negligencia puede llevarme también a vivir impotencia.
Puedo vivir la marcha de mi mujer como una separación tanto en el plano
emocional como físico. Como que el contacto sexual ya no es posible,
mis órganos sexuales pierden su sensibilidad. También la impotencia
puede tener su origen en un suceso pasado que me marcó: pueden haber
abusado de mí físicamente o psicológicamente en la tierna infancia;
puedo guardar rencor frente a una relación afectiva anterior, teniendo
la sensación de que he sido víctima de una traición.
La impotencia es también un modo de tener poder sobre el otro reteniendo sexualmente a una pareja que abusa o pide demasiado.
Puedo tener la sensación de que mi territorio (mis posesiones, mi
entorno inmediato, lo con lo cual me identifico) está en peligro. Puedo
tener una pérdida de interés para las mujeres en general, lo cual se
transpondrá en el plano físico si perdura el desinterés.
Si identifico mi pareja con mi madre
(puede ser un complejo de Edipo inconsciente al tener una madre ausente o
sobreprotectora), si ésta ocupa un lugar demasiado importante en mi
vida, sometiéndome a ella y teniendo miedo de disgustarle, sintiéndome impotente en hacerla feliz y complacerla, esto podrá transformarse en impotencia sexual.

El complejo de Edipo. Debo
volver a definir mi lugar, tomar contacto con mis emociones y soltar el
control para que circule la energía libremente en todo mi cuerpo, en
vez de quedarse en mi cabeza para traer una relajación física y mental.
Si mi madre es sobreprotectora y me
ha castrado emocionalmente, debo despegarme de ella y retomar la
responsabilidad de mi propia vida. Hablamos de hombres que todo se lo
preguntan a su madre, la ven diariamente…
VESÍCULA SEMINAL:
Conflicto de pérdida de territorio, desde un lado
sexual y/o afectivo. Frustración sexual. Hijo de padre castrante,
arbitrario, duro, frío, rígido.
Resentir: “Cuando hago el amor estoy en peligro”. “No
tengo derecho a ser un hombre, a expresarme sexualmente”. “Tengo que
hacer el amor rápido, antes de que me descubran”.
ÚLCERA EN LA VESÍCULA SEMINAL:
Conflicto de territorio. Conflicto biológico de
pérdida de territorio o del contenido del territorio (la compañera
abandona el territorio).
Presión, tensión y culpa sexuales. Convenciones sociales. Despecho contra una pareja anterior. Miedo de la madre.
PRÓSTATA:
Los problemas de la próstata son mucho más frecuentes después de los 50 años. Le indican a quien los sufre que deja que le moleste una situación en la cual siente impotencia, una situación que no puede controlar a su antojo.
Se cansa de la vida. Estos problemas le indican que no puede
controlarlo todo en la vida y que a veces el universo nos envía
situaciones que nos ayudan a soltarnos con el fin de crear otra cosa
mejor. Cuando el hombre experimenta un sentimiento de impotencia, al
mismo tiempo su libido disminuye. Esta disminución es simplemente un
reflejo de lo que sucede en su interior.
Tu problema de próstata tiene como
finalidad ayudarte a restablecer contacto con tu poder de crear tu vida.
Deja de creer que porque envejeces, eres menos poderoso y menos capaz
de crear. Es cierto que el cuerpo se deteriora con el tiempo y ello es
natural. Sin embargo, esta es la ocasión ideal para que utilices todas
las fuerzas emocionales y mentales que has adquirido con el paso de los
años y crees otra cosa, permitiendo que los más jóvenes te ayuden
físicamente. Debes dejar de creer que porque decides delegar, pierdes
valor. Al contrario de eso se llama sabiduría.
Si tengo una dificultad en la próstata, debo preguntarme si vivo dificultad y culpabilidad frente a mis nietos o frente a mis propios hijos
que, incluso adultos, son aún para mí, unos “pequeñines” y “frágiles”.
Tengo miedo de que éstos estén en peligro, bien moralmente bien
físicamente, y sobre todo frente a cualquier situación que puede estar
vinculada con la sexualidad y que aparece a mis ojos como sucia o que
sale de las normas habituales y establecidas por la sociedad. Si no
tengo hijos ni nietos, la dificultad puede vivirse con un sobrino o un
niño del barrio que considero “como formando parte de la familia”.
Aprender a hacer confianza y el hecho
de tener miedo de que suceda algo grave o algún daño a la gente a quien
amo sólo atrae más el objeto de mi temor.
Otro conflicto muy común cuando la próstata está afectada, tiene relación con algo “fuera de las normas, sucio” y que tiene que ver con la sexualidad, no es el hecho de hacer el amor o no.
Ejemplo: Un señor tiene un cáncer de próstata, su
mujer no quiere tener relaciones sexuales. Éstas son muy escasas y no
satisfactorias. El “no puede” tener relaciones y busca otras. Su
secretaria es muy guapa y él busca conquistarla. Ella no accede a sus
peticiones y sigue la impotencia y el “no poder” tener relaciones
sexuales.
Cuando existe esta problemática de no poder, el
inconsciente biológico hace la próstata más grande (tumor, más células).
Es: “fuera de las normas, sucio” y tiene que ver con la sexualidad pero
no técnica, sino más bien con el órgano sexual.
Otro ejemplo más sutil, que se encuentra bastante frecuentemente en el adenoma o el cáncer de próstata, es cuando hay una gran diferencia de edad entre el hombre y la mujer, es: “fuera de las normas”.
