Generalmente pensamos en los comienzos y en los finales como dos
realidades opuestas, pero la verdad es que son iguales. Los nuevos
comienzos siempre nos desafían con la elección de enfocar nuestra
energía en la tristeza de lo que ha comenzado o en el entusiasmo y la
admiración por lo que nos espera.
De la misma forma en la que la medianoche es tanto el final del día y
el comienzo de uno nuevo, lo que parece ser un final es, por lo
general, sólo el comienzo.
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