martes, 24 de mayo de 2016

¡Recuerda!



Hay dos maneras de que te desvincules de tus falsas identidades.
Tú no eres lo que has estado pensando, sintiendo, imaginando, proyectando.
Eres simplemente la realidad de un estar presente.
 
Pase lo que pase, permaneces simplemente en la presencia. Eres presencia; esta identidad no puede romperse. Esta identidad no se puede negar. Todo lo demás puede ser denegado y desechado.
La presencia es el último sustrato, la última base. No puedes desmentirla, no puedes negarla, no puedes disociarte de ella.
 
Así que éste es el proceso: Aquello que no se puede desechar, aquello que no puede separarse de tí, eres tú; aquello que puede ser separado no eres tú.
Se presenta el dolor; unos momentos después puede que ya no esté, pero sí. La felicidad viene y se irá; ha estado y no estará, pero tú sí. El cuerpo es joven, después envejece...Todo lo demás va y viene — los invitados van y vienen — pero el anfitrión permanece el mismo.
Los místicos Zen dicen : No te pierdas en la multitud de los invitados.
Recuerda tu cualidad de anfitrión. Esa cualidad es presencia. Esa cualidad es la conciencia contemplando. ¿Cuál es el elemento básico que permanece siempre el mismo en ti? Sé eso únicamente, y no te identifiques con lo todo lo que va y viene.
 
Pero hemos llegado a identificarnos con el invitado. Realmente, el anfitrión está tan ocupado con el invitado, que olvida.
Mulla Nasruddin daba una fiesta para amigos y extraños. La fiesta era enormemente aburrida, y a media noche todavía no se había terminado. Entonces un extraño que no sabía que Mulla es el anfitrión le dice, 'No he estado nunca en una fiesta así, tan absurda. Parece que no vaya a acabar nunca, y estoy tan aburrido que creo que me voy a marchar.'
Mulla le contesta, ' Te iba a decir exactamente lo mismo. Yo tampoco he estado nunca en una fiesta tan aburrida y absurda. También estaba pensando en marcharme, pero no me atrevía. No tengo tanto valor como tú'. Y los dos se van juntos.
Entonces, en la calle Mulla se acuerda y dice: '“Aquí hay algo que no funciona, acabo de recordarlo: ¡yo soy el anfitrión! Así que perdóname pero, tengo que regresar'”.
Esto nos está pasando a todos: el anfitrión se pierde, el anfitrión es olvidado a cada momento.
El anfitrión es tu presencia contemplando. El dolor viene y el placer le sigue; hay felicidad y hay miseria. Y a cada momento, sea lo que sea que venga, te identificas con ello, te conviertes en el invitado. Recuerda al anfitrión. Cuando llegue la búsqueda, recuerda al anfitrión.
Hay muchas clases de invitados: placenteros, dolorosos; invitados que te gustarán, invitados que no te gustaría que fueran tus invitados; invitados con los que te gustaría convivir, invitados que te gustaría evitar, pero todos ellos son invitados.
Recuerda al anfitrión. Recuerda continuamente al anfitrión. Céntrate en el anfitrión. Mantén la cualidad del anfitrión; entonces hay una separación. Entonces hay una brecha, un intervalo: el puente se rompe. En el momento en el que se rompe el puente, se produce el fenómeno de la renunciación. Entonces estás en ello, y no perteneces a ello. Entonces estás ahí como huésped y aún así como anfitrión. No necesitas escapar del invitado; no es necesario.

Osho,  The Passion For the Impossible
Este título ya no se encuentra disponible por requerimiento de Osho

fuente: aqui

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