Esto está fuera de nuestras normas. Lo aceptado en la
norma judeo-cristiana es que el hombre sea un poco mayor que la mujer,
algunos años es soportable. Pero cuando hay una gran diferencia está
fuera de la norma. Si el hombre tiene 60 años y la mujer 20 o menos, hay
gente que lo encuentra sucio y dicen: “que hace este viejo con la
joven”.
Obviamente es sexual, porque tienen relaciones, pero lo que se nota más es que es una relación entre alguien que es como un padre y su hija. No son dos jóvenes que se quieran de amor.
En el adenoma o el cáncer de próstata es muy frecuente la diferencia de edad. Es menos frecuente que la mujer sea mucho mayor que el marido.
Esta diferencia de edad provoca el conflicto clásico de: “no seré capaz de satisfacer a esta mujer”. Por ejemplo, si el hombre es mayor y la mujer más joven, a nivel sexual técnico pide más y el tiene el miedo de no poder hacerlo bien. Pero, para un hombre arcaico, hacerlo bien significa eyacular suficientemente. ¿Quién da la cantidad de semen? La próstata. Entonces hay un conflicto: “voy a ser un varón a la altura de mi joven hembra”. Pido a mi próstata trabajar más y voy a multiplicar las células. Entonces aparece un adenoma o un cáncer, según la intensidad del conflicto. “¿Voy a ser competente o no?”.
La próstata está vinculada al sentimiento de potencia y capacidad sexual. Ya que son frecuentemente los hombres mayores que padecen de trastornos de la próstata, debo preguntarme: ¿Estoy satisfecho y a gusto en mi sexualidad?
¿Vivo frustración, impotencia o quizás incluso confusión de cara a mi
sexualidad y también frente a mi búsqueda de una pareja quizás más
joven? ¿Sería mejor dejarlo todo?.
Quizás ahora me siento inútil,
ineficaz, incapaz de ser un “hombre verdadero”. Vivo el miedo intenso de
no estar en las normas sexuales implantadas por la sociedad.
Aprender a des culpabilizarme y a dejar de estar tenso en cuanto a la “excelencia” que requiere la sociedad por parte mía.
Tomar consciencia de mi valor no según mis “hazañas sexuales” sino mirando todas las bellas cualidades humanas que poseo.
CAÍDA DE PRÓSTATA:
Cuando cae la próstata, ejerce una gran
presión sobre la vejiga. Indica que tengo dificultad en soltar los
sentimientos de inutilidad que me he construido interiormente, la orina
representando la liberación de mis emociones negativas. Reconozco cada
vez más mi valía y sé que mi contribución a la sociedad es inestimable.
PROSTATITIS:
Puedo vivir decepción o frustración, bien
frente a lo que mi pareja espera de mis proezas sexuales, bien frente a
mí mismo porque me culpo por no ser más “viril”, más “excelente”. Opino
que soy viejo, “inútil, “acabado”. Es pues importante que acepte que mi
sexualidad puede haber cambiado y evolucionado con el tiempo, pero que
puede ser igual de excitante y completa.
LOS TESTÍCULOS:
El testículo como productor de espermatozoides, indica un grave conflicto de pérdida: “he perdido algo muy importante para mí”, como la muerte de un hijo por ejemplo, hay un grave conflicto de pérdida a nivel vital. En la función hormonal encontramos conflictos relacionados con la seducción.
Las dificultades que siento con mis órganos genitales me manifiestan un miedo, o una culpabilidad, vergüenza, desconfianza, pesares, ira…
Esta área está vinculada a mis gónadas (los testículos en el hombre,
los ovarios en la mujer) y la energía sexual vinculada a la sexualidad
es muy poderosa ya que tiene por primer objetivo perpetuar la especie.
Puede que use esta energía con malas
intenciones. La noción de placer vinculada a la sexualidad me pone en
contacto con una de mis necesidades fundamentales, el placer, y me
conecta con mi niño interior herido. Así, mi sexualidad puede llevarme a
poner en evidencia estos miedos, estas heridas, estos rechazos que
forman parte de mí.
Puedo no aceptarme en el cuerpo (sexo) que soy,
puede que viva un conflicto interior entre mis deseos físicos y los de
orden religioso o espiritual; si me da miedo decir “no” y si tengo
relaciones sexuales para evitar estar rechazado, miedo a perder el amor
de una persona, sólo con un objetivo egoísta… todas estas situaciones
pueden llevarme a tener dificultades a este nivel. Existe una confusión o
un conflicto interior, una dificultad en la comunicación y el
compartir. Siempre me siento respetado, considerado y tengo dificultad
en dar confianza a la gente.
Si mis padres deseaban a una hija y que soy un niño o viceversa, o bien que a mí mismo, me hubiese gustado más ser del otro sexo, esto me puede conducir a vivir problemas genitales porque
rechazo una parte de mi sexualidad y puede que me sienta culpable de
ser quien soy. Debo quitar toda culpabilidad para que mi sexualidad se
vuelva la expresión de mis cualidades amantes y de la atención que llevo
a los demás. Es importante que el amor sea presente en mis experiencias
sexuales y también cada vez que me mire en un espejo para aceptarme
cada vez más tal como soy.
Mireya Larruskain
Acompañante en Bioneuroemoción® Formada por Enric Corbera y el IeBNE
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fb:Bioneuroemoción Mireya Larruskain
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