Por una parte, es bueno nunca darse por vencido, pero por otra parte
hay momentos en los que necesitamos rendirnos a la voluntad de Dios.
Existe una delgada línea entre la perseverancia y la testarudez. Así que
¿Cómo podemos conocer la diferencia?
Si bien no todas las situaciones son iguales, existe una manera para
ayudarnos regularmente a conocer si la mejor decisión es continuar o
dejar ir.
Si sólo se trata de que obtengamos lo que queremos, probablemente estemos siendo testarudos y es mejor dejar ir.
Cuando el beneficio de los demás está en riesgo, es momento de nunca rendirse.
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