miércoles, 20 de abril de 2016

La biografía se convierte en biología (Caroline Myss)



Nuestro cuerpo contiene nuestra historia, todos los capítulos, párrafos, estrofas y versos, línea a línea, de todos los acontecimientos y relaciones de nuestra vida. A medida que avanza la vida, nuestra salud biológica se va convirtiendo en un relato biográfico vivo que expresa nuestras fuerzas, debilidades, esperanzas y temores.

Todos los pensamientos que ha tenido una persona han viajado por su organismo biológico y activado una reacción fisiológica. Algunos pensamientos son como descargas intensas que causan una reacción en todo el cuerpo. Un miedo, por ejemplo, activa todos los sistemas corporales; el estómago se tensa, el ritmo cardíaco se acelera y tal vez el cuerpo comienza a sudar.

 Un pensamiento amoroso puede relajar todo el cuerpo. Algunos pensamientos son más sutiles, y otros son incluso inconscientes. Muchos no tienen ningún sentido y pasan por el cuerpo como el aire a través de un visillo; no precisan atención consciente y su influencia en la salud es mínima. Sin embargo, cada pensamiento consciente, y muchos inconscientes, sí generan una reacción fisiológica.

Todos los pensamientos, al margen de su contenido, entran primero en los sistemas corporales en forma de energía. Aquellos que llevan energía emocional, mental, psíquica o espiritual producen reacciones biológicas que luego se almacenan en la memoria celular. Así, nuestra biografía se teje en nuestro sistema biológico, poco a poco, lentamente, día a día.

El agotamiento permanente y progresivo, que embota la claridad mental y emocional, es un síntoma energético que indica que algo va mal en el cuerpo. La mayoría de las personas no lo consideran un síntoma porque no duele. Pero si el agotamiento continúa, aun cuando la persona duerma más horas, el cuerpo trata de comunicarle que está “enfermo energéticamente”. Responder a ese mensaje en la fase de energía a menudo puede prevenir el desarrollo de una enfermedad.

Aceptar la idea de que todas las partes de nuestra vida, desde el historial físico y las relaciones hasta cada actitud, opinión y creencia que llevamos dentro, afectan a nuestra composición biológica es sólo una parte del proceso de curación. También hay que hacer que esa aceptación del plano mental pase al físico, introducirla en el cuerpo, sentir visceral y celularmente la verdad y creerla en su totalidad.
Es muy fácil aprender algo nuevo y limitarse a aplicar ese conocimiento despreocupadamente. La idea de que la biografía se convierte en biología supone que hasta cierto punto nosotros participamos en la creación de la enfermedad. Pero, y éste es un punto importantísimo, no debemos abusar de esta verdad culpándonos o culpando a los pacientes por contraer una enfermedad.

La enfermedad se desarrolla a consecuencia de comportamientos o actitudes que sólo entendemos que son biológicamente tóxicos cuando ya se han convertido en tóxicos. Solamente cuando la enfermedad nos obliga a revisar nuestras actitudes nos acercamos a la comprensión de que nuestras actitudes cotidianas de temor o amargura son, de hecho, sustancias biológicamente tóxicas.
fuente: SAIKU

